Día del Pisco: ¿por qué esta bebida es símbolo de la identidad del Perú y parte esencial de su cultura?

La emblemática bebida destilada representa mucho más que tradición, conecta generaciones y fortalece el sentido de pertenencia, consolidándose como un emblema cultural que trasciende fronteras y enriquece la memoria colectiva del país

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El pisco, producido en regiones
El pisco, producido en regiones autorizadas del sur peruano, refleja una tradición que combina técnica, historia y sabor único. Foto: Composición Infobae Perú

Hay palabras que saben a tierra, a historia, a orgullo. En el Perú, “pisco” no solo nombra una bebida: invoca una tradición que fermenta en el tiempo y destila identidad. Cada cuarto domingo de julio, el país la celebra no como un simple ritual, sino como una afirmación colectiva.

El Día del Pisco no aparece por casualidad en el calendario. Fue establecido en 1999 para reforzar su presencia en los mercados y su lugar en la memoria nacional. La fecha no cae en cualquier momento: coincide con las Fiestas Patrias y eleva el brindis a símbolo de orgullo republicano.

Este año, al cumplir 204 años de independencia, el brindis tiene un doble sentido. No solo celebra el nacimiento de la República del Perú, sino también el carácter de un pueblo que defiende sus tradiciones, honra sus raíces y lleva el pisco como estandarte cultural dentro y fuera de sus fronteras.

¿Qué significa el pisco para los peruanos?

El pisco encarna una herencia viva que se transmite entre generaciones. Para muchos peruanos, representa una conexión directa con sus raíces y su historia. No solo es una bebida, sino una expresión cultural.

Se reconoce como símbolo de identidad. Reúne elementos históricos, culturales y sociales que fortalecen el sentido de pertenencia. Es parte de la memoria colectiva del país y su producción involucra saberes tradicionales, desde el cultivo de la vid hasta la destilación.

A nivel internacional, el pisco ha ganado reconocimiento por su calidad y su valor cultural. Este prestigio ha reforzado el orgullo nacional, ya que proyecta una imagen positiva del Perú en el extranjero. También desempeña un papel importante en la economía local, impulsando empleos, turismo y desarrollo en las regiones productoras.

Además, es un componente esencial en celebraciones familiares y eventos sociales. Su presencia en reuniones refuerza los lazos afectivos y la identidad compartida. Su historia también conecta a las nuevas generaciones con el pasado, recordando los aportes de quienes conservaron y perfeccionaron su elaboración.

Los orígenes del pisco en la costa sur del Perú

El pisco tiene raíces profundamente peruanas. Así lo establece la Resolución 13880-2017/DSD-Indecopi, que confirma que su nombre nació en estas tierras. Mucho antes de la llegada de los españoles, en la costa sur del Perú vivían pueblos que hablaban quechua. En su lengua, usaban palabras como pisku o phishgo para referirse a los pájaros que llenaban el cielo de esa región.

Con el tiempo, ese nombre comenzó a marcar territorio. En 1574, el primer mapa conocido del Perú ya registraba al puerto de Pisco. Incluso el virrey Conde de Nieva lo mencionó al proponer la fundación de una villa en esa zona. Aunque hubo intentos por rebautizarla, el nombre se impuso y quedó para siempre.

En ese mismo lugar vivía una comunidad de artesanos llamados piskos. Expertos en trabajar el barro, fabricaban recipientes para líquidos como la chicha. Con la llegada de la vid y el aguardiente de uva, empezaron a elaborar tinajas de barro cocido, recubiertas por dentro con cera de abejas. Allí se guardaba el nuevo destilado que, con los años, adoptó el nombre del recipiente y del puerto de origen.

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Durante el siglo XVI, el puerto de Pisco ganó importancia comercial. Desde allí salían cargamentos de guano, plata y, cada vez con más frecuencia, el aguardiente que pronto ganó fama por su sabor. Se transportaba en botijas hacia regiones vecinas y más allá, llevando consigo el nombre y la historia del lugar que lo vio nacer.

Zonas autorizadas para la producción del pisco peruano

El pisco obtuvo la Denominación de Origen (DO) en 2017, bajo resolución del Indecopi. Esta distinción no solo reconoce su lugar de procedencia geográfica, sino también sus características particulares, resultado de factores naturales y culturales únicos.

La Denominación de Origen Pisco ampara solo al destilado producido en zonas autorizadas del país. Según Indecopi, estas incluyen la costa de los departamentos de Lima, Ica, Arequipa, Moquegua y los valles de Locumba, Sama y Caplina, en Tacna.

La DO garantiza al consumidor que el pisco proviene de una zona determinada y que su calidad responde a tradiciones locales. También protege a los productores que han mantenido los métodos ancestrales de elaboración y preservado el prestigio del producto.

Estas regiones poseen condiciones climáticas y geográficas ideales para el cultivo de uvas pisqueras. Además, han desarrollado prácticas tradicionales en su cultivo y destilación, lo cual les otorga un sabor y aroma distintivos.

El pisco producido en estas zonas cumple con estrictos estándares de calidad. Esto ha permitido su reconocimiento mundial y ha impulsado el turismo en estas regiones, donde se ofrecen rutas, catas y experiencias relacionadas con la bebida.

Actualmente, más de 70 países reconocen la Denominación de Origen peruana del pisco. Entre ellos se encuentran Estados Unidos, Canadá, España, Francia, Japón, China y Sudáfrica. Este respaldo internacional refuerza la posición del pisco como embajador de la cultura peruana en el mundo.