Cómo saber si es una buena idea retomar contacto con amistades del pasado

La respuesta no es única y depende de varios factores relacionados tanto con la historia compartida como con la situación actual

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Las personas que conservan amistades
Las personas que conservan amistades sólidas tienden a tener un envejecimiento más saludable y un mayor bienestar emocional (Imagen Ilustrativa Infobae)

La amistad es un pilar fundamental para la salud emocional y mental de toda persona. Contar con una red de apoyo social contribuye a reducir el estrés, fortalecer la autoestima y mejorar la calidad de vida. El Ministerio de Salud (Minsa) resalta que mantener vínculos sociales positivos disminuye el riesgo de depresión y ansiedad, mientras que el Seguro Social de Salud (EsSalud) ha señalado que las personas que conservan amistades sólidas tienden a tener un envejecimiento más saludable y un mayor bienestar emocional.

Sin embargo, no siempre las relaciones de amistad permanecen intactas con el tiempo. Mudanzas, cambios de estilo de vida, diferencias personales o incluso malos entendidos pueden alejarnos de personas que en algún momento fueron muy cercanas. En este contexto surge una pregunta común: ¿es una buena idea retomar contacto con amistades del pasado? La respuesta no es única y depende de varios factores relacionados tanto con la historia compartida como con la situación actual.

Cuándo es una buena idea retomar contacto con amistades del pasado

Si al pensar en ese
Si al pensar en ese amigo predominan los buenos momentos y no tanto los conflictos, es una señal de que podría valer la pena retomar el vínculo (Imagen Ilustrativa Infobae)

Hay señales que indican que volver a conectar con un amigo o amiga del pasado puede ser positivo y enriquecedor:

  • El recuerdo es mayormente positivo: si al pensar en esa persona predominan los buenos momentos y no tanto los conflictos, es una señal de que podría valer la pena retomar el vínculo.
  • La separación se debió a circunstancias externas: cambios de ciudad, estudios o rutinas laborales suelen ser causas de distanciamiento que no implican un conflicto personal.
  • Sientes curiosidad genuina por su bienestar: retomar contacto desde el interés sincero y no por nostalgia pasajera es un buen punto de partida.
  • Estás en un momento de apertura social: si te sientes con disposición de ampliar tu círculo y de cultivar vínculos, recuperar una amistad puede encajar en esa etapa.
  • La otra persona también muestra interés: cuando el contacto es recíproco, es más probable que el reencuentro sea positivo.

En estas circunstancias, un mensaje breve y amable, sin presiones ni expectativas elevadas, puede ser suficiente para abrir la puerta a una nueva etapa de amistad.

Cuándo es mejor no retomar contacto con amistades del pasado

Forzar un reencuentro con un
Forzar un reencuentro con un amigo cuando las heridas no han sanado puede reabrir conflictos pasados (Imagen Ilustrativa Infobae)

No todos los vínculos merecen reactivarse. En algunos casos, insistir en retomar contacto puede resultar más dañino que beneficioso:

  • Existió una relación tóxica o dañina: si la amistad estuvo marcada por manipulación, humillaciones, abuso de confianza o violencia emocional, lo más saludable suele ser mantener la distancia.
  • Genera más ansiedad que ilusión: si al pensar en esa persona predominan la incomodidad, el miedo o la tristeza, probablemente no sea una buena idea buscarla de nuevo.
  • La ruptura fue conflictiva y no hubo reconciliación: forzar un reencuentro cuando las heridas no han sanado puede reabrir conflictos pasados.
  • Las motivaciones no son claras: retomar contacto por soledad momentánea, por comparación con otros o por falta de opciones sociales puede llevar a expectativas poco realistas.
  • La persona no muestra interés: si los intentos de contacto son unilaterales, lo más recomendable es aceptar la falta de reciprocidad.

Saber poner límites y reconocer qué relaciones merecen un adiós definitivo es un acto de autocuidado.

Cuáles son las características de una amistad saludable

Independientemente de si se trata de una amistad nueva, actual o recuperada, hay ciertos rasgos que definen una relación sana:

  • Reciprocidad: ambos se preocupan por el bienestar del otro y existe un equilibrio entre dar y recibir.
  • Respeto: se valoran las diferencias y se aceptan los límites personales sin juicios ni presiones.
  • Apoyo en momentos difíciles: una amistad sólida se refleja en la capacidad de acompañar tanto en las alegrías como en las dificultades.
  • Confianza: poder hablar con honestidad sin miedo a ser juzgado es la base de un vínculo seguro.
  • Espacio para crecer: una amistad saludable fomenta la autonomía y celebra los logros de cada uno, en lugar de competir o generar celos.

Estas características permiten distinguir entre una relación que suma y una que resta en la vida emocional.