A los 22 años, Lizeth Atoccsa celebra uno de los hitos más importantes de su vida: la compra de su primer departamento. El logro trasciende el simple acceso a una propiedad; representa el cierre de un ciclo marcado por la superación, el trabajo constante y la determinación frente a las múltiples barreras que enfrentan miles de jóvenes peruanos provenientes de hogares humildes.
Su historia, que ha recorrido redes sociales con un mensaje de esperanza genuina, hoy constituye una inspiración palpable para una generación que busca transformar su destino a través del estudio y la autenticidad.
Lizeth nació en 2003 y se crió en San Juan de Miraflores, uno de los distritos más populosos y diversos de Lima. Desde pequeña, vivió en carne propia, lo que implica crecer en un entorno de limitaciones económicas, pero con una familia que siempre apostó por la educación como el mejor legado.
Realizó su educación básica en colegios estatales y, siguiendo la recomendación de sus padres, culminó la secundaria en un colegio de mujeres donde encontró un ambiente más propicio para el estudio. La falta de recursos no fue impedimento para su empeño: mientras soñaba con llegar a la universidad, ayudaba en el hogar vendiendo utensilios en el mercado de su zona.

La oportunidad de cambiar su futuro llegó con Beca 18, el programa estatal que permite a jóvenes de bajos recursos acceder a la educación superior. Lizeth oyó hablar de la beca entre temores y mitos sobre su dificultad y las pocas posibilidades, pero venció sus dudas y postuló.
El esfuerzo se vio recompensado con una plaza para estudiar Ingeniería Industrial en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC). No solo fue la primera vez que accedía a la educación privada, sino también la ocasión para comprarse su primer teléfono celular, herramienta fundamental durante la pandemia que luego se convertiría en el punto de partida de una nueva etapa personal y profesional.
Durante el confinamiento por la pandemia, Lizeth decidió abrir una ventana a su vida cotidiana a través de TikTok. Lo que empezó como un registro sencillo de su día a día como estudiante y joven de bajos recursos, pronto llamó la atención por la sinceridad con la que mostraba sus desafíos: clases virtuales desde una casa modesta, tareas domésticas, problemas comunes de adolescentes y reflexiones sobre su entorno.
Su sinceridad, alejada del glamour que predomina en muchas redes sociales, forjó una comunidad sólida de seguidores: actualmente suma un millón en TikTok y más de 255 mil en Instagram.

La visibilidad le trajo reconocimiento y también críticas. Lizeth reconoce que recibió mensajes negativos ligados a su origen, su situación económica y su condición de becaria. Sin embargo, aprendió a priorizar el apoyo de sus seguidores, el impacto positivo de su historia y el acompañamiento de su madre y familia, que fueron su soporte emocional ante los ataques virtuales.
Un hito a los 22: el departamento propio como símbolo de superación
En 2025, a pocos meses de concluir su carrera universitaria, Lizeth volvió a conmover a su comunidad con un anuncio que marcó otro hito en su vida: logró comprar su primer departamento.
El anuncio fue compartido en redes sociales, donde expresó su sorpresa y agradecimiento a quienes la apoyaron durante todo el proceso. “¡Me compré mi primer departamento! Todavía me cuesta creerlo. Este logro tiene muchas manos y muchos corazones detrás. Gracias a mi familia, por enseñarme el valor del esfuerzo y el amor incondicional. Gracias a ustedes, mi comunidad, por acompañarme con tanto cariño en cada paso. (...) Y gracias a los amigos que encontré en redes, a cada creador y creadora que me tendió la mano, me dio aliento o me inspiró”, publicó Lizeth.

También se dedicó un reconocimiento propio al recordar los momentos difíciles y reafirmar la importancia de los sueños, aun cuando parecen lejanos: “Y sí… gracias a mí también. Por no soltar el sueño, incluso cuando dolía. Por imaginar este momento antes de que fuera posible”.
El anuncio generó reacciones positivas de figuras del entorno digital y un aluvión de felicitaciones de sus seguidores, quienes vieron en Lizeth Atoccsa la prueba de que el trabajo y la perseverancia rinden frutos. La joven ingeniera industrial, que está por culminar su carrera en la UPC, planea seguir perfeccionándose profesionalmente y sueña con regresar algún día a su comunidad para retribuir con conocimiento y compromiso lo que la vida y sus esfuerzos le han permitido alcanzar.
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