Megapuerto de Chancay puede convertirse en un “foco criminal tan notorio como el Callao”, advierte Bloomberg

Según el medio internacional, la antes tranquila provincia de Huaral hoy se ubica entre las cinco más violentas del país. El cambio respondería al impacto del terminal portuario inaugurado por Dina Boluarte y Xi Jinping, que atrajo a extorsionadores, sicarios y bandas como Los Pulpos de Trujillo

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Composición: Infobae Perú
Composición: Infobae Perú

La mirada internacional volvió a posarse sobre el megapuerto de Chancay, una de las obras más ambiciosas de la región que promete reconfigurar el comercio entre Latinoamérica y Asia. El prestigioso medio Bloomberg publicó un amplio reportaje en el que destaca que, junto con el desarrollo económico que debería traer esta inversión millonaria, también está emergiendo una ola de inseguridad y violencia que preocupa a empresarios, vecinos y especialistas.

De acuerdo con el informe, lo que debía ser un símbolo de progreso se ha convertido también en terreno fértil para bandas criminales que ven en la zona nuevas oportunidades. Extorsiones, tiroteos, amenazas con explosivos y un repunte de homicidios marcan el día a día de una ciudad que, hasta hace poco, era conocida por su tranquilidad y por la pesca artesanal.

“El papel del puerto en el futuro económico del Perú preocupa a expertos que temen que se convierta en un foco criminal tan notorio como el Callao, el principal terminal de contenedores del país”, advierte el reportaje, que narra cómo la sombra del crimen se superpone a las grúas y contenedores que reconfiguraron el horizonte de Chancay.

Extorsiones, tiroteos y un repunte criminal en Chancay

Banda sembraba terror en el megapuerto de Chancay: así operaban ‘Los Injertos del Norte Chico’ - 24 Horas Noticias

El reportaje de Bloomberg arranca con la historia de Vladimir Cantoral, un ingeniero eléctrico que recibió llamadas de la temida banda Los Pulpos de Trujillo. Los delincuentes le exigieron “apoyo logístico”, un eufemismo para pedir dinero bajo amenaza. Minutos después, le enviaron fotos de su DNI y videos con armas, dejándole claro que estaban vigilando cada uno de sus pasos. No fue el único: cuando acudió a denunciar a la comisaría, le dijeron que era la quinta extorsión registrada en un solo día.

Las cifras confirman el problema. Entre enero y agosto de este año se registraron 966 denuncias de extorsión en la región Lima Provincias, donde se encuentra Chancay. Esto representa un incremento del 25% respecto al mismo periodo del 2024. Además, la provincia de Huaral, que alberga al megapuerto, figura entre las cinco con mayor tasa de homicidios en el país, cuando hasta hace pocos años no aparecía en los rankings de violencia.

Los ataques armados se han vuelto recurrentes. Bloomberg recuerda que en una sola semana sicarios abrieron fuego en un garaje, dejando dos muertos y siete heridos, y días después balearon a un grupo en un complejo deportivo, con un saldo de otras dos víctimas mortales. Las autoridades reconocen que la extorsión digital y presencial es el delito que más crece en la zona, alimentado por pandillas como Los Monos de Quepepampa y Puros Hermanos Sicarios, además de facciones vinculadas al Tren de Aragua.

Los expertos citados en el informe advierten que los puertos son puntos estratégicos para el narcotráfico y la delincuencia organizada. Roberto De La Tore, presidente de la Cámara de Comercio de Lima, recordó que estas infraestructuras siempre generan un atractivo para mafias que buscan rutas de salida al exterior. Y aunque la empresa Cosco Shipping, administradora del terminal, asegura que opera con los más altos estándares internacionales y tecnología de control, la violencia se concentra en los alrededores, donde la población se siente cada vez más vulnerable.

Impacto social y económico del megapuerto: “Prácticamente no tenemos negocio”

La denuncia fue hecha en
La denuncia fue hecha en la Fiscalía de Huaura y por el Frente de defensa de Chancay, quienes vienen protestando contra el Megapuerto desde hace años. - Crédito Infobae/Edwin Montesinos

El megapuerto de Chancay, inaugurado en noviembre pasado por Dina Boluarte y Xi Jinping, es una obra de US$ 1.300 millones que busca triplicar las exportaciones agrícolas del país y proyecta que, hacia 2034, la ciudad pase de 70 mil a más de 210 mil habitantes. Según el plan oficial, se crearían 58 mil nuevos empleos y se consolidaría un “crecimiento ordenado y sostenible”. Sin embargo, en paralelo a la promesa de progreso, los testimonios recogidos en Bloomberg muestran una comunidad que siente que los beneficios aún no llegan.

Los pescadores artesanales son uno de los sectores más golpeados. La construcción del puerto modificó las corrientes marinas y redujo drásticamente la pesca de especies como el bonito o el pejerrey. “Quince años atrás llenaba 15 cajones en un solo día, ahora apenas dos”, relató Julio César López, un pescador de 61 años que tuvo que reinventarse ofreciendo paseos turísticos en bote. Pero ni siquiera esa alternativa se sostiene: un accidente en altamar en febrero, donde murieron una madre y su hija, frenó el turismo y dejó a decenas de familias sin ingresos.

El comercio local también resiente los cambios. Dueños de restaurantes en la bahía aseguran que el agua está contaminada y que la afluencia de visitantes cayó en picada. “Prácticamente no tenemos negocio”, contó Socorro Rosa Trujillo, dueña de un conocido local de cevichería. Frente a esa crisis, muchos vecinos piensan en migrar, pero otros se resisten a dejar atrás años de esfuerzo invertido en sus negocios.

La presión sobre la infraestructura también ha quedado en evidencia. Uno de los carriles del puente de Chancay colapsó en febrero, causando un accidente con tres muertos. Para especialistas, este hecho refleja cómo las obras locales no se prepararon para soportar el tránsito masivo que traerá el puerto, un escenario que se repite en el terreno de la seguridad: sin un plan de contingencia claro, temen que la violencia continúe escalando.