Playas de Ventanilla, Ancón y el Callao invadidas por tecnopor y otros restos contaminantes tras caída de contenedores al mar

Sin presencia inmediata de autoridades, los residuos del incidente marítimo afectan el ecosistema y generan alarma ciudadana por la gestión ambiental en la zona costera

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10 contenedores que cayeron al mar del Callao están a la deriva y 15 ya están hundidos, advierte la Marina - 24 Horas Noticias

La caída de al menos 50 contenedores al mar frente al Callao ha generado una nueva crisis ambiental en las costas del litoral limeño. La llamada “pesca lavadora”, como han denominado algunos vecinos a esta curiosa pero preocupante temporada, ha dejado como consecuencia la aparición de grandes cantidades de tecnopor flotando y acumulándose en playas como Costa Azul, en el distrito de Ventanilla, y zonas cercanas en Ancón.

Durante un recorrido realizado por el noticiero 24 Horas, se pudo constatar la presencia masiva de fragmentos de tecnopor a lo largo de la playa, muchos de los cuales —según presumen los testigos— provendrían del contenido de los contenedores que se hundieron o flotan aún en el mar. La escena es alarmante: basura marina esparcida por todo el borde costero y ninguna presencia de fiscalizadores en la zona a pesar del anuncio de acciones por parte de las autoridades.

El Ministerio Público anunció a través de redes sociales el inicio de investigaciones preliminares por presunto delito de contaminación ambiental, sin embargo, al momento del registro en la playa, no había presencia visible de representantes de dicha institución.

En playas como Costa Azul,
En playas como Costa Azul, en el distrito de Ventanilla, se observa la acumulación de basura marina y grandes cantidades de tecnopor, presuntamente arrastrado por las olas desde los contenedores siniestrados | Foto captura: 24 Horas

Además, desde la Capitanía del Puerto del Callao se confirmó que de los 25 contenedores identificados flotando tras el incidente, al menos 15 ya se habrían hundido, mientras otros 10 permanecen en el mar, representando un riesgo tanto para la navegación como para el ecosistema marino.

El comercio informal

La situación también ha dado pie a otra problemática: el comercio informal de productos recuperados del mar. A pesar de que el penalista Julio Rodríguez advirtió que apropiarse y vender estos artículos constituye un delito de hurto agravado, ciudadanos continuaban ofreciendo objetos en redes sociales y mercados, incluso cuatro días después del incidente. “Este tachito lo compré a 15 soles, está barato porque en tienda está 30”, comentó una compradora, mostrando una papelera plástica.

Cabe precisar que los contenedores cayeron dentro de las 200 millas de jurisdicción marítima peruana, lo que refuerza la responsabilidad de las autoridades nacionales sobre el caso. Pese a ello, los artículos siguen apareciendo en distintos puntos sin control ni fiscalización efectiva.

El llamado es claro: se exige una acción inmediata de la Fiscalía, la Dirección General de Capitanías y Guardacostas (Dicapi) y los gobiernos locales para atender esta emergencia ambiental y legal antes de que el mar y las playas se conviertan en un basurero flotante sin retorno.

Detalles del accidente marítimo

La Capitanía de Puerto dispuso
La Capitanía de Puerto dispuso el cierre total del puerto del Callao luego de que varios contenedores cayeran al mar | Foto: Marina de Guerra

El 1 de agosto se ordenó el cierre del puerto del Callao tras el reporte de la caída de al menos 50 contenedores al mar desde el buque mercante taiwanés Ever Lunar, que se encontraba fondeado cerca de la isla San Lorenzo. La Capitanía de Puerto tomó la decisión de cerrar el terminal para proteger la seguridad de la zona y permitir las operaciones de recuperación de la carga. Sin embargo, horas después, se autorizó la reapertura del puerto.

El capitán de Navío Amílcar Velásquez informó en Latina Noticias que el incidente ocurrió alrededor de las 10 de la mañana y aclaró que el buque no efectuaba maniobras de carga o descarga en ese momento. Los contenedores, algunos de los cuales presentaron restos de mercancía derramada, quedaron a la deriva, elevando el riesgo para la navegación y generando preocupación por el posible impacto ambiental.

La Marina de Guerra desplegó las patrulleras Río Chama y Río Chira para apoyar las labores de búsqueda y recuperación, además de emitir una alarma radial que interrumpió el tránsito marítimo. La autoridad elevó la alerta marítima a nivel cinco, lo que implicó la paralización total de las actividades portuarias y la prohibición de zarpe. Mientras tanto, las autoridades portuarias continuaron investigando las causas del incidente y mantuvieron vigilancia sobre el buque y la carga restante.