8 de cada 10 niños en Ayacucho muestran señales de ludopatía infantil, señala el Colegio de Psicólogos

Juegos, pantallas y falta de control parental contribuyen al desarrollo de conductas compulsivas y a un creciente aislamiento social en los menores

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El 80% de los niños en Ayacucho usa tecnología de forma inadecuada | Video: Jornada

Al menos ocho de cada diez menores en Ayacucho usan de forma indebida aparatos tecnológicos, según advirtió el Colegio de Psicólogos de Ayacucho en declaraciones al diario local Jornada. El organismo alertó sobre signos de ludopatía infantil vinculados al acceso temprano y sin control a dispositivos electrónicos, situación visible en espacios públicos como restaurantes y parques, que preocupa a especialistas y familias.

El decano del Colegio, José Plascencia, explicó que este porcentaje es un indicador de riesgo notable para la población infantil, aunque no corresponde necesariamente a un diagnóstico clínico de ludopatía.

El especialista calificó la ludopatía infantil como un trastorno de control de impulsos en el cual los menores desarrollan una conducta compulsiva y la necesidad urgente de acceder a videojuegos o dispositivos electrónicos para obtener gratificación inmediata. “La persona básicamente va a requerir de una circunstancia de querer tener acceso inmediato a este tipo de aparato tecnológico”, señaló Plascencia.

Plascencia diferenció entre el uso recreativo y la ludopatía: el primero permite un disfrute ocasional y regulado; la segunda, la incapacidad de limitar la exposición a pantallas y la búsqueda constante de estímulos digitales. El Colegio de Psicólogos aclaró que esta problemática no se limita a juegos de azar, sino que abarca una relación patológica con videojuegos y otros dispositivos electrónicos.

Entre los factores de riesgo, Plascencia destacó el acceso temprano y sin supervisión a la tecnología, responsabilidad que recae muchas veces en los propios padres. Afirmó que “se considera como un factor de riesgo que los padres de familia estemos brindando el acceso muy simple o sencillo a nuestros pequeños”, y recordó que la sobrestimulación tecnológica puede interferir en el desarrollo cognitivo infantil y alterar sus procesos evolutivos.

Agregó que la ausencia de límites en el hogar y la carencia de espacios tradicionales de socialización facilitan el aislamiento social y la dependencia de los dispositivos electrónicos.

Consecuencias

El Colegio de Psicólogos de Ayacucho identificó consecuencias ya evidentes en la región. Detectó como principales señales la irritabilidad cuando se restringe el acceso a dispositivos, la ansiedad y alteraciones en hábitos como la alimentación y el sueño.

Hay reportes de menores que dejan de comer si se les quita la tecnología, sufren dificultades para dormir y presentan problemas en el control de esfínteres, como enuresis y encopresis. La baja socialización se refleja en dificultades para adaptarse al entorno, bajo rendimiento escolar y, en algunos casos, alteraciones conductuales más graves. Plascencia indicó: “La sobreestimulación de este videojuego también puede generar dificultades en la atención y concentración, que son procesos principales para el aprendizaje”.

El Colegio recomendó limitar el uso de tecnología a una a dos horas diarias bajo supervisión adulta. Plascencia recalcó que no se trata de una norma rígida, sino de una orientación adaptable según cada niño, dando prioridad a las actividades al aire libre y los encuentros con pares. Solicitó a las autoridades, municipios y entidades de salud impulsar la creación de ambientes saludables donde los menores interactúen y aprendan fuera de las pantallas.

El Colegio de Psicólogos de Ayacucho subrayó que la colaboración entre padres, educadores y autoridades es clave para proteger el bienestar infantil y convertir la promoción de la salud mental en un objetivo central para el desarrollo social.