El impactante antes y después de Mónica Adaro: la radical transformación de su vida en Estados Unidos

Mónica Adaro, figura clave de la farándula peruana en los años noventa, destaca hoy por un perfil radicalmente distinto al que la consagró como vedette y bailarina de ‘Risas y salsa’. Tras casi tres décadas alejadas de los escenarios, Adaro reconstruyó su vida en los Estados Unidos con nuevas ocupaciones y perspectivas.

La exvedette se estableció en el país norteamericano hace 27 años, llevada por la búsqueda de oportunidades y estabilidad. Inicialmente, continuó vinculada al arte a través de presentaciones para la colonia peruana y comunidades latinas. Sin embargo, con el paso del tiempo su vida profesional dio un giro y dejó atrás definitivamente los trajes brillantes y las luces del espectáculo.

Actualmente, Mónica Adaro se dedica a tres actividades laborales que la mantienen ocupada y financieramente estable. En primer lugar, cumple funciones como organizadora de eventos, rol en el que los años de experiencia en el escenario y su carisma le facilitan la interacción con el público. Adaro relata que en reuniones de la comunidad latina, especialmente cuando asisten artistas peruanos o mexicanos, se encarga de presentar a las figuras invitadas.

“En los eventos, ya me conocen que soy extrovertida, entonces yo presento a los artistas. Yo no bailo, yo no canto, solamente ‘hola, ¿qué tal, ¿cómo están? Nos encontramos esta noche aquí, vamos a presentar al artista tal, fuerte aplauso, los recibimos y ya’“, contó a Trome. En algunos casos, también apoya en la parte administrativa y contable de los eventos.

El segundo trabajo que realiza Mónica es como asistente de personas con problemas de salud en un condado de Estados Unidos. La labor consiste en ayudar tanto a personas mayores como a pacientes con discapacidades físicas no severas. Explica que la mayoría de sus pacientes son independientes en gran parte de sus actividades, pero requieren apoyo para ciertas tareas cotidianas.

“Me encargo de tratar gente que es discapacitada, algunos son mayores y otros solamente son discapacitados. Por ejemplo, a veces no caminan bien, pero es por algún problema de salud, no es gente que esté con un retraso o muletas, silla de ruedas, no”, aclara Adaro. Esta función demanda responsabilidad y empatía, atributos que la artista destaca como esenciales para su desempeño.

La tercera fuente de ingresos para la exvedette es la actividad de bartender, una ocupación que adopta durante los numerosos eventos sociales en los que participa. Adaro prepara diversas bebidas alcohólicas para los asistentes y destaca la versatilidad que requiere el trabajo en la barra.

Lejos del glamour y la visibilidad que acompañaron su paso por la televisión peruana, Mónica Adaro sostiene que en Estados Unidos es una persona más, valorada principalmente por su ética de trabajo y cercanía con la comunidad.

“Ahí es donde vivo, donde trabajo. Estados Unidos es calma, paz, tranquilidad, me desenvuelvo bien, por donde vaya estoy bien. Mucho respeto, mucha tranquilidad para mí…”, señala la rubia en el podcast Café con la Chévez.

Su historia incluye también episodios personales complejos, como el proceso de divorcio iniciado tras la infidelidad de su exesposo, con quien estuvo casada durante una década.

Sobre esta ruptura, Adaro relató que mantiene la relación laboral con su exmarido, ya que ambos son socios en dos bares en Estados Unidos, lo que ha requerido que conserven una comunicación cordial.

“Salió embarazado el hombre. Brutito también, le falló. Si vas a ser infiel, por lo menos un condón, es un dólar. Ahora el hijo le cuesta un montón y el condón era un dólar 99 y la manutención, son de 500 dólares para arriba”, compartió la exvedette con sacasmo

La rubia enfrenta actualmente la disolución del vínculo matrimonial y familiar. A pesar de los momentos difíciles, Mónica Adaro mantiene una visión práctica sobre su vida actual, priorizando la estabilidad y el bienestar por sobre la fama. La exvedette sostiene que, hoy en día, el trabajo es su principal compañía.