Insólito velorio en Perú: Despiden a profesor sentado y con un libro en las manos

La modalidad de velatorios donde el difunto es embalsamado y expuesto como si estuviera vivo, vista en México, Puerto Rico y EE. UU., empieza a ganar espacio en el país latinoamericano

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En el distrito limeño de Chosica, vecinos, amigos y curiosos se sorprendieron con el singular velorio del profesor de karate Henry Osorio Hidalgo, conocido cariñosamente como “El Profe”. Sus restos fueron presentados de una manera poco común: sentado en una silla, con un libro en las manos, como si estuviera leyendo en silencio. La escena generó asombro, respeto y también comentarios encontrados entre quienes llegaron hasta Yanacoto para darle el último adiós.

La iniciativa, organizada con el apoyo de la funeraria SERFUNSAC y un primo del fallecido, buscó reflejar el amor por el conocimiento que marcó la vida del maestro. Más tarde, sus familiares anunciaron que el cuerpo sería trasladado a una cochera cerca del Mercado de Quirio, donde continuaría el velorio de manera tradicional, antes de su sepultura en el Cementerio de Nicolás de Piérola.

Un adiós distinto que abre debate en Chosica

Composición: Infobae Perú
Composición: Infobae Perú

El homenaje al profesor no solo generó sorpresa en el barrio, sino que también abrió debate sobre las nuevas formas de despedir a los seres queridos. Esta modalidad de velatorios personalizados, vista en otros países de Centroamérica, empieza a ganar espacio en el Perú. En este caso, “El Profe” fue colocado en posición de lectura, lo que muchos interpretaron como un tributo a su serenidad y a su faceta de maestro.

Sin embargo, la historia detrás de esta despedida también refleja la difícil situación que atravesaba Osorio. Según allegados, en los últimos años se dedicaba a la venta de turrones en las calles de Chosica y enfrentaba problemas de salud vinculados al alcohol. La mañana previa a su muerte fue trasladado al Hospital Materno Infantil José Agurto Tello, donde finalmente se confirmó su deceso. Ante la ausencia de familiares directos que quisieran hacerse cargo, surgió la posibilidad de que sus restos fueran llevados a una fosa común o cremados sin ceremonia.

La solidaridad de los vecinos evitó ese desenlace. Su primo, Roberto Carlos Amaya Morales, junto con amigos y conocidos, decidió asumir el reto de darle un velorio digno. El caso llegó a difundirse en redes y a través del canal local MIKA TV, donde se hizo un llamado urgente de apoyo para cubrir los gastos.

Durante la noche, el velorio continuará en Quirio, donde alumnos, vecinos y amigos podrán acercarse a despedirse de quien alguna vez les enseñó defensa personal en la Institución Educativa José Antonio Encinas de Ricardo Palma. Finalmente, este lunes al mediodía, el cortejo fúnebre llegará al cementerio de Nicolás de Piérola para darle descanso definitivo.

Puerto Rico, el país que popularizó los velorios no tradicionales

 AP 162
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En San Juan de Puerto Rico, la Funeraria Marín se convirtió en pionera de los llamados velorios no tradicionales, que buscan mostrar al fallecido en escenas cotidianas o en actividades que marcaron su vida. Desde 2008, este negocio familiar ha realizado ceremonias en las que los muertos aparecen de pie, sentados en una silla, jugando dominó o incluso sobre una motocicleta, cumpliendo con los pedidos expresos de sus clientes.

Uno de los casos más comentados fue el de Fernando de Jesús Díaz Beato, un joven de 26 años despedido sentado con las piernas cruzadas, un cigarrillo en la mano y gafas oscuras, lo que generó gran repercusión internacional. También se recuerda el velorio del exboxeador Christopher Rivera, colocado en un ring con guantes y traje deportivo, así como el de David Morales, un apasionado del motor que fue velado sobre su Honda 600.

Estos servicios, que requieren entre dos y tres días de preparación, han sido replicados por otras funerarias y hasta exportados a países como México y Estados Unidos. Aunque no están exentos de polémica, la Funeraria Marín ha defendido su legalidad y asegura que cumplen las normas de salubridad y entierro vigentes en Puerto Rico. Su objetivo, afirman, es ofrecer un homenaje creativo y respetuoso, adaptado a la voluntad del difunto y su familia.