Tras tragedia en Sacsayhuamán, comunidades de Cusco se arman con palas y picos para enfrentar incendios y proteger su fauna

La entrega de kits de herramientas permitirá a 13 comunidades altoandinas ejecutar obras de retención de agua en más de 10.600 hectáreas, beneficiando a más de 3.000 vicuñas y reduciendo el impacto de la sequía

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Composición: Infobae Perú
Composición: Infobae Perú

La región del Cusco atraviesa una de las temporadas más críticas en materia ambiental debido a la sequía y a los incendios forestales que no dejan de multiplicarse en distintas provincias. Solo en julio se registraron más de 70 emergencias y más de 770 hectáreas quedaron devastadas por el fuego, según reportes del COER. En ese contexto, el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) anunció la entrega de 585 herramientas a comunidades campesinas, con el objetivo de reducir los riesgos y proteger la vida silvestre de los Andes.

La acción cobra especial relevancia después del siniestro ocurrido hace pocos días en el abra Ccorao, muy cerca del parque arqueológico de Sacsayhuamán, donde un incendio arrasó con más de 50 hectáreas de cobertura vegetal. En esa zona se hallaron restos de ofrendas a la Pachamama, lo que abrió un debate sobre cómo mantener las tradiciones sin poner en peligro los ecosistemas altoandinos. Con este nuevo apoyo, se busca que las comunidades estén mejor equipadas para ejecutar obras de conservación que ayuden a mitigar el impacto del fuego y la sequía.

Herramientas para cuidar agua, pastos y vicuñas

En el Día Nacional de
En el Día Nacional de la Vicuña, 15 de noviembre, se destaca el esfuerzo por conservar a este camélido sudamericano, símbolo del Perú y fuente económica crucial para las poblaciones altoandinas. (Andina)

La entrega de materiales forma parte de la campaña nacional “Prevenir un incendio cuesta menos que combatirlo”, que busca fortalecer a las comunidades en primera línea de riesgo. Entre los implementos distribuidos figuran palas tipo cuchara y rectas, barretas, picos y carretillas, elementos que serán empleados en actividades de conservación de agua y recuperación de pasturas.

Con este equipamiento, las 13 comunidades beneficiadas de Cusco podrán ejecutar acciones como la construcción de diques rústicos, cochas artesanales, zanjas de infiltración y canales de agua, estructuras que permiten retener humedad en el suelo y mantener las áreas verdes durante la temporada seca. Estas obras no solo previenen la propagación del fuego, también aseguran alimento para el ganado y hábitat para la vicuña, especie emblemática de la fauna altoandina.

En total, más de 10.600 hectáreas serán alcanzadas por estas medidas de conservación. Allí habitan aproximadamente 3.629 vicuñas bajo el régimen de Declaración de Manejo (DEMA), un sistema que permite a las comunidades organizar el aprovechamiento sostenible de esta especie. Según Robert Camero Villasante, administrador técnico de Serfor en Cusco, esta entrega significa “una alianza por la sostenibilidad, la conservación y el desarrollo rural”.

Comunidades altoandinas en primera línea

El caso abre un debate
El caso abre un debate sobre cómo mantener las tradiciones andinas sin poner en riesgo el patrimonio natural y arqueológico. (Andina)

Las provincias beneficiadas son Acomayo, Anta, Canchis, Canas, Chumbivilcas, Espinar, Paruro y Paucartambo. En conjunto, representan a 2,452 familias que dependen directamente de la tierra y las pasturas para subsistir. Equiparlas para que puedan gestionar sus recursos hídricos y naturales es clave en una región donde la sequía y las prácticas de quema de pastos suelen detonar incendios de gran magnitud.

La estrategia de Serfor en Cusco se suma a acciones realizadas previamente en Puno, donde se distribuyeron cerca de 500 herramientas a 11 comunidades campesinas. En ambos casos, el objetivo es crear una red de prevención comunitaria que reduzca el impacto del cambio climático y mejore la capacidad de respuesta frente a emergencias.

El esfuerzo responde a la preocupante situación que atraviesa Cusco, declarada en alerta roja tras la ola de incendios forestales que, según el COER, alcanzan un promedio de cinco a siete siniestros por día. Los últimos reportes confirman que gran parte de las emergencias se originan por prácticas humanas, desde fogatas hasta el uso de pirotecnia en festividades, lo que obliga a reforzar la prevención y la educación ambiental en las zonas rurales.

Con la entrega de estas herramientas, las comunidades altoandinas no solo estarán mejor preparadas para enfrentar el fuego, sino que también podrán implementar sistemas sostenibles de manejo del agua y del pastoreo, contribuyendo a la protección de la biodiversidad y a la seguridad alimentaria de miles de familias.