Cómo ducharte correctamente y por qué no debes usar esponja al bañarte

Aunque muchas personas consideran la esponja como parte indispensable del baño, los especialistas en dermatología coinciden en que no es recomendable usarla

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Las esponjas, sobre todo las
Las esponjas, sobre todo las naturales o de malla, retienen humedad y restos de jabón, lo que las convierte en un ambiente perfecto para la proliferación de microorganismos (Antena 3)

La ducha diaria es uno de los hábitos de higiene más importantes para mantener una buena salud. No se trata solo de sentirse limpio y fresco, sino de prevenir enfermedades de la piel y reducir el riesgo de infecciones. Según el Ministerio de Salud (Minsa), el baño diario es esencial para eliminar la acumulación de sudor, polvo y bacterias que se adhieren a la piel a lo largo del día.

De igual manera, el Seguro Social de Salud (EsSalud) recomienda mantener una adecuada higiene corporal para evitar problemas como hongos, irritaciones y malos olores. Sin embargo, aunque bañarse parece una actividad sencilla, no todas las personas saben cómo ducharse correctamente. Uno de los consejos más importantes es evitar el uso de esponjas, un hábito común que puede ser perjudicial para la piel.

Cómo ducharte correctamente

En cuanto a la temperatura
En cuanto a la temperatura del agua para bañarse, lo más recomendable es el agua tibia (Imagen Ilustrativa Infobae)

La ducha debe ser un momento no solo de limpieza, sino también de cuidado personal. Para hacerlo de manera adecuada, es importante seguir algunos pasos:

  • Temperatura del agua: evita el agua muy caliente, ya que elimina los aceites naturales de la piel y puede causar resequedad. Lo más recomendable es el agua tibia.
  • Duración de la ducha: lo ideal es entre 5 y 10 minutos. Ducharme demasiado tiempo puede dañar la barrera protectora de la piel.
  • Uso de jabones suaves: elige jabones neutros o hipoalergénicos que no irriten la piel. Los jabones muy perfumados o antibacterianos pueden alterar el pH natural.
  • Enjuague adecuado: asegúrate de retirar bien el jabón y el champú, ya que los residuos pueden provocar irritaciones o caspa.
  • Secado correcto: utiliza una toalla limpia y sécate con suavidad, sin frotar demasiado. Es importante no compartir toallas para evitar la transmisión de hongos y bacterias.
  • Hidratación posterior: aplicar crema hidratante ayuda a mantener la piel suave y a prevenir la resequedad.

Por qué no debes usar esponja al bañarte

La fricción excesiva al usar
La fricción excesiva al usar la esponja puede dañar la capa protectora de la piel, causando irritación, resequedad y hasta pequeñas heridas (Shutterstock)

Aunque muchas personas consideran la esponja como parte indispensable del baño, los especialistas en dermatología coinciden en que no es recomendable usarla. Las razones principales son:

  • Acumulación de bacterias y hongos: las esponjas, sobre todo las naturales o de malla, retienen humedad y restos de jabón, lo que las convierte en un ambiente perfecto para la proliferación de microorganismos.
  • Riesgo de infecciones: al frotar la piel con una esponja contaminada, las bacterias y hongos pueden entrar en contacto con pequeñas lesiones o microcortes, provocando infecciones.
  • Irritación de la piel: la fricción excesiva puede dañar la capa protectora de la piel, causando irritación, resequedad y hasta pequeñas heridas.
  • Alternativa más segura: lo más recomendable es lavar el cuerpo con las manos limpias, utilizando jabón suave y realizando movimientos circulares. Esta técnica es suficiente para limpiar y cuidar la piel.

En resumen, aunque las esponjas puedan dar una sensación de limpieza más profunda, en realidad ponen en riesgo la salud de la piel.

Cada cuánto te debes bañar de acuerdo a tu edad

El baño diario es una práctica cultural y saludable, pero la frecuencia puede variar según la edad y las necesidades del cuerpo:

  • Niños pequeños (0 a 5 años): no necesitan un baño diario completo. Basta con asearlos con agua y jabón suave cada dos o tres días, y limpiar a diario las áreas más expuestas (cara, manos, pies y zona del pañal).
  • Niños y adolescentes (6 a 17 años): se recomienda el baño diario, sobre todo porque en esta etapa aumenta la actividad física y la sudoración.
  • Adultos jóvenes y adultos: lo ideal es una ducha al día. En climas cálidos o tras realizar actividad física intensa, puede ser necesario bañarse dos veces.
  • Adultos mayores: la piel se vuelve más frágil con la edad, por lo que no se recomienda un baño diario con jabón en todo el cuerpo. Es suficiente entre 3 y 4 veces por semana, complementando con higiene localizada a diario.

Cada etapa de la vida tiene necesidades distintas, y ajustar la frecuencia del baño es parte del cuidado integral de la salud.