Machu Picchu cumple 114 años desde que fue redescubierta: la historia detrás de la llegada de Hiram Bingham a la ciudadela inca en 1911

Guiado por relatos sobre civilizaciones perdidas, el historiador peruano llegó al corazón del Cusco. Allí encontró la Ciudadela Perdida de los Incas, que siglos después resurgía como maravilla del mundo y símbolo eterno del Perú

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Machu Picchu
Machu Picchu

Un día como hoy, 24 de julio, pero de 1911, el explorador e historiador estadounidense Hiram Bingham llegó por primera vez a las ruinas de Machu Picchu. Aquella expedición marcó un antes y un después para la historia del Perú y del mundo. Desde entonces han pasado 114 años desde que la legendaria ciudadela inca, oculta entre las montañas del Cusco, empezó a revelarse al mundo.

Machu Picchu, cuyo nombre en quechua significa “montaña vieja”, fue construida en el siglo XV por orden del inca Pachacútec. Está ubicada a 2.430 metros sobre el nivel del mar, entre los imponentes paisajes del Valle Sagrado de los Incas. Tras la conquista española, el lugar fue abandonado y su ubicación exacta se perdió por siglos.

El redescubrimiento de Machu Picchu ocurrió durante una época marcada por intensas expediciones en América Latina. Fue una era de búsquedas, mapas sin terminar y ciudades perdidas envueltas en misterio. La llegada de Bingham, respaldada por instituciones académicas de Estados Unidos, permitió que la Ciudadela Perdida de los Incas saliera del olvido y entrara en el radar de la historia mundial.

Fotografía de Machu Picchu tomada
Fotografía de Machu Picchu tomada por Hiram Bingham III en 1912 después de que se hubieran realizado importantes trabajos de limpieza. National Geographic / Wikimedia Commons

Hoy, Machu Picchu es uno de los destinos turísticos más visitados del planeta. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1983 y una de las siete maravillas del mundo moderno desde 2007, es símbolo de la herencia cultural del Perú. La ciudadela recibe más de un millón de turistas cada año, atraídos por su belleza, su misticismo y su historia milenaria.

El viaje que llevó a Bingham al corazón del Imperio Inca

La historia comienza en 1908, cuando Bingham asistió al Congreso Científico Panamericano en Santiago de Chile. Allí conoció al expresidente de Estados Unidos, Theodore Roosevelt, con quien estableció una relación que marcaría su carrera. Al finalizar el evento, Bingham decidió visitar Perú.

Después de pasar por Lima y llegar a Cusco, fue recibido por las autoridades locales. Fascinado por los relatos sobre ciudades incas escondidas, Bingham aceptó una invitación del prefecto Juan José Núñez para explorar Choquequirao, un sitio arqueológico al sur del país. Aunque no era arqueólogo, documentó el lugar con fotografías y apuntes.

Durante la expedición, encontró inscripciones de visitantes anteriores y, aunque no halló tesoros, su curiosidad se mantuvo viva. Al regresar a Estados Unidos, su amigo Edward Harkness lo animó a planear una nueva expedición en busca de la última capital inca, Vilcabamba. Con apoyo financiero de su esposa, de la Universidad de Yale y de la National Geographic Society, Bingham volvió a Perú en 1911.

Hiram Bingham en Espíritu Pampa,
Hiram Bingham en Espíritu Pampa, durante su expedición de 1911. Foto: Harry Ward Foote/ Finestre sull'Arte

En Cusco, el viceprefecto le habló de unas ruinas al pie del Huayna Picchu. Pocos conocían ese lugar. Bingham decidió investigar y el 19 de julio emprendió viaje hacia el valle del Urubamba. Acampó en Mandorpampa, una planicie de la que Bingham había oído hablar por el entonces rector de la Universidad San Antonio Abad del Cusco, Albert Giesecke, y se preparó para explorar el área.

Así fue el primer encuentro de Hiram Bingham con Machu Picchu

El 24 de julio de 1911, Bingham cruzó la vegetación húmeda y vio por primera vez los muros de piedra tallada de Machu Picchu. La ciudadela emergía entre la selva como una joya oculta del imperio incaico. Documentó el hallazgo con fotografías y notas.

Muros de granito blanco, escalinatas, templos y terrazas agrícolas se desplegaban en el paisaje andino. Entre los hallazgos, identificó una inscripción con el nombre de Agustín Lizárraga, fechada en 1902, que indicaba que otros ya habían llegado antes.

Bingham reconoció el valor del sitio y decidió informar de inmediato a sus patrocinadores. En 1913, la revista National Geographic publicó un número completo sobre Machu Picchu, con fotos y descripciones del lugar. Ese número causó un gran impacto y despertó el interés global por la civilización inca.

El arqueólogo estadounidense Hiram Bingham
El arqueólogo estadounidense Hiram Bingham descubrió, oficialmente, en 1911 e hizo famosa la ciudadela inca de Machu Picchu. (AFP)

“De repente me encontré parado frente a las paredes de una ruina y casas construidas con la mejor calidad del arte inca. Las paredes fueron difíciles de ver ya que los árboles y el musgo habían cubierto las piedras por siglos. Pero en la sombra del bambú y trepando los arbustos estaban las paredes visibles hechas de bloques de granito blanco cortados con la más alta precisión. Encontré brillantes templos, casas reales, una gran plaza y miles de casas. Parecía estar en un sueño”, escribió Bingham.

Las excavaciones posteriores se llevaron a cabo en 1912 y entre 1914 y 1915. Durante estas campañas, el equipo de Bingham desenterró piezas de cerámica, herramientas, textiles, restos humanos y estructuras que ayudaron a comprender el uso ceremonial, agrícola y astronómico de la ciudadela.

Perú sigue sin recuperar todo legado extraído

Junto al reconocimiento también llegó la controversia. Bingham trasladó más de 46,000 objetos arqueológicos a Estados Unidos, con permiso temporal del gobierno peruano. El acuerdo estipulaba que las piezas regresarían luego de ser estudiadas. Pero eso no ocurrió.

Durante casi un siglo, el Perú exigió su devolución. Recién en 2011, y tras intensas gestiones diplomáticas, un total de 363 piezas retornó al país. Según la Agencia Andina, entre las piezas repatriadas hay cerámica, herramientas líticas y metálicas, textiles y restos óseos. El resto aún permanece en colecciones de Yale, museos europeos y manos privadas.

Machu Picchu se alzó como
Machu Picchu se alzó como maravilla moderna en 2007, gracias a una votación masiva. Desde entonces, el 7 de julio rinde homenaje a su legado milenario e imponente belleza. (Andina)

La controversia también visibilizó el debate global sobre el patrimonio cultural, la propiedad de los hallazgos arqueológicos y los límites éticos de la exploración científica en territorios ajenos.

La importancia de Machu Picchu en el mundo

Desde que fue revelada al mundo por Bingham, Machu Picchu ha sido estudiada, restaurada y preservada como uno de los mayores logros de la ingeniería inca. Su diseño aprovecha el entorno natural, resiste terremotos y se integra con la montaña de forma armónica.

En 1981, el gobierno peruano la declaró Santuario Nacional. Dos años después, la Unesco la incluyó en la Lista de Patrimonio Mundial como bien cultural y natural. Y el 7 de julio de 2007, millones de votos en todo el mundo la eligieron como una de las nuevas siete maravillas del mundo.

Cada año, turistas de todas las edades y nacionalidades viajan hasta el Cusco para conocerla. Suben montañas, cruzan el Camino Inca o llegan en tren solo para ver el amanecer entre sus muros de piedra.

A 114 años de su redescubrimiento, Machu Picchu sigue despertando asombro, inspiración y orgullo. No solo es un sitio arqueológico. Es un símbolo vivo de la identidad andina y una joya del patrimonio mundial.