Digitalización: la clave para que las pymes conviertan la crisis en una oportunidad de crecimiento

La digitalización no es solo tecnología, sino también de cultura organizativa: implica adaptarse a nuevas formas de trabajo, capacitar al personal y repensar la relación con los clientes

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Hoy en día, las pymes saben lo que significa enfrentar días difíciles: precios que suben, clientes que retrasan pagos y la competencia informal que parece no tener límites. Para un pequeño negocio, una mala semana puede sentirse como un año perdido. Y, sin embargo, hay algo que está cambiando la historia: la digitalización.

Cada vez más empresas peruanas lo están entendiendo. Según el Think Digital Report, casi ocho de cada diez pymes ya dieron sus primeros pasos hacia lo digital. Esto no significa simplemente “tener presencia en internet”, sino transformar la manera de trabajar: convertir cada venta, cada inventario y cada reporte en información útil para tomar decisiones más inteligentes. En otras palabras: dejar de improvisar y empezar a planificar con estrategia.

Los resultados son claros. Un estudio de Movistar Empresas muestra que el 27% de las pymes que digitalizó sus procesos logró aumentar sus ventas, lo que refleja cómo incluso cambios pequeños pueden generar impactos significativos en el negocio. Detrás de ese número hay historias reales: la bodega que empezó a registrar sus ventas digitalmente y descubrió qué productos se vendían más rápido; el restaurante que, al llevar su facturación en línea, entendió qué horarios eran más rentables y ajustó sus promociones. Cada pequeño cambio marcó la diferencia entre sobrevivir y crecer.

Pero los beneficios van más allá de las ventas. La digitalización también abre puertas al financiamiento. Durante el Peru Business Fest 2025, se destacó que las pymes digitalizadas tienen 40% más posibilidades de acceder a crédito formal. Para muchos emprendedores, esto significa poder comprar insumos, invertir en maquinaria o mantener el negocio a flote cuando la situación se pone difícil. La tecnología genera transparencia, y con ella la confianza de los clientes, de los bancos, y permite proyectar un negocio más sólido y confiable.

Las historias de éxito son inspiradoras. Una marca de moda en Lima, golpeada por la pandemia, decidió cerrar sus tiendas físicas y apostar completamente por el canal digital. Implementó una tienda en línea con experiencias de compra más ágiles, logrando mantener e incluso aumentar ingresos constantes cuando parecía que todo se paralizaba. De manera similar, emprendimientos como una zapatería en Arequipa, una bodega en Surco o una tienda de repuestos en La Victoria muestran que pequeños cambios digitales, como sistemas de inventario o ventas en línea, pueden mejorar notablemente la eficiencia y la relación con los clientes. Incluso la organización interna se vuelve más eficiente: con datos claros sobre inventario, ventas y flujo de caja, los emprendedores pueden anticipar problemas y tomar decisiones proactivas.

Claro que hay retos. Aunque la mayoría de las pymes reconoce que digitalizarse es vital, muchas no saben por dónde empezar ni cuentan con formación para usar herramientas más avanzadas, como inteligencia artificial, análisis de datos o automatización de procesos. Pero el camino no tiene por qué ser complejo. La oportunidad está en dar pasos pequeños, medibles y constantes que generen cambios visibles en el día a día del negocio. Porque la digitalización no es solo tecnología, sino también de cultura organizativa: implica adaptarse a nuevas formas de trabajo, capacitar al personal y repensar la relación con los clientes.

Las crisis seguirán llegando. Sin embargo, la diferencia la marcan quienes deciden enfrentarlas con control y estrategia, en lugar de improvisar. La digitalización no es un lujo ni una moda: es la palanca que permite a las pymes convertir retos en oportunidades y datos en decisiones que hacen crecer el negocio.

Quienes invierten en herramientas digitales y adoptan una mentalidad basada en información y planificación no solo sobreviven. Se fortalecen. Y, sobre todo, se preparan para competir en un mercado que premia la eficiencia y la visión a futuro.