Tras siglos oculta, una estructura inca bajo la Iglesia de San Juan Bautista revela un avanzado diseño para amplificar el sonido

Investigadores de la UCLA analizan una singular estructura inca en Huaytará que habría sido diseñada para amplificar sonidos rituales. El estudio propone una nueva forma de entender la relación entre acústica y arquitectura andina

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En Huaytará (Huancavelica), una estructura
En Huaytará (Huancavelica), una estructura inca denominada carpa uasi está siendo estudiada por su diseño acústico. (composición: Infobae / Ucla)

En lo alto de los Andes centrales, entre las calles de Huaytará, un pequeño pueblo del departamento de Huancavelica, un antiguo edificio inca comienza a revelar un secreto que permaneció oculto por más de cinco siglos. Lo que alguna vez fue una estructura ritual de piedra, llamada carpa uasi —“casa de campaña” en quechua—, hoy se presenta como una de las evidencias más singulares del conocimiento acústico del Imperio Inca.

Según un comunicado de la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA), la historiadora de arte Stella Nair, profesora de historia del arte en dicha institución, lidera un equipo interdisciplinario que analiza la función sonora de esta construcción. Los investigadores sugieren que el edificio fue diseñado deliberadamente para amplificar el sonido, lo que representaría un nuevo enfoque para comprender la arquitectura inca. “El sonido era profundamente valorado y una parte increíblemente importante de la arquitectura andina e inca”, explicó Nair. “Los constructores permitieron cierta inestabilidad en esta estructura solo por su potencial acústico”.

La carpa uasi se conserva gracias a una coincidencia histórica. Durante el periodo colonial, los españoles la incorporaron como cimiento de la Iglesia de San Juan Bautista, lo que protegió el edificio original de la erosión y el colapso. En la actualidad, ese nivel inferior, de piedra labrada con precisión, mantiene viva una parte del conocimiento técnico y espiritual de los incas.

Un espacio diseñado para el sonido

Stella Nair viajó este verano
Stella Nair viajó este verano al remoto pueblo de Huaytará, Perú, donde estudió un edificio inca que parece haber sido creado principalmente para amplificar el sonido. (UCLA)

El edificio, datado a mediados del siglo XV, presenta una forma poco común dentro del repertorio arquitectónico inca. A diferencia de los templos o recintos administrativos, posee solo tres paredes, dejando una gran abertura en uno de los extremos. Esa disposición, de acuerdo con Nair y sus colegas, habría servido para dirigir y proyectar el sonido hacia el exterior, posiblemente en ceremonias públicas o rituales donde la música tenía un papel protagónico.

“Estamos aprendiendo que el sonido fue fundamental desde las primeras ciudades, que se remontan a varios miles de años antes de Cristo”, señaló Nair. La especialista considera que el Imperio Inca fue parte de una larga tradición de ingeniería acústica en los Andes, donde las formas arquitectónicas no solo buscaban estabilidad o belleza, sino también resonancia.

La hipótesis del equipo sugiere que el espacio pudo amplificar los tambores y cantos ceremoniales empleados para comunicar el inicio o fin de una actividad colectiva, o incluso para acompañar actos de poder político y religioso. En esa línea, Nair explicó que “mucha gente observa la arquitectura inca y se impresiona con la mampostería, pero eso es solo la punta del iceberg. También les preocupaba lo efímero, lo temporal y lo impermanente, y el sonido era una de esas cosas”.

Ciencia y tecnología al servicio del pasado

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atuendos, vestimentas, día soleado, anterior al descubrimiento de América, siglo XIII, XIV, habitar, habitantes - (Imagen Ilustrativa Infobae)

Para avanzar en el estudio, Nair trabaja junto al profesor de música de la Universidad de Stanford, Jonathan Berger, experto en acústica experimental. Ambos investigadores planean utilizar modelado tridimensional (3D) para reconstruir el posible aspecto del techo y analizar cómo se propagaban las ondas sonoras dentro y fuera de la estructura. Este enfoque permitirá estimar las frecuencias que el edificio podría haber amplificado y cómo los incas manipularon el entorno para crear experiencias sonoras específicas.

Nair pasó tres semanas en Huaytará, donde realizó mediciones, dibujos y fotografías del edificio. Su objetivo es combinar los registros físicos con simulaciones digitales que ofrezcan una imagen más completa del fenómeno acústico. “Estamos explorando la posibilidad de que la carpa uasi pudiera haber amplificado sonidos de baja frecuencia, como los de los tambores, con mínima reverberación”, afirmó. “Con esta investigación, por primera vez, podremos determinar qué valoraban los incas en términos sonoros en este edificio”.

El proyecto representa una oportunidad para repensar la arqueología andina. Tradicionalmente, los estudios sobre los incas se han centrado en la precisión de su ingeniería o la monumentalidad de sus templos. Sin embargo, Nair propone incorporar el sonido como una dimensión esencial para comprender la experiencia sensorial del pasado. “Los estudios de sonido son cruciales, ya que solemos priorizar lo visual en nuestra comprensión del mundo”, indicó. “Pero no es así como experimentamos la vida; todos nuestros sentidos son fundamentales. Nuestra comprensión de la historia cambia si se incorpora el sonido a la conversación”.

El trabajo, que cuenta con apoyo del Templeton Religion Trust y la División de Humanidades del UCLA College, también refleja la importancia de la colaboración entre instituciones y países. En Perú, el proyecto ha contado con la cooperación del sacerdote encargado de la Iglesia de San Juan Bautista y de un arqueólogo local, quienes facilitan el acceso y registro de la estructura.

La carpa uasi no solo amplifica sonidos del pasado; también amplifica preguntas sobre cómo los incas entendían el espacio y la experiencia humana. En Huaytará, entre piedra y silencio, una antigua arquitectura revela que la música pudo ser, para los andinos, una forma de construir el mundo.