Tras cuatro años alejado de la pantalla chica, Jesús Neyra regresa a la ficción con 'Luz de Luna 4′, interpretando a ‘Rodolfo’, un exfutbolista con una doble discurso: carismático y alegre en apariencia, pero con un lado violento y controlador con su pareja que refleja realidades muy presentes en nuestra sociedad.
En esta conversación con Infobae Perú, el actor de 35 años abre su corazón y habla sobre los desafíos de su personaje, su relación con el deporte, su encuentro con su expareja Jazmín Pinedo, y lo que piensa del futuro del cine nacional.
“Volver a Del Barrio fue como volver a casa”
Jesús, coméntame primero sobre tu regreso a las novelas. ¿Cómo así aceptaste este proyecto?
Para mí siempre fue un placer trabajar con Michelle Alexander y con Del Barrio Producciones. Había pasado un tiempo haciendo audiciones para distintos proyectos, pero las ganas de volver siempre estuvieron ahí. Cuando llegó Luz de Luna y este personaje, sentí que era el momento correcto. Rodolfo es un personaje complejo, pero con un mensaje potente. Me estoy divirtiendo mucho, aunque también siento una gran responsabilidad al representar este tipo de historia.
¿Hace cuánto no participabas en una telenovela?
Alrededor de cuatro años. Lo último en televisión fue ‘El Gran Chef Famosos’, que fue una experiencia muy linda. Aprendí bastante —sobre todo a cocinar—, aunque los realities me ponen en una situación incómoda. Me cuesta ser “yo mismo” frente a cámaras, pero igual lo disfruté.

“Rodolfo tiene una masculinidad frágil, como la de muchos en nuestro país”
Tu personaje es un exfutbolista y también una persona violenta. ¿Qué te llamó la atención para aceptar dicho papel?
Lo primero fue su relación con el deporte. Yo fui futbolista y mi papá también lo fue, así que tengo una conexión fuerte con ese mundo. Rodolfo representa ese lado criollo, oportunista y alegre del futbolista, pero también su parte oscura. Sus sombras son escalofriantes: ama a sus hijos, pero no sabe amar bien. Es una masculinidad frágil. Su inseguridad se convierte en violencia, y eso lo vuelve muy humano, pero también muy doloroso.
¿Cómo te sientes interpretando a un personaje violento en un país donde los feminicidios siguen siendo una realidad diaria?
Es difícil. Hay una sensación encontrada. A veces la gente se confunde y glorifica a personajes así. Una vez un repartidor de Rappi me dijo: “¡Así es, ah! ¡Muy bien!” Y me quedé sin palabras. Eso te hace ver cuánto se ha normalizado la violencia.
Pero también siento que mostrarlo sirve para generar conversación. Si una persona en casa reflexiona al ver a Rodolfo, si alguien decide no tolerar más la violencia, entonces valió la pena.
¿Qué mensaje te gustaría que el público se lleve?
Que en el amor no hay violencia. Ni en la crianza. Quienes recurren a la violencia, lo hacen porque no encuentran las palabras para expresar lo que sienten. Pero la violencia nunca puede ser un camino, ni un final.
Has dicho que Rodolfo representa a muchos hombres peruanos. ¿Qué tan grave crees que es ese machismo en nuestra sociedad?
Es grave, sin duda. El hombre peruano, o mejor dicho, el “macho peruano”, ha crecido dentro de estructuras muy claras y primitivas. Se comporta en grupo, busca un líder, imita. Es una cultura de manada.
Hay poca reflexión individual. Esa falta de empatía, esa omisión del otro es lo que genera la violencia. Y claro, también tiene que ver con la educación, la familia y los valores. Pero llega un punto donde uno tiene que asumir su responsabilidad y decir: “Esto no está bien”.

“Ahora interpreto a un padre y eso también me conecta con mi edad y mis sueños”
Es la primera vez que interpretas a un padre en una novela. ¿Cómo lo viviste?
Sí, es la primera vez. No lo había pensado hasta que llegué al rodaje y vi a mis hijos en la ficción. Uno de doce y otra de veintiún años. Me cayó el veinte: “Ya tengo la edad para ser papá”. (ríe) Pero me gusta. Es otra etapa, otra mirada del trabajo. Ahora disfruto ver a los actores jóvenes, compartir con ellos y pensar en construir industria.
¿Te gustaría ser papá en la vida real?
Sí, claro. Es uno de mis sueños. No sé cuándo, pero sí. Por ahora tengo dos mascotas, una gatita y una perrita, que son como mis hijas (ríe).
Su encuentro con Jazmín Pinedo: “Hay respeto”
En la promoción de la novela fuiste al programa de Jazmín Pinedo y ese encuentro fue viral. ¿Cómo te sentiste?
No sabía que había sido tan viral. No veo mucho mis redes. Fue una bonita entrevista, un momento interesante, y nada, volver a trabajar.

¿Ustedes conservan una amistad?
No, ninguna. Pero sí, mantenemos una relación de respeto, y creo que eso es lo más importante.
¿Crees que es posible mantener una relación sana después de haber sido pareja?
Sí, completamente. Creo que la adultez te da una perspectiva distinta también sobre las cosas. El respeto siempre va a estar.
“El deporte me da estructura y me enseña a no rendirme”
Tienes una fuerte conexión con el deporte. ¿Qué papel juega el deporte en tu vida y de qué manera te ha ayudado a nivel personal o tu carrera actoral?
Me ha dado estructura. Me levanto temprano, entreno, descanso bien. Antes era nocturno, ahora soy diurno. Practico triatlón desde hace un par de años y ha sido transformador.
Es un deporte exigente, pero sobre todo mental. Hay un momento en la carrera que llaman “la pared”: tu cuerpo se rinde, pero tu mente dice “no pares”. Y sigues. Eso me ha enseñado mucho como persona y como actor.

“El cine peruano necesita orgullo y empatía”
¿Qué opinas sobre la polémica que se ha creado alrededor de Yiddá Eslava y su película ‘La Habitación Negra’?
Solo la gente que trabaja en este medio sabe lo realmente difícil que es hacer cine en el Perú. No hay inversión, ni auspicio, ni políticas que lo apoyen. Mucha gente critica sin dimensionar lo que cuesta levantar una película.
Es fácil comentar de algo que es muy difícil de hacer. Sea malo, bueno, regular, tibio o lo que sea, el arte es completamente subjetivo. Y aunque se genere polémica, no hay marketing malo: al menos se está hablando de cine.
Lo que sí me preocupa es el nivel de importancia que se le da a personas que realmente no tienen que hablar sobre cosas que no saben, yo no me pondría a hablar de política porque no soy politólogo.
¿Qué crees que falta para que el público peruano apoye más el cine nacional?
Creo que falta orgullo y empatía. En Perú nos sentimos orgullosos de la gastronomía o del fútbol cuando triunfan, pero no del cine. Si le diéramos al cine el mismo apoyo que le dimos a la Selección o a la comida peruana, otra sería la historia. El cine también comunica, también forma identidad. Hay que dejar de verlo como algo elitista y entender que es parte de nuestra cultura.
Para cerrar, ¿invita al público para que vea 'Luz de Luna 4′?
Los invito a verla de lunes a viernes a las 10:00 pm por América Televisión. Espero que disfruten el trabajo y, sobre todo, que los haga pensar.

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