
Antes de que el Tribunal Penal 1 de Posadas condenara al ex diputado misionero Germán Kiczka a 14 años de prisión y a su hermano Sebastián Kiczka a 12 por hallarlos tras hallarlos culpables del delito de tenencia y facilitación de material de abuso sexual infantil (MASI), el mayor de los Kiczka pidió decir sus últimas palabras ante el Tribunal.
Sebastián Kiczka ya había aceptado ante el Tribunal que los videos de pornografía infantil eran exclusivamente suyos. Y que los miraba mientras consumía alcohol y drogas. Además, sostuvo que no sabía que era delito. Por eso, su abogado, Eduardo Paredes, no pidió la absolución, sino que se le imponga una medida de seguridad, una internación para atender trastornos.
“Señores jueces: 48 años tiene ‘el nene’. Ya se han agotado todas las oportunidades posibles”, argumentó el fiscal Antonio Glinka, quien junto con Martín Rau ejercieron la acusación en el juicio.
Para intentar revertir esta situación, Sebastián Kiczka pidió decir sus últimas palabras. Narró que fue llevado a hacer la pericia psicológica en malas condiciones, que le provocaron estrés. Según afirmó, no le informaron dónde lo llevaban, lo sacaron de la celda de castigo en la que estaba, le pusieron un chaleco antibalas y un casco y lo cargaron en una camioneta con personal uniformado y armado. “Me llevaron a Posadas. Y me pusieron en una celda medieval. Hasta había ratas”, relató.

Otro acto extremo fue el que presentó el abogado del exdiputado Germán Kiczka, Gonzalo de Paula. El letrado intentó anular todo el proceso a partir de nulidades formales que, según contrastó Fiscalía, debieron haberse presentado en etapas anteriores. Por otro lado, ninguna tenía carácter sustantivo de cara al fondo de la investigación.
Uno de los momentos más duros del alegato fue cuando la Fiscalía expuso videos encontrados en los dispositivos. El objetivo fue certificar que se trataba de niños menores de 13 años. Durante la proyección, que fue restringida solo al Tribunal y a las partes, los acusados se mostraron incómodos. “Este video en particular me arruinó la vida -confesó el fiscal Glinka- Y ahora se las va a arruinar a ustedes”, agregó.
Asimismo, Glinka hizo un repaso de todas las pruebas que se juntó durante las pesquisas para corroborar el abuso de Sebastián Kiczka a una menor de 15 años. El acusado le mandaba mensajes y fotos sexuales a la chica, además de tocarla en sus partes íntimas y besarla en la boca en el baño de un gimnasio de Apóstoles.

A esto, Paredes sumó el criterio de que el “testigo único no puede sustentar una acusación”. Y criticó el método utilizado en la Cámara Gesell en la que declaró la menor. “Es un cliché decir que hay que creer a la víctima”, alegó.
El Tribunal echó por tierra toda esta construcción. En el punto 2 del anticipo de sentencia dado a conocer el miércoles por la noche, rechazó la nulidad e incluyó el abuso en la condena al mayor de los Kiczka. Al igual que ocurrió con la pena, la doctora Viviana Cukla votó en disidencia.
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