Del dinamismo exportador a la competitividad sostenible

Aunque el Perú mantiene un crecimiento económico y exportador sostenido, el escenario global introduce nuevas complejidades que exigen una mayor capacidad de adaptación

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FOTO DE ARCHIVO: Un cambista
FOTO DE ARCHIVO: Un cambista sostiene billetes de sol peruano en una calle del centro de Lima, Perú. 15 de diciembre de 2017. REUTERS/Mariana Bazo/Archivo

El Perú se posiciona como la economía latinoamericana con mayor dinamismo exportador en el primer semestre 2025. Según cifras oficiales, las exportaciones alcanzaron los US$ 40,098 millones entre enero y junio, con un crecimiento de 20.2% respecto al mismo período del año anterior. Este desempeño responde al impulso de sectores tradicionales como la minería, que creció 21.12%; y sectores no tradicionales como agropecuario y agroindustria (23.56%); pesca (78.79%), textil (12.24%), confecciones (9.47%), químico (14.12%); siderúrgico y metalúrgico (22.78%), de acuerdo con los datos de Adex Data Trade.

La diversificación de mercados también ha sido clave. En el 2025 se suscribieron acuerdos con Hong Kong, Guatemala e Indonesia, que suman a los 23 acuerdos comerciales vigentes, otorgando acceso preferencial a 58 mercados que representan el 82% del PBI mundial. Ello brinda oportunidades a Perú como una economía abierta y exportadora, pero también visibiliza la sensibilidad ante las variaciones de la demanda global, precios de commodities y cambios regulatorios en mercados destino.

Aunque el Perú mantiene un crecimiento económico y exportador sostenido, el escenario global introduce nuevas complejidades que exigen una mayor capacidad de adaptación. Un ejemplo es la entrada en vigor del reglamento de productos libres de deforestación de la Unión Europea, que incrementa las exigencias para acceder a este mercado. Sin embargo, también surgen oportunidades como el nearshoring como una estrategia clave para América Latina, al promover la integración productiva y tecnológica, estimular cadenas de valor regionales con mayor contenido industrial y de esta manera, impulsa el desarrollo económico y la competitividad de la región (CAF, 2025; BID, 2022).

Política industrial y capacidades para competir

A pesar del dinamismo exportador, el Perú mantiene una estructura productiva fuertemente concentrada en la extracción y exportación de materias primas, con riesgos a dependencia de la volatilidad internacional y limitaciones socioambientale. Para revertir esta situación, el país ha adoptado la Política Nacional de Desarrollo Industrial (PNDI) orientada a impulsar manufactura competitiva, clústeres regionales y cadenas de valor que articulen micro y pequeñas empresas. El enfoque colaborativo responde a la necesidad de adaptarse a los retos de la globalización y la demanda de mayor resiliencia productiva.

Sin embargo, persisten retos estructurales como alta informalidad, baja diversificación productiva y concentración en actividades de baja productividad. Estas debilidades generan un impacto al limitar la industrialización sostenible del Perú y limita el impacto real del crecimiento económico en el desarrollo de capacidades. El desafío es impulsar una política industrial sostenible con enfoque territorial, que dinamice las cadenas productivas locales, fomente la educación técnica, el empleo formal, la innovación y resiliencia frente a choques externos.

Benito & Meyer (2024) destacan que las políticas industriales actuales combinan objetivos de competitividad con green challenges, es decir, retos ambientales globales vinculados al cambio climático y la transición energética. Esta relación, propone que la interacción entre gobierno, empresas, multinacionales y academia enfrenta a estos actores entre proteger modelos de negocios tradicionales y adaptarse a los nuevos estándares más limpios.

Ventaja competitiva emergente

Para competir en mercados internacionales más exigentes, las empresas peruanas necesitan superar y transformar su posicionamiento tradicional y adoptar estrategias que integren la sostenibilidad ambiental. La evidencia muestra que aplicar enfoques verdes mejora el rendimiento exportador y genera ventajas competitivas duraderas.

El cumplimiento de regulaciones más estrictas exige desarrollar capacidades de innovación verde, entendidas como habilidades organizacionales que incorporan criterios ambientales en I+D, procesos productivos y marketing. Estas capacidades no solo mitigan impactos ecológicos, sino que también incrementan el desempeño exportador y fortalecen la competitividad sostenible (Huang et. al., 2020), al facilitar la adquisición y asimilación de conocimiento nuevo y adaptarlo en los procesos internos, mejorando la gestión ambiental y cumplir con los estándares requeridos en mercados internacionales.

Asimismo, la orientación al mercado verde combinada con la adquisición de conocimiento ambiental y un posicionamiento de marca sostenibles, potencia el éxito en nuevos productos y procesos productivos más limpio (Borah et. al., 2023). Esto sugiere que para competir en mercados globales con nuevas reglas ambientales, las empresas peruanas deben alinear sus estrategias comerciales y productivas para consolidar su participación en mercados globales.

Perspectivas a futuro

El Perú debe impulsar una industrialización sostenible que diversifique su producción, fortalezca la resiliencia frente al cambio climático y mitigar los riesgos ambientales. Ello requiere consolidar políticas de largo plazo, promover infraestructura y desarrollo tecnológico sostenible y brindar asistencia técnica a las empresas para cumplir con estándares internacionales (Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI), 2024).

La inversión extranjera directa y las multinacionales pueden jugar un papel clave, ya sea con estrategias reactivas de cumplimiento mínimo o con enfoques proactivos que impulsen innovación y colaboraciones pública-privadas. Asimismo, el nearshoring ofrece la oportunidad de posicionar al Perú como un hub regional de sectores estratégicos, integrando cadenas globales de valor con mayor desarrollo tecnológico. Para ello, se requiere desarrollar capacidades para adaptarse a nuevos mercados y regulaciones.

Desarrollar capacidades de innovación verde duraderas y consolidar la articulación entre Estado, empresas y academia para generar productos de valor agregado, integrarse a cadenas globales de valor y mejorar la competitividad exportadora.