Autismo: vacunas, trauma y otros mitos sobre el origen del Trastorno del Espectro Autista

La ciencia actual considera que el autismo tiene un origen multifactorial, es decir, que resulta de la interacción entre factores genéticos y ambientales

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El autismo influye en la
El autismo influye en la forma en que una persona percibe el mundo, se comunica y se relaciona (AdobeStock)

Las recientes declaraciones de Rafael López Aliaga, realizadas el domingo 2 de noviembre durante un evento partidario, han despertado la polémica. El candidato a la presidencia por Renovación Popular afirmó que durante la cuarentena por la covid-19 aumentaron los casos de autismo debido a la pandemia y las medidas de confinamiento. “Por la salvajada de Vizcarra, ha crecido mucho el autismo”, dijo en referencia al expresidente Martín Vizcarra y al confinamiento impuesto durante 2020.

Estas afirmaciones, además de carecer de sustento científico, reflejan una problemática más profunda: la persistencia de mitos y desinformación en torno al Trastorno del Espectro Autista (TEA). A pesar de los avances de la neurociencia y la psicología, todavía circulan creencias erróneas que culpabilizan a las madres, las vacunas o incluso la alimentación por la aparición del autismo.

Es fundamental aclarar que el autismo no es una enfermedad ni un efecto colateral de la pandemia. Es una condición del neurodesarrollo que se manifiesta desde los primeros años de vida y que influye en la forma en que una persona percibe el mundo, se comunica y se relaciona. Sin embargo, su origen sigue siendo motivo de confusión, alimentada por teorías falsas y discursos públicos irresponsables como el de López Aliaga.

Autismo: vacunas, trauma y otros mitos sobre el origen del TEA

Es posible y necesario ofrecer
Es posible y necesario ofrecer apoyos adecuados en comunicación, educación e integración social para las personas con autismo (Freepik)
  • “Las madres frías causan autismo”: durante las décadas de 1950 y 1960, el psiquiatra Bruno Bettelheim popularizó la teoría de las “madres nevera”, según la cual el autismo era causado por una falta de afecto materno. Esta idea profundamente misógina y dañina responsabilizaba a las mujeres de la condición de sus hijos. Décadas después, la ciencia desmintió por completo esta teoría: el autismo no tiene relación con la crianza ni con la calidad del vínculo afectivo. De hecho, muchos padres y madres de personas autistas han sido víctimas de culpa y estigmatización por ideas como esta.
  • “Las vacunas causan autismo”: probablemente, este sea el mito más extendido. Surgió a partir de un estudio publicado en 1998 por Andrew Wakefield en The Lancet, en el que se sugería una relación entre la vacuna triple viral (sarampión, paperas y rubéola) y el autismo. El estudio fue posteriormente retractado por fraude científico: se demostró que Wakefield había manipulado datos y tenía intereses económicos. Desde entonces, múltiples investigaciones con millones de niños en todo el mundo han confirmado que no existe ninguna relación entre las vacunas y el autismo. La Organización Mundial de la Salud (OMS), los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y el Ministerio de Salud (Minsa) coinciden en ello. Las vacunas son seguras y salvan vidas.
  • “El autismo es causado por un trauma o una mala alimentación”: otra creencia popular es que el autismo se origina a partir de un trauma emocional en la infancia o de una alimentación deficiente. Esta idea carece de base científica. Si bien los traumas pueden afectar el desarrollo emocional de un niño, no alteran su estructura neurológica de la forma en que lo hace el autismo. En cuanto a la dieta, aunque algunas personas autistas pueden tener sensibilidades alimentarias o gastrointestinales, la alimentación no causa el autismo.
  • “El autismo se cura”: este mito parte de la idea errónea de que el autismo es una enfermedad que debe ser “tratada” o “revertida”. El autismo no se cura porque no es una enfermedad, sino una forma diferente de procesar la información y percibir el entorno. Lo que sí es posible y necesario es ofrecer apoyos adecuados en comunicación, educación e integración social, para que las personas autistas puedan desarrollarse plenamente según sus propias capacidades.

¿Qué se sabe sobre el origen del autismo?

Otra creencia popular es que
Otra creencia popular es que el autismo se origina a partir de una alimentación deficiente o que existe un “gen del autismo” (Imagen Ilustrativa Infobae)

La ciencia actual considera que el autismo tiene un origen multifactorial, es decir, que resulta de la interacción entre factores genéticos y ambientales, sin que ninguno de ellos sea, por sí solo, determinante.

  • Factores genéticos: no existe un “gen del autismo”, sino múltiples variaciones genéticas que pueden aumentar la probabilidad de que un niño desarrolle esta condición. Tener antecedentes familiares de TEA también incrementa ligeramente el riesgo.
  • Factores ambientales: estos no deben confundirse con causas externas como las vacunas o la crianza. Se refieren a condiciones biológicas y prenatales, como la edad avanzada de los padres, ciertas infecciones durante el embarazo, exposición a contaminantes o complicaciones en el parto. Ninguno de estos factores explica por sí solo la aparición del autismo, pero pueden influir en su manifestación en individuos genéticamente predispuestos.