El error que cometió ‘Pequeño J’ y permitió a la policía ubicarlo en Perú

Tony Jansen Valverde Victoriano, presunto narcotraficante peruano de 20 años, fue detenido tras una intensa búsqueda internacional, acusado de triple feminicidio en Argentina

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La captura de Tony Jansen Valverde Victoriano, conocido como 'Pequeño J’, marcó un punto de inflexión en la investigación del triple feminicidio de Lara Gutiérrez, Brenda del Castillo y Morena Verdi, perpetrado el 19 de septiembre en la periferia de Buenos Aires. Aunque el fugitivo, de apenas veinte años, logró huir a través de pasos fronterizos irregulares desde Argentina hacia Bolivia y posteriormente a Perú, un solo error técnico terminó por delatarlo y permitió a las autoridades cerrar el cerco sobre su paradero.

El joven delincuente había construido su identidad criminal desde la adolescencia, forjado por un entorno familiar marcado por la delincuencia. Su padre, Janzen Valverde Rodríguez, encabezó la banda Los Injertos de Nuevo Jerusalén y fue asesinado por sicarios en 2018, motivando en el joven una promesa de venganza que quedó registrada en redes sociales. Tras iniciarse en el mundo delictivo, viajó a Argentina en 2020 y, según la investigación, terminó al mando de una célula violenta dedicada a la venta de drogas y a la explotación de mujeres jóvenes.

El triple crimen que sacudió a la sociedad argentina e impulsó la reacción policial surgió, según sospechan los investigadores, como represalia mafiosa: a las víctimas las asesinaron brutalmente y sus muertes pretendieron funcionar como una advertencia. Tras la masacre, ‘Pequeño J’ se fugó, cruzando varias fronteras e intentando borrar su rastro. Cambió de país, utilizó documentos apócrifos y, para dificultar su rastreo, comenzó a usar varios teléfonos, alterando constantemente las tarjetas SIM.

No obstante, el joven cometió un error fundamental: a pesar de todas sus precauciones técnicas, encendió uno de sus celulares y lo utilizó para comunicarse con una de sus parejas sentimentales. Las autoridades argentinas, que ya habían conseguido su número a partir del allanamiento al domicilio de una de sus novias, rastrearon la señal del teléfono por triangulación y solicitaron la colaboración de la policía peruana. Así, su ubicación fue posible no por sofisticados sistemas de evasión, sino por la persistencia de vincularse, de manera afectiva y directa, con su entorno más próximo.

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Capturan en Perú a “El Pequeño J.”, cabecilla criminal buscado en Argentina por sicariato y narcotráfico. Infobae Perú / Captura TV - Latina.

La justicia aprovechó ese patrón, interceptando llamadas y siguiendo la pista de sus comunicaciones. En una de esas conversaciones, confesó su preocupación y la presión de estar huyendo, aunque sin admitir responsabilidad en el triple asesinato.

Mientras planeaba su trayecto de Lima a la región de La Libertad, la policía peruana y argentina intensificaron el seguimiento. La captura se concretó en un tráiler que transportaba pescado, estacionado sobre la Panamericana Sur, a la altura del puente Chilca. Pequeño J, oculto bajo una estructura, creyó encontrar refugio, pero la coordinación internacional ya había trazado cada movimiento. De modo paralelo, su presunto lugarteniente, Matías Ozorio, fue localizado en Lima y expulsado de Perú por intentar permanecer de manera irregular.

Durante el control de detención en Cañete —donde permanecerá detenido hasta que prospere la solicitud de extradición por parte de la justicia argentina—, se rehusó someterse a un proceso simplificado que acelerara su traslado. Aunque ante las cámaras se mostró sereno y desafiante, gestos de agitación y nerviosismo delataron la tensión del momento. Ahora, la extradición del joven delincuente es aguardada por la justicia argentina, que busca esclarecer su grado de responsabilidad en el crimen que llenó de horror a la sociedad.