La minería ilegal de oro ha talado un área equivalente a 280.000 canchas de fútbol en la Amazonía peruana

Un informe del medio británico The Guardian advierte de ríos contaminados, suelos erosionados, comunidades indígenas contaminadas por metales pesados, y ataques de grupos armados extranjeros en las regiones de Madre de Dios, Loreto, Amazonas, Huánuco, Pasco y Ucayali

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Minería ilegal de oro impulsa
Minería ilegal de oro impulsa la pérdida forestal en la Amazonía peruana. Composición Infobae Perú.

La devastación ambiental causada por la minería ilegal en la Amazonía peruana ha llegado a las páginas de The Guardian, uno de los medios más influyentes del mundo. Según un reciente informe citado por el diario británico, más de 140.000 hectáreas de selva, equivalentes a unas 540 millas cuadradas, han sido destruidas desde 1984 por la extracción clandestina de oro. El estudio, elaborado por el Monitoring of the Andean Amazon Project (MAAP) y su socio peruano Conservación Amazónica, advierte que la deforestación avanza hacia nuevas regiones impulsada por el récord histórico del precio del oro, que esta semana superó los 4.000 dólares por onza.

El reportaje señala que este fenómeno, antes concentrado en Madre de Dios, se está extendiendo hacia Loreto, Amazonas, Huánuco, Pasco y Ucayali, donde imágenes aéreas de alta resolución revelan ríos contaminados, suelos erosionados y grandes extensiones de bosque convertidas en paisajes grises y estériles. “Antes solo lo veíamos en Madre de Dios, pero ahora está en todas partes”, alertó Matt Finer, director de MAAP. La expansión de la minería ilegal, además, está ligada al ingreso de grupos armados extranjeros que cruzan las fronteras amazónicas para aprovechar la bonanza del oro.

El oro que envenena la Amazonía

El kilo de oro ilegal
El kilo de oro ilegal puede alcanzar los 100 mil dólares en el mercado negro, superando con creces al narcotráfico, según el Mininter. (Composición Infobae/ Fotos Sector Minero Energético/Política Exterior)

El informe del MAAP documenta cómo el uso indiscriminado de dragas fluviales —máquinas flotantes que remueven el lecho de los ríos para extraer oro— ha contaminado al menos 225 ríos y quebradas con mercurio, una sustancia altamente tóxica empleada para separar el metal del sedimento. En la región de Loreto, los investigadores identificaron 989 dragas operando desde 2017, de las cuales 275 fueron detectadas solo este año en el río Nanay, uno de los principales afluentes del Amazonas que abastece de agua a decenas de comunidades indígenas y a la ciudad de Iquitos.

El impacto sanitario es alarmante. Un estudio reciente reveló que en comunidades ribereñas del norte del país, los niveles de mercurio en la sangre cuadruplican el límite recomendado por la Organización Mundial de la Salud, provocando daños neurológicos, problemas de desarrollo infantil y malformaciones congénitas. “Están envenenando nuestros ríos, el agua que bebemos”, denunció Roberto Tafur Shupingahua, representante de comunidades de Loreto, quien relató que los pobladores han empezado a bloquear el avance de los mineros en el río Tigre. “No nos queda otra que defendernos, pero estamos solos. El Estado no aparece”, dijo en declaraciones recogidas por The Guardian.

Las imágenes aéreas difundidas por el MAAP muestran el antes y después de vastas zonas que alguna vez fueron selvas densas y biodiversas, ahora convertidas en extensiones grises y estancadas, con charcos de agua contaminada y montículos de arena. “Este pequeño cuadrado es solo una muestra. Imaginen esto multiplicado por 140.000 hectáreas”, explicó Finer al medio británico, al mostrar un mapa de deforestación en el que los puntos rojos marcan el avance de la minería ilegal.

Redes criminales y expansión internacional

Lingote de oro incautado por
Lingote de oro incautado por la Fiscalía en el Callao durante una operación vinculada a minería ilegal. Composición: Infobae Perú

La minería ilegal no solo es un problema ambiental: también alimenta una red transnacional de crimen organizado. El reportaje de The Guardian advierte que bandas extranjeras están detrás del auge minero en las zonas fronterizas. Entre ellas figuran los Comandos de la Frontera, procedentes de Colombia, y el Comando Vermelho, una de las organizaciones criminales más violentas de Brasil. Ambas redes han encontrado en el oro un medio eficaz para lavar dinero del narcotráfico y financiar sus operaciones, aprovechando la falta de control en zonas selváticas.

“El oro se ha convertido en una nueva forma de lavar ganancias del tráfico de drogas”, explicó Bram Ebus, criminólogo y consultor del International Crisis Group, quien advierte que “la combinación entre precios récord y la ausencia de un control estatal serio ha creado el escenario perfecto para el avance del crimen organizado”. Las dragas, además de depredar los ecosistemas fluviales, son protegidas por hombres armados que impiden el acceso de las autoridades y amenazan a las comunidades que intentan resistir.

Frente a este panorama, el Grupo Andino de Naciones exhortó recientemente al Gobierno peruano a intensificar sus esfuerzos contra la minería ilegal, advirtiendo que, de no hacerlo, podría enfrentar sanciones económicas. Sin embargo, la presión internacional parece insuficiente ante el atractivo del oro. “Es tan rentable ahora que no vemos señales de que esto vaya a frenarse pronto”, concluyó Finer. Mientras tanto, el corazón verde de Sudamérica sigue siendo devorado, hectárea por hectárea, por un negocio que se expande al ritmo del oro más caro de la historia.