Bomberos de Lima sufren por el caos navideño: el tráfico retrasa su llegada y pone en riesgo la atención de emergencias

El Mercado Central y el Triángulo de Grau concentran los mayores bloqueos. Los ambulantes, postes y macetas impiden el giro de las unidades y duplican los tiempos de llegada

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La temporada de fin de año convierte las calles del Centro de Lima en un laberinto que obstaculiza la labor de los bomberos. (Latina)

En el centro de Lima, la llegada de las fiestas de fin de año convierte las calles en un escenario repleto de obstáculos y aglomeraciones que dificultan el trabajo de los bomberos. El Mercado Central y sus alrededores se transforman en un laberinto de carretillas, puestos ambulantes y multitudes, donde cada minuto cuenta para salvar vidas. Durante un recorrido realizado junto al personal de bomberos, se evidenció la magnitud de las dificultades presentes en estas fechas, cuando la informalidad y el tráfico paralizan el acceso a zonas críticas.

La congestión incluye tanto la gran cantidad de personas como rejas cerradas y paraderos de vehículos que impiden el paso fluido de las unidades de emergencia. “Un paradero de carros. Están, mira, todas las carretillas de cosas. Y si queremos pasar al frente, no podemos. A veces, esta reja no hay nadie que la abra tampoco”, relató uno de los bomberos, mientras señalaba los distintos impedimentos.

El panorama es aún más serio en intersecciones como la de Andahuaylas con Santa Rosa, donde la densidad de público vuelve casi imposible el desplazamiento de camiones de bomberos. “Miren la cantidad de personas que están acá posadas”, señaló un miembro del equipo, resaltando la dificultad de maniobrar en espacios tan reducidos. Incluso en los primeros días de la temporada navideña, la afluencia masiva de visitantes ya anticipa un riesgo elevado para la atención de emergencias.

Tiempos de respuesta al límite

La temporada de fin de
La temporada de fin de año convierte las calles del Centro de Lima en un laberinto que obstaculiza la labor de los bomberos.

El tiempo de respuesta resulta decisivo en el trabajo de los bomberos y sufre un impacto significativo bajo estas condiciones. “Si ya normalmente los tiempos de respuesta acá en Lima, ciudad capital, oscilan entre quince y veinte minutos, yendo a cinco kilómetros por hora o quizá menos, pues estos tiempos pueden elevarse incluso hasta los veinte o treinta minutos, pues solamente para poder llegar. Y estamos hablando de las compañías que estamos aquí en el centro histórico”, explicó un bombero, dejando claro el efecto directo del tráfico y la ocupación informal de las vías.

En jirón Ayacucho, una simulación de incendio permitió comprobar la capacidad real de reacción ante emergencias. “Cuando ocurre un incendio en esta zona de Lima, la propagación es muy rápida. De cinco y diez minutos que no nos tardemos en llegar, probablemente ya estemos frente a un incendio de grandes proporciones”, advirtió un integrante del cuerpo de bomberos, subrayando la urgencia de una llegada oportuna.

Asimismo, obstáculos físicos como postes y macetas aportan complicaciones adicionales. “Mira, ahí están los palitos. Están enterrados en el suelo. Si no hubiera ese palito, yo me pudiera pasar o doblo a la izquierda. No puedo pasar”, indicó un bombero durante la maniobra en los estrechos espacios entre jirón Inambari y jirón Andahuaylas. Ni siquiera la presencia de efectivos de serenazgo asegura el acceso. “Pese a que tenemos ahí un efectivo de serenazgo que está abriendo un poco, igual está siendo bastante difícil poder acceder”, describió el equipo, mientras productos y carretas ocupaban ambos lados de la vía.

La lentitud en el avance se traduce en cifras alarmantes: “Ya tenemos más o menos diez minutos de recorrido para avanzar seis cuadras. Seis cuadras en diez minutos. O sea, eso es lo que nos preocupa. Acá vamos a llegar con un incendio totalmente declarado y que se va a convertir en un incendio de proporciones, ¿no?”, expresó un bombero.

Más allá del Mercado Central

El Mercado Central y zonas
El Mercado Central y zonas aledañas presentan congestión extrema, comercio informal y rejas cerradas que impiden maniobrar.

El problema se extiende fuera del Mercado Central. En la ruta hacia el Triángulo de Grau, el tráfico y la ocupación de las vías por comerciantes informales afectan otras arterias vitales. “Normalmente, en una hora libre de tránsito, deberíamos tardar tres o cuatro minutos. Pero ahora, con el tráfico que vamos a encontrar, se van a dar cuenta de que podemos demorar entre diez y quince minutos solo para llegar a la zona del Triángulo de Grau, que es el jirón Montevideo con Inambari, si no me equivoco. Los comerciantes no solo ocupan las veredas, sino también las intersecciones; reducen el ancho de la vía... Y ante una situación de emergencia, tenemos que detenernos, orillarnos a la derecha... Todos los días el tránsito es caótico”, relató un bombero.

Entre las acciones para mejorar la situación, destaca la realización de pruebas de giro en esquinas conflictivas. “La idea es ver si es posible que la unidad pueda dar el giro. En caso no lo pueda hacer, entonces se coordina con la municipalidad para el retiro de este poste. Lo mismo ocurre con las macetas que tenemos acá a tan solo unos metros”, explicó el equipo, mientras documentaban obstáculos que deben ser removidos para facilitar el paso.

La colaboración ciudadana y la coordinación con autoridades resultan esenciales. Las emergencias no esperan y mientras existan obstáculos en el camino, la llegada de los bomberos será cada vez más lenta. “Colaborar con ellos en su labor es una responsabilidad”, concluyó el equipo, remarcando la urgencia de adoptar soluciones para garantizar a los bomberos condiciones adecuadas en su misión.