Líderes religiosos y pueblos indígenas se unen en Perú para proteger los bosques amazónicos

El lanzamiento de una nueva campaña ambiental reunió a diversas comunidades de fe y grupos originarios en Lima, donde resaltaron que la protección de la naturaleza debe asumirse como una responsabilidad ética, espiritual y social

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Expertos y líderes indígenas advirtieron
Expertos y líderes indígenas advirtieron que la deforestación en Perú avanza por la tala ilegal, la agricultura extensiva y la minería. (Andina)

La Iniciativa Interreligiosa para los Bosques Tropicales en Perú (IRI Perú) lanzó la campaña ‘Sin bosques no hay vida’, una acción colectiva que busca movilizar a la ciudadanía y alertar sobre los impactos devastadores de la deforestación en el país, una problemática que amenaza tanto a la biodiversidad como a las comunidades que dependen directamente de los bosques para subsistir.

Un lanzamiento multirreligioso

El evento de presentación de la campaña se llevó a cabo el miércoles 20 de agosto en el Parque Ecológico Voces por el Clima, en el distrito limeño de Santiago de Surco. La ceremonia estuvo marcada por la presencia de representantes de diversas religiones y espiritualidades, entre ellas la Iglesia Católica, Iglesia Luterana, Iglesia Metodista, Comunidad Musulmana, Comunidad Bahá’í, Comunidad Judía, así como la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, la Unión de Iglesias Cristianas Evangélicas del Perú (Unicep) y la Comunidad Budista.

También participaron pueblos originarios como los Murui Buue y los Shipibo-konibo, quienes compartieron su visión ancestral del bosque como fuente de vida y equilibrio espiritual. La unión de estas comunidades demuestra que la defensa de la naturaleza trasciende fronteras religiosas y culturales, y se convierte en una causa común de carácter moral y ético.

Pueblos originarios Murui Buue y
Pueblos originarios Murui Buue y Shipibo-konibo compartieron su visión ancestral sobre la importancia de conservar los bosques amazónicos. (Andina)

Compromiso desde la fe

Durante el acto, la coordinadora de IRI Perú, Laura Vargas, resaltó que la protección del medio ambiente debe integrarse como un aspecto esencial de la vida espiritual. “Las comunidades de fe deben asumir un trabajo muy importante: que la protección de los bosques no sea un añadido más, sino una tarea central en su propuesta religiosa. Por ejemplo, que la misa dominical sea un espacio para hablar de la urgencia y necesidad de proteger los bosques”, sostuvo.

Su mensaje refleja la idea de que la espiritualidad y el cuidado de la naturaleza no son dimensiones separadas, sino compromisos complementarios que deben transmitirse en los espacios de culto y enseñanza.

Voces indígenas y expertas

Un panel de especialistas y líderes indígenas reforzó el mensaje central de la campaña. Participaron Elías Szczytnicki (Religiones por la Paz Latinoamérica y el Caribe), Fabiola Muñoz (GCF Task Force), María de Jesús Gatica (pueblo originario Murui Bue) y Pedro Solano (IRI Perú).

Representantes de distintas religiones participaron
Representantes de distintas religiones participaron en el Parque Ecológico Voces por el Clima durante el lanzamiento de la campaña Sin bosques no hay vida en Lima. (Andina)

Los ponentes coincidieron en que la deforestación no solo es un problema ambiental, sino también social, porque afecta de manera directa a las comunidades que viven en contacto con el bosque. En particular, los pueblos indígenas resaltaron que sus conocimientos tradicionales son una herramienta fundamental para garantizar un manejo sostenible de los recursos naturales.

Cultura para sensibilizar

El lanzamiento de ‘Sin bosques no hay vida’ también incluyó un espacio artístico. Se presentó una obra teatral dirigida por Ana Correa, del reconocido grupo Yuyachkani, que abordó la relación entre humanidad y naturaleza. Asimismo, un grupo de mujeres artistas shipibo-konibo de la comunidad de Cantagallo ofreció música en vivo, en un esfuerzo por transmitir a través del arte la importancia de conservar los bosques tropicales.

Estas expresiones culturales buscaron conectar con el público desde la emoción y la tradición, demostrando que el arte puede ser un poderoso canal de sensibilización frente a la crisis ambiental.

Mujeres artistas shipibo-konibo de la
Mujeres artistas shipibo-konibo de la comunidad de Cantagallo participaron en la campaña a través de expresiones culturales y música en vivo. (Andina)

La deforestación en cifras

La situación en Perú es crítica. Según el Ministerio del Ambiente (Minam), cada año se pierden alrededor de 150,000 hectáreas de bosques amazónicos, principalmente por la expansión de la agricultura, la ganadería, la tala ilegal y la minería. Entre 2001 y 2021, el país perdió más de 2.7 millones de hectáreas de cobertura forestal, lo que representa una amenaza directa para la biodiversidad y contribuye al avance del cambio climático.

Los bosques amazónicos son esenciales no solo por su capacidad de absorber dióxido de carbono, sino porque albergan miles de especies de flora y fauna únicas en el planeta. Además, son el sustento de cientos de comunidades indígenas que dependen de ellos para su alimentación, medicina, vivienda y prácticas espirituales.

Religión y medio ambiente: un deber sagrado

De acuerdo con el censo de 2017, casi el 95% de los peruanos profesa alguna religión o espiritualidad. Este dato revela la enorme capacidad que tienen las comunidades de fe para influir en la conciencia social y en la transformación de hábitos colectivos.

“Los textos sagrados de todas las religiones y espiritualidades, así como sus prácticas, confluyen en un consenso absoluto: cuidar la naturaleza es un deber sagrado porque proviene de lo divino”, enfatizó IRI Perú en un comunicado.

Un llamado a la acción

La campaña ‘Sin bosques no hay vida’ busca convertirse en un movimiento de incidencia pública, donde líderes religiosos, comunidades indígenas, organizaciones civiles y ciudadanía en general unan esfuerzos para exigir mayores compromisos frente a la deforestación.

En un contexto en el que el Perú es uno de los países más vulnerables al cambio climático, el mensaje es claro: proteger los bosques no solo es una obligación ambiental, sino también una responsabilidad ética, espiritual y social.