Mujeres emprendedoras: la fuerza silenciosa que sostiene la economía familiar y cumple mejor con el crédito

Más de la mitad de usuarias del sistema financiero peruano son mujeres, motor de transformación y garantía de desarrollo para comunidades, familias y la economía local

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Mujeres emprendedoras lideran pequeños comercios
Mujeres emprendedoras lideran pequeños comercios y proyectos agrícolas en comunidades peruanas. - (Imagen Ilustrativa Infobae)

En el Perú, más de 5.6 millones de mujeres forman parte del sistema financiero, lo que representa más del 50% de los usuarios. La cifra impresiona, pero no alcanza a describir la magnitud de lo que realmente ocurre en nuestro país: mujeres que no solo acceden a un crédito, sino que lo convierten en motor de transformación para ellas, sus familias y comunidades. Ellas son el verdadero corazón de la economía local.

La evidencia es clara: organismos como el BID y ASOMIF confirman que los créditos colocados a mujeres presentan menor morosidad que los otorgados a hombres, en especial en zonas rurales. Es decir, cuando confiamos en ellas, cumplen. Y lo hacen porque saben que detrás de cada sol invertido está el bienestar de sus hijos, la salud de sus padres o el futuro de su negocio. Apostar por ellas no es solo justo, es estratégico para la sostenibilidad del sistema financiero.

El acceso femenino al crédito
El acceso femenino al crédito impulsa el bienestar familiar y el desarrollo económico local. - (Imagen Ilustrativa Infobae)

En nuestro país, las mujeres emprendedoras no se limitan a administrar el hogar. Manejan pequeños comercios, lideran iniciativas agrícolas, participan en ferias y garantizan la educación de sus hijos. En contextos de informalidad, su ingreso suele marcar la diferencia entre el avance o el estancamiento de una familia. No es casualidad que la mayoría de los programas de microcrédito tengan como protagonistas a las mujeres: cuando acceden a recursos financieros, estos se reinvierten inmediatamente en lo esencial —alimentación, salud y educación—, creando un círculo virtuoso para toda la comunidad.

La experiencia de Lara de los Andes, la comunidad de mujeres emprendedoras creada por Candelab, el laboratorio de innovación de Los Andes, nos lo demuestra cada día. Hemos aprendido que el crédito, por sí solo, no basta. Se necesita acompañamiento, espacios de aprendizaje y una red de soporte. Por eso, en Lara combinamos educación financiera, salud emocional y un ecosistema de emprendimiento, con un lenguaje cercano que conecta con la vida diaria de nuestras Guerreras. No hablamos solo de cifras: hablamos de sueños, de confianza y de comunidad. Este enfoque integral permite entender la inclusión no como un número en una base de datos, sino como una oportunidad de desarrollo real.

Mujeres que invierten su dinero
Mujeres que invierten su dinero de manera estratégica, asegurando su crecimiento financiero y fortaleciendo su independencia económica. - (Imagen Ilustrativa Infobae)

La autonomía económica es clave para cerrar brechas. Una mujer que depende de ingresos ajenos ve limitada su capacidad de decisión. En cambio, cuando tiene sus propios recursos, planifica su futuro, lidera su negocio y transforma la vida de quienes la rodean. Ese liderazgo ya existe, aunque muchas veces no se reconozca.

Las cifras de acceso al crédito son alentadoras, pero aún queda por trabajar en la educación financiera, la alfabetización digital y la construcción de confianza en un sistema que históricamente les fue ajeno. El reto está en seguir construyendo un ecosistema que potencie sus capacidades y las acompañe en el proceso. Las mujeres emprendedoras no piden favores, piden herramientas. Darles esas herramientas no es un acto de buena voluntad: es reconocer que su progreso es condición indispensable para el desarrollo del país.