Estos son los dos tipos principales de enfermedad del hígado graso: alcohólico y no alcohólico

El hígado graso no es una condición única, sino un espectro de posibles afectaciones, algunas reversibles y otras más peligrosas

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El hígado graso no alcohólico
El hígado graso no alcohólico se define como la acumulación de grasa en el hígado en ausencia de consumo excesivo de alcohol (Freepik)

La salud hepática es clave para nuestro bienestar general: el hígado realiza funciones vitales como procesar nutrientes, filtrar toxinas, producir proteínas esenciales y regular el metabolismo. En el Perú, muchas de las enfermedades que afectan a este órgano pasan desapercibidas, lo que convierte en urgente promover la conciencia sobre su cuidado. Según cifras citadas por el Seguro Social de Salud (EsSalud), alrededor del 30 % de la población nacional podría tener hígado graso.

Además, recientes campañas de salud en centros como el Hospital Nacional Daniel Alcides Carrión indican que en exámenes realizados a personas con factores de riesgo, más de la mitad presentaron hígado graso. Estas alarmantes cifras muestran que el hígado graso es una afección silenciosa y extendida, y una puerta de entrada hacia enfermedades más graves como la cirrosis. Por ello, es fundamental conocer los distintos tipos de hígado graso, sus factores de riesgo y cómo prevenirlos.

¿Qué es el hígado graso alcohólico?

La enfermedad del hígado graso alcohólico (EHGA) ocurre cuando el exceso de alcohol ingresa al cuerpo de manera frecuente o prolongada, y el hígado responde acumulando grasa en sus células. Con el tiempo, ese depósito graso puede alterar las funciones hepáticas, provocar inflamación y, en casos graves, evolucionar hacia fibrosis o cirrosis hepática.

El hígado graso no alcohólico
El hígado graso no alcohólico puede evolucionar hacia inflamación, fibrosis, cirrosis e incluso cáncer de hígado (Shutterstock)

El mecanismo se debe a que el alcohol se metaboliza en el hígado, produciendo sustancias tóxicas y estrés oxidativo, lo que dificulta la capacidad del órgano para procesar grasas. Además, el consumo de alcohol excesivo suele acompañarse de malos hábitos nutricionales que agravan el daño. Este tipo de hígado graso es particularmente conocido, pero su diagnóstico muchas veces llega tarde, cuando ya hay daño hepático significativo. Por eso, reducir o eliminar el consumo de alcohol y mantener un estilo de vida saludable son claves para prevenirlo.

¿Qué es el hígado graso no alcohólico?

El hígado graso no alcohólico (EHGNA) se define como la acumulación de grasa en el hígado en ausencia de consumo excesivo de alcohol u otras causas claras como hepatitis viral crónica o medicamentos.

Este tipo se ha vuelto cada vez más común, tanto mundial como en el Perú, por el aumento de factores de riesgo como la obesidad, la diabetes, la resistencia a la insulina, la dislipidemia y la hipertensión arterial. En un estudio en pacientes obesos sometidos a cirugía bariátrica en Lima, se halló que una proporción muy alta tenía esteatosis hepática y que, dentro de esos casos, muchos tenían una forma más agresiva llamada esteatohepatitis no alcohólica (NASH).

El hígado graso alcohólico ocurre
El hígado graso alcohólico ocurre cuando el exceso de alcohol ingresa al cuerpo de manera frecuente o prolongada (Infobae México/ Jovani Pérez)

La EHGNA suele ser asintomática, por lo que muchas personas desconocen que la padecen hasta que existen alteraciones en exámenes de sangre, pruebas de función hepática o ecografías abdominales. Si no se detecta ni se trata (mediante cambio de hábitos, control de peso, dieta saludable y ejercicio), la EHGNA puede evolucionar hacia inflamación, fibrosis, cirrosis e incluso cáncer de hígado.

Otros tipos y variantes de hígado graso

Además de las formas clásicas (alcohólica y no alcohólica), la investigación médica considera que puede haber variantes dependiendo de distintos factores de riesgo. Por ejemplo:

  • Cuando la esteatosis hepática ocurre en personas con otras comorbilidades como infección viral, enfermedades metabólicas complejas o situaciones especiales como infección por VIH, tratamiento con ciertos fármacos o condiciones inmunológicas. Un estudio reciente reportó que entre personas con VIH, un porcentaje importante presentaba hígado graso, incluso sin obesidad.
  • Cuando el hígado graso va acompañado de inflamación y daño celular, en cuyo caso se puede desarrollar NASH, una forma más agresiva que aumenta el riesgo de fibrosis, cirrosis o daño hepático severo.

Estas variaciones evidencian que el hígado graso no es una condición única, sino un espectro de posibles afectaciones (algunas reversibles y otras más peligrosas) que dependen del contexto clínico, los hábitos de vida y factores individuales.