La Iglesia pidió jubilaciones dignas luego de dedicarle el lavado de pies a los adultos mayores en Jueves Santo

A diferencia de otros años, el rito fue dedicado a la tercera edad, en clave de apoyo y crítica a la situación social que atraviesan

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La institución remarcó que la necesidad de buscar una unidad, con el fin de garantizar una mejor vida para las personas de la tercera edad (NA)

En el marco de la conmemoración del Jueves Santo, la Iglesia Católica lanzó un fuerte mensaje social al dedicar el tradicional lavado de pies a los jubilados. El arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, llevó adelante la ceremonia. “Démosle el dominio político al corazón”, reclamó. La acción fue impulsada por los curas villeros y sacerdotes de barrios populares.

Este año, la institución eligió acompañar a los adultos mayores en medio de la difícil situación económica que atraviesan. Tras anunciar que el lema de este año sería “A los pies de nuestros abuelos”, los organizadores exigieron: “Queremos reconocer su dignidad, que tengan medicamentos y todo lo que necesitan”.

Tal como indica la tradición religiosa, el acto litúrgico suele tener como protagonistas a sectores sociales vulnerables, a quienes se busca poner en el centro de la escena. La elección de los participantes por parte de las autoridades refleja un esfuerzo por visibilizar a aquellos que requieren asistencia y contención, reforzando el mensaje de solidaridad y apoyo hacia los más necesitados.

La celebración principal tuvo lugar en la parroquia Virgen Inmaculada, ubicada en el barrio porteño de Villa Soldati. Además de estar presidida por el arzobispo de Buenos Aires, a lo largo de la jornada también participaron los miembros de la Familia Grande Hogar de Cristo.

En el discurso que ofreció a todos los presentes, García Cuerva reclamó por una jubilación que permitiera “descansar con dignidad tras una vida de trabajo” a las personas de la tercera edad. En esta señal de solidaridad y denuncia, se hizo referencia a figuras eclesiásticas como los arzobispos Ángel Sixto Rossi y Marcelo Colombo, así como al papa Francisco, cuyas enseñanzas también fueron citadas en apoyo al reclamo.

De acuerdo con la información difundida por Noticias Argentinas, la Misa Crismal reunió a más de 400 personas, entre ellas religiosas, obispos y seminaristas. Finalmente, el acto culminó con una bendición papal con indulgencia plenaria del Año Santo y un emotivo canto de la Salve Regina.

El gesto de la Iglesia Católica se replicó en templos de todo el país, con el objetivo de reforzar un mensaje claro a la sociedad y, en particular, a la dirigencia política. Un mensaje que el representante religioso subrayó durante la misa que brindó en la Catedral Metropolitana.

Además de consagrar el Santo Crisma, bendecir los óleos y encabezar la renovación de las promesas sacerdotales, la ceremonia estuvo marcada por una peregrinación previa de curas, quienes partieron de la parroquia San Ignacio de Loyola hasta la Catedral, pasando por la Casa Rosada.

La peregrinación de sacerdotes rumbo
La peregrinación de sacerdotes rumbo a la Catedral Metropolitana (AICA)

Durante su homilía, García Cuerva expresó: “Démosle el dominio político al corazón”, y solicitó mayor unidad frente a la “realidad compleja y desafiante” que atraviesa el país. Asimismo, instó a no dejar a nadie fuera de la solidaridad y a vivir el ministerio sacerdotal con una vocación plena, sin excusas ni postergaciones.

Previo a esto, los sacerdotes y comunidades de barrios populares y villas del país y del Hogar de Cristo emitieron un comunicado, en el que remarcaron su preocupación por los jubilados. “Nos encontramos en tiempos de desencuentros y divisiones. Es fundamental caminar juntos, buscar unidad”, apuntaron.

“Cuando se rompe el tejido social, es necesario integrarnos y no dejar a nadie afuera. El Padre no quiere que se pierda nadie, dice Jesús”, reflexionaron al proponer: “En esta Semana Santa encontrarnos con Dios, que hace posible lo que para los seres humanos es imposible”.

En línea con esto, las autoridades sentenciaron que “el jubilado no está retirado de la vida”, y exigieron que “debe tener las condiciones adecuadas para disfrutar del tiempo libre, encontrarse con los hermanos y servir a los demás”.

No obstante, resaltaron que esta tarea sería imposible de llevar a cabo “si no le alcanza para alimentarse, tomar medicamentos y tener las comodidades que merece quien trabajó toda su vida”. Y concluyeron: “El buen descanso tiene raíces bíblicas y es parte esencial en la vida de un trabajador. En esa línea, debemos concebir la importancia de una jubilación digna”.