
El Gobierno inició esta tarde un nuevo rally de reuniones con los gremios para continuar con los intentos, hasta ahora frustrados, de destrabar el conflicto entre los trabajadores de las fábricas de neumáticos y las patronales, que empeoró en los últimos días y podría frenar la producción de vehículos en pocas semanas. Luego de la intervención del titular de Hacienda, Sergio Massa, anteayer, que terminó con la amenaza del Gobierno de abrir las importaciones para evitar los faltantes, esta tarde el ministro Claudio Moroni se encuentra reunido en la sede de Trabajo con el jefe del SUTNA, Alejandro Crespo, y representantes de las patronales; mientras que Alberto Fernández recibió esta tarde, durante más de una hora, al jefe de Camioneros y uno de los directivos de la CGT, Pablo Moyano, que se ofreció para oficiar como mediador.
El Presidente se había reunido anoche en Olivos con Moyano, que acababa de amenazar con dejar la CGT porque se sentía relegado de los diálogos entre los otros dos miembros de la cúpula de la central sindical y la Casa Rosada. Durante la cena, de la que también participaron Omar Plaini y “Paco” Manrique, el camionero confirmó que retrocedería a pesar de las advertencias, y se quedaría en la central sindical, aunque la interna cegetista seguirá latente. Y llevó al Presidente una lista de puntos vinculados con las paritarias.
Pero en la conversación también se coló el problema con Sutna, el gremio de izquierda que lidera a los trabajadores de FATE, Bridgestone y Pirelli, las empresas productoras de neumáticos que frenaron su producción en varias terminales a raíz de las medidas de fuerza de los trabajadores. Anoche, Moyano se ofreció como interlocutor en ese problema que desvela al Presidente, a Massa y a Moroni, confirmaron fuentes oficiales. Principalmente, adujo que podía ser útil por la buena relación que mantiene con Crespo, un hecho que buscó dejar en evidencia anteayer, cuando firmó un comunicado de apoyo a SUTNA, en conjunto con la CTA, que luego fue reproducido en las redes de los trabajadores de neumáticos.

En principio, la Casa Rosada está esperanzada en el aporte de Moyano para solucionar el conflicto que desvela al Gobierno. Los motivos del referente cegetista para ayudar no están claros, pero en principio, evaluaban en Gobierno, la contribución al Gobierno podría posicionarlo mejor en la pelea con sus rivales de la CGT, Héctor Daer y Carlos Acuña.
Moyano, pudo saber Infobae, conversó con Crespo por la mañana, y luego recibió al secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello. Por la tarde, pasadas las 15, se presentó en la Casa de Gobierno junto a dos de sus principales aliados, Omar “Paco” Manrique, hombre fuerte de SMATA, y el canillita Omar Plaini, para seguir las conversaciones con Alberto Fernández en su despacho. Se retiró pasadas las 17, con la promesa de que llevaría un mensaje de buena voluntad del Presidente para destrabar la puja salarial.
En Balcarce 50 se distanciaron de la posición, mucho más dura, que exhibió días atrás Hacienda. “Massa salió por las suyas. Alberto quiere resolver el conflicto, y va a hacer todo lo que esté a su alcance. Lo de Moyano lo tomamos como un instrumento más”, dijo un colaborador del primer mandatario.
Mientras habla con Moyano, el Presidente triangula con Moroni, que se encontraba reunido esta tarde, desde las 14, con Crespo y titulares de las patronales, en la continuación de la complicada reunión de ayer después de un cuarto intermedio. El contenido de la charla de hoy, y los participantes, se mantenían en reserva. Sólo dejaron saber que estaban Crespo y Moroni, y esperaban que se prolongara por varias horas. Así fue: después de las 19.30 las conversaciones seguían. “Es una negociación que Dios quiera termine bien y pronto”, dijo un alto funcionario nacional, inquieto.
La principal preocupación de Alberto Fernández, que hace meses está prácticamente apartado de la toma de decisiones, es resolver un problema que genera alta repercusión porque podría frenar la producción -nada menos que- de la industria automotores. Pero no hay garantías. Esta tarde, un referente de SUTNA le dijo a Infobae que en el gremio reina la incertidumbre, y agregó que están dispuestos a continuar con las medidas de fuerza a menos que reciban una respuesta de las patronales que esté a la altura de sus pretensiones. Mientras tanto, acusan al Gobierno de “jugar para el lado de las empresas”.
Desde abril, los trabajadores pusieron en marcha un plan de lucha para exigir un aumento por paritarias del 20 por ciento, más un 15 por ciento sobre las horas trabajadas durante los fines de semana (plantean que las horas trabajadas sábados y domingos se paguen al 200%). El conflicto se agravó en las últimas semanas, cuando recibieron, de parte de las compañías, proyecciones por debajo de sus expectativas para la paritaria 2022-2023, mientras la inflación para este año se perfila entre el 90 y el 100 por ciento.
El martes, luego de la tensa reunión con Massa y de la fuerte advertencia del ministro sobre la posibilidad de impulsar una apertura de la importación de neumáticos, Crespo le respondió con dureza en una conferencia desde la sede del gremio: “Les van a dejar importar neumáticos con los dólares que el Estado no tiene”, lanzó. Y adujo que sería más económico y racional que las empresas aumenten los salarios de los 5.000 afiliados. Los trabajadores sostienen que las empresas sólo destinan un 2 por ciento de su rentabilidad para la masa salarial y resaltan que cada año obtienen “premios por sus exportaciones”, porque venden al valor del dólar paralelo.
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