
La primera vez que entrevisté a Nito Mestre estaba feliz. Acababan de devolverle un álbum de fotos y recortes que había elaborado con mucho cuidado, hasta que el temor por la represión en la Argentina de aquellos años alejó a la banda del estudio donde solían ensayar. Allí, Nito había dejado el álbum, pero no pudo volver nunca a recogerlo. Un antiguo empleado lo encontró y, como fan de Sui Generis, se convirtió en celoso guardián de aquel tesoro que conservó perfectamente incólume durante más de 40 años, desde mediados de 1975. Finalmente, tras una búsqueda a través de las redes sociales, Nito encontró a la familia y al antiguo empleado del estudio que conservaba esos recortes de diarios, afiches y distintos recuerdos de los mejores días del grupo que formó junto a Charly García y al que también se sumaron luego Rinaldo Rafanelli y Juan Rodríguez. Le pidieron una única condición para la devolución: que cenara con ellos. Y así lo hizo. Entre mates y risas recuperó una parte importante de su vida.
De ese modo, multitud de recuerdos vividos entre 1968 y 1974 volvieron a la memoria de Nito. Antes de ser un dúo, Sui Generis fue un sexteto, pero tras la deserción de varios miembros quedaron solo Nito y Charly. Después de tres discos —Vida, Confesiones de invierno y Pequeñas anécdotas sobre las instituciones— empezó a surgir cierto agotamiento. Por eso, el álbum de recortes de Nito solo registra hasta fines del 74. Los últimos meses, hasta la despedida del 5 de setiembre de 1975 en el Luna Park de Buenos Aires y la separación definitiva, Nito se sentía desconectado. Charly y él siguieron sus propios rumbos: primero, PorSuiGieco, como para terminar de despedirse, junto a León Gieco, Raúl Porchetto y María Rosa Yorio, entonces pareja de Charly. Más tarde, mientras García experimentaba el rock progresivo en La máquina de hacer pájaros o Serú Girán, Nito retomaba sus raíces folk con Los desconocidos de siempre. Después llegaron los 80, la carrera solista, las presentaciones exitosas, los dúos en vivo, algunos buenos discos, el exceso de alcohol. Y tras su desintoxicación a fines de los 90, Nito recuperó la emoción por Sui Generis. El 2000 se reencontró musicalmente con Charly, lanzaron Sinfonía para adolescentes y nos regalaron un inolvidable concierto ante más de 20 mil personas en el recién inaugurado Estadio Monumental el 18 de enero del 2001.
Más de 20 años después de aquella cita, Nito Mestre se ha convertido en un asiduo visitante a Lima, de la que aprecia su gente y su comida. Quizás por eso, en esta ocasión ofrece una delicatessen: la experiencia de escuchar los clásicos de Sui Generis acompañado por una orquesta sinfónica, una oportunidad excepcional para disfrutar aquellas letras entrañables e imperecederas con arreglos de vientos, cuerdas y más: cada canción será un espectáculo por sí misma. Como para demostrar que es larga la carretera, cuando uno mira atrás. Después de todo, Dios es empleado en un mostrador: da para recibir.
— Aquel álbum de recortes que recuperaste, según me contaste entonces, pensabas usarlo como base para hacer un libro…
Mira, Ricardo, la posibilidad siempre está ahí dando vueltas. Lo que pasa es que es una cosa que hay que ver con cuidado. Y ponerlo ahí como para hacer algo de museo, no me sale. Lo que sí, estoy utilizando la información que tiene adentro, principalmente la que tiene sobre todos los shows que hicimos desde el comienzo hasta noviembre del 74, que es cuando le dejé de dar bolilla.
— Justo hace poquito ha salido un libro sobre su historia…
Y, eso sí, hay un amigo que escribió un libro que se llama Todo Sui Generis (los autores son los periodistas Lucas Fernández y Freddy Berro). Él venía, me empezaba a preguntar algunos datos, y yo iba consultando con el álbum. Buscaba datos, afiches, fotos. Este libro está fresco, muy fresco, acaba de salir en setiembre en Argentina. Es un libro muy grueso, que tiene mucha información, sobre todo técnica. No es contar toda la historia. Es una historia, pero está escrita de una manera distinta, con un desarrollo enorme de los datos precisos, en un estilo particular, más que todo informativo. Pero han servido todas las precisiones de la carpeta, si no, era imposible recuperar esa información.
— Hay cosas que no te hubieras acordado de ninguna manera si no lo revisabas ahí…
No, no, porque ahí están escritas las fechas exactas. Entonces, si alguien me dice: “Nito, me parece que sí estuviste en tal fecha o en esta otra”, yo digo: “Esperá un poquito, voy a la carpeta”. Y ahí está todo escrito. Hay fotos con sus fechas correspondientes. Hay algunos afiches de la época, un afiche original de PorSuiGieco, por ejemplo. Pero todo eso está pegado en la carpeta, yo no puedo despegarlo.

— Nito, sé que la pregunta puede ser un poco típica, pero se cae de madura. Cuando piensas en aquel 5 de septiembre del 75, la noche del Adiós Sui Generis, ¿Qué es lo primero que se te viene a la cabeza?
Que hacía frío (risas). Que hacía frío y era un día feo. (más risas). Eh, no, ya en serio, lo primero que me viene a la cabeza son pequeñas imágenes de entrar al Luna Park y pensar “El sonido de este lugar va a ser horrible”. Porque entonces era un enorme local para boxeo, no estaba preparado para la música, era techo de chapa y yo, al llegar, antes de que ingresara la gente, pegué un grito para medirle el eco, para ver cómo iba a sonar y escuché “Ah”. Seco. Y digo, “Esto va a ser difícil”. Eso fue lo primero que pensé. Y después, por supuesto, como se forró de gente, cambió bastante, pero mi mayor preocupación era el sonido, porque se cortaba por las columnas, no había tres fases como ahora, ni nada por el estilo. Era dificultoso. No había monitor de oído, los monitores eran los mismos para fuera que para dentro. Y otra de las cosas es que estábamos filmando una película, grabando un disco y estábamos en vivo. Todo al mismo tiempo. Entonces, lo único que estaba pensando era en estar enfocado.
— ¿Y cómo lograste enfocarte?
De hecho, yo fui un día antes y me instalé en un hotel que queda a la vuelta de la esquina del Luna Park para estar más cerca y no tener que ir hasta mi casa y volver. Me instalé desde el día anterior al mediodía y me quedé ahí, porque sabía que iba a ser un evento particular y no quería distracciones de tránsito, de llegar tarde, todo lo otro. Cualquier cosa que me olvidaba lo tenía ahí a la vuelta. Así evitaba que me pudiera desenfocar en la ruta o algo así.
— Y al final, ese sonido del que desconfiaste pasó a la historia por la grabación de los discos del Adiós Sui Generis.
Pasó a la historia más o menos casi tirando a milagro (risas). Fue, realmente, porque teníamos un técnico que grabó muy bien, pero es increíble que lo hiciera con esas condiciones, cuando era más factible que salga mal, a que salga bien. Y más cuando uno escucha el disco con todas las cosas técnicas que tiene. Acordate que era analógico, o sea, uno no podía andar corrigiendo nada después. Lo que quedaba, quedaba ahí, no había forma de decir “ahora corrijo esto, lo otro”. No se corrigió nada. Se mezcló y listo. Entonces sí, fue un milagro.

— Son muchos 50 años, ¿no? Imagino que es también un privilegio mirar atrás y permanecer en pie para poder seguir cantando estas canciones, pero con experiencia extra.
Sí, sin duda eso es lo mejor que hay. Eso es lo mejor.
— ¿Tú has hablado en algún momento internamente con ese Nito que tenía entre 18 o 23 años que fue parte de ese sueño? ¿Qué le dices o qué te dice él a ti? o ¿Qué le dirías o qué crees que te diría hoy?
La verdad es que no hablo mucho con él, porque yo sé más que él ahora. (risas). Así que, no, no me fijo. A veces me acuerdo de las cosas como si fuese otra persona, como si hubiese hecho parte del público y pensara “Eh, eso le pasó a otro”. Fui yo, pero le pasó a otro. Lo veo como si fuera una película. Claro, porque fueron varias vidas que pasaron en medio. Yo no suelo mirar mucho para atrás. A veces, cuando me preguntan esto, por ejemplo, para el libro, voy y digo, “Bueno, no me hinchés” (risas). Casi no hablo del pasado. Quiero ver qué voy a hacer para adelante. Si no, es como tipo, “Ah, se terminó todo cuando empezaste”. Se mira mucho para atrás. ¿Que qué hice? “Ay, ¿No extrañas la época de Sui Generis?”. Y no, no extraño nada, cero. No soy un nostálgico de aquello.
— A pesar de que la música de entonces sí está siempre presente…
Sí, eso sí. Me pasaron muchas cosas, fue fantástico todo, pero ya fue, es una cosa que pasó y después me pasaron un montón de cosas más y me siguen pasando. Lo que me hace feliz ahora es lo que estoy haciendo. Lo que hice ya está hecho.

— ¿Y qué sientes cuando cantas esas canciones hoy con letras en las que la mayor parte de cosas de la vida están aún por pasar? ¿Qué cosas se mueven en ti?
Lo que pasa es que son canciones que son para siempre. Eso pasa cuando son canciones que son clásicos, no solamente porque uno lo determine, lo determina el público y también los chicos más jóvenes, que hay una cantidad que me he encontrado entre colegas, que están cantando y que escucharon eso y para ellos son “los” clásicos. Yo no determiné que lo sean, ellos determinaron que sea así. Entonces, cuando estoy cantando, me remito a tomar las canciones. Y cuando me gustan y siento que es como que me pertenecen, es como que fueran mías. Incluso cuando canto canciones de otros, en lo que más me enfoco es en sentirlas totalmente mías.
— Y así las sientes vigentes, y no como parte de la nostalgia…
Sí, estoy como en mi mundo cuando las estoy cantando. No me pongo nostálgico, ni cerca, no me acuerdo de decir, “Ay, esta canción que la cantaba antes”. No, no existe. Cuando estoy cantando, lo hago en ese momento, con el sonido de ahora, con el público de ahora, con la luz de ahora, en el teatro que me toca ahora. No existe la nostalgia para mí en ese punto. Cero. Además, es curioso, porque se escucha totalmente distinto el sonido, los músicos son distintos, no son las mismas caras. Entonces no, es como todo nuevo. Y más ahora que tengo integrantes nuevos. O sea, es todo nuevo (risas).
— Claro, claro. También es muy curioso porque hay algunas letras, no sé, como “Hubo un tiempo que fue hermoso…”, o “Cuando ya me empiece a quedar solo”, que parecen escritas por gente mayor.
Ah, sí, claro. Sí, sí. Mirándose atrás, haciendo el viaje al revés. Y así también hay algunas canciones, pocas, donde ya no me ubiqué tanto y he dejado de cantarlas. De todos los álbumes hay alguna canción que la ha dejado aparte, que la hemos probado en vivo y he dicho “No, mejor esta no”. Y cuando te cansas de una canción, la mandas de vacaciones un tiempo, claro. Y es lo mejor. A veces siento que he cantado alguna con menos ganas, así que la dejo descansar hasta que tenga más ganas de cantarla nuevamente. Alguna vez me pasó con “Aprendizaje”, que la mandé de vacaciones.

— ¿Y hay algunas otras?
Bueno, no te sé decir ahora, Ricardo. Aunque bueno, “Un hada, un cisne”, por ejemplo, tuvimos que cambiar la versión, porque la original era larguísima. Y ni yo tengo tiempo de escucharla entera, ni la gente tiene tiempo de escucharla entera, con solos larguísimos. ¿Te imaginás que en el disco ocupaba todo un lado? Me parecía totalmente fuera de lugar en ese momento también tanto solo, tanto instrumental interminable. Y hay muchas cosas que me gusta empezarlas más directamente, porque los tiempos han cambiado, hay que adaptarse un poquito. Entonces, las que canto son las mismas canciones, pero están tocadas como hoy. Y eso las cambia.
— Sé que ya lo habías hecho el 2007, y en alguna otra ocasión, pero ¿Qué te hizo decidirte por la opción sinfónica para esta nueva etapa de conciertos? ¿Qué sientes que le otorga a la música de Sui Generis o al resto de tus propias canciones?
El directo, el plus del gusto personal de tener canciones que son perfectas para estar acompañadas con una orquesta sinfónica. Primero, porque me crié escuchando música clásica, aparte del rock. Entonces siempre soñé con una banda más seria. Entre comillas. Y yo siempre digo, cuando tocás así suena como que vos estás metido adentro de un disco. Y yo estoy en el centro y escuchás que te están rodeando y escuchás una cosa como que estás metido adentro de un disco. Es una sensación sumamente agradable para ciertos temas. No es para todos, ojo. El show va a tener parte con banda y parte con sinfónico, y algunos temas serán acústicos. Hay toda la variedad.
— Quería que nos cuentes algunos detalles de lo que será el concierto del sábado. Sé que seguramente quieres guardarte cosas, pero algo si puedes adelantar. ¿Habrá temas tuyos con Los desconocidos de siempre? ¿Solista? ¿Algo con PorSuiGieco, con quienes justo has hecho una reedición de su disco?
Hay, hay, hay. Hay, eso puedo decir. (risas)

— A 50 años del Adiós Sui Generis, ¿Cuáles sientes que fueron los aportes más decisivos que hicieron al rock o al folk latinoamericano?
Eso lo dicen los demás. Es mejor así. Yo, hablar de qué fue, cuán importante o qué bien estuve, no me sale.
— Y, ¿qué se viene? ¿Vas a sacar algún disco o documental con estos sinfónicos?
Sí, estamos preparando el documental. En este momento ya se filmó y se está filmando más de un documental, en realidad. Hay uno que está planeándose sobre mi vida, también puede llegar a ser que se escriba un libro. Eso lo estamos viendo, mientras el documental sigue en marcha. Mi mujer lo está produciendo. Se están incluyendo muchas de las cosas que pasaron en el Adiós Sui Generis, cómo se hizo, por qué marcó tanto, con análisis sociológicos de qué pasó en aquellos años, etcétera, etcétera. No va a salir ya, pero se está filmando.
— Ya que estará presente de alguna manera la noche del sábado, ¿Qué puedes decir que es lo que define tu amistad con Charlie?
Que es amistad eterna dentro y fuera de la música. De siempre, somos amigos del colegio. Eso te marca, además de haber hecho algo tan importante como Sui.
— Y esa curiosa casualidad de llamarse ambos Carlos Alberto también.
Sí, esa casualidad de llamarnos Carlos Alberto también. Todo, todo, todo no fue porque sí. Estaba marcado que tenía que ser así. Y no por nosotros.
Nito Mestre, a 50 años del Adiós (Concierto Sinfónico)
Fecha: sábado 1 de noviembre del 2025
Lugar: Gran Teatro Nacional
Dirección: Av. Javier Prado Este 2225, San Borja
Hora: 8.00 p.m.
Entradas: Joinnus
Más Noticias
Susy Díaz respalda a Flor Polo y asegura que sí estudió tras su postulación al Congreso: “No sacó título porque salió embarazada”
Luego del revuelo por la candidatura de la exchica reality como diputada, su madre salió a defenderla en televisión, asegurando que su hija “estudió y merece una oportunidad”, mientras figuras como ‘Metiche’ y Rodrigo González cuestionan su preparación

Magaly Medina celebra el matrimonio civil de Natalia Salas y revela detalles de su boda: “Se casó feliz de la vida”
En ‘Magaly TV La Firme’, la conductora mostró las imágenes del evento, destacó el elegante look de la novia y felicitó a la pareja por este paso, mientras la actriz continúa su valiente lucha

Qué se celebra el 6 de noviembre en el Perú: una fecha que revela los cimientos y desafíos de la nación
Acontecimientos históricos y figuras clave convergen en esta fecha, mostrando cómo el devenir político, social y cultural ha forjado la identidad y los dilemas contemporáneos del país

Resultados de la Tinka del 5 de noviembre de 2025
La Tinka celebra dos sorteos a la semana, todos los domingos y miércoles, después de las 20:30 horas. Descubra si se rompió el pozo millonario

Resultados del Gana Diario: números ganadores del 5 de noviembre
Esta lotería peruana realiza un sorteo todos los días a las 20:30 horas. Averigüe si fue el afortunado ganador del premio mayor


