Florece cinco días, tarda siete años en nacer: el amancay y su lucha por sobrevivir en Lima frente al clima cambiante y la expansión urbana

Infobae Perú estuvo en el Santuario de la flor endémica de Sudamérica, donde cada invierno, sobre todo en junio y julio, gracias a la humedad estacional, florece esta planta

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El amancay solo florece entre
El amancay solo florece entre junio y julio, por un máximo de cinco días. (Infobae Perú: Jazmine Angulo)

En el sur de Lima, en la zona de Lurín, un paisaje que parece dormido durante buena parte del año despierta en silencio. Entre junio y julio, en un proceso tan breve como impresionante, un manto de flores amarillas aparece en las lomas costeras. Son amancayes, plantas endémicas que solo se encuentran en este ecosistema y que florecen durante apenas cinco días. Infobae Perú visitó el Santuario de Amancay, la primera área natural protegida privada y metropolitana del país, para registrar de cerca este momento y escuchar a quienes custodian su frágil ciclo.

El visitante se enfrenta a un contraste sorprendente: en invierno, las lomas lucen un verdor inesperado en medio de un entorno árido. Esa transformación es resultado de un proceso largo y cuidadoso. Así lo explicó Pedro Gamboa, Subgerente de Gestión de Activos Ambientales de UNACEM, quien nos dio más detalles. “Estamos aquí para que conozcamos a la forma emblemática de las Lomas de Lima. Nos encontramos con una flor de amancay, flor endémica de las lomas costeras de Lima. Solamente van a encontrar la flor de Amancay en este ecosistema”.

La visita al santuario no solo es un encuentro con una flor. Es también una lección de paciencia y conservación. “Esta flor tiene un proceso de floración que dura entre 2 a 5 días. Una vez culminado ese proceso, se seca y genera semillas. Normalmente por cada flor hay un promedio de siete semillas, las mismas que después caen en el suelo y allí se produce la conversión de la semilla en bulbo. Este bulbo, transcurrido entre 6 a 7 años, recién va a generar una flor”, detalló Gamboa.

El Santuario de Amancay es más que un campo de investigación. Es un refugio de vida que se mantiene gracias a un esfuerzo constante. “Así como hemos apreciado la flor de Amancay en su espacio natural en las zonas de uso limitado del santuario, la podemos apreciar aquí en las parcelas manejadas y controladas que tenemos para fines de investigación. Este es un trabajo que nos tomó 20 años”, añadió el especialista mientras señalaba el terreno cubierto de flores.

La conservación detrás del paisaje

Gracias a la humedad invernal que llega desde el mar, las lomas áridas del sur de Lima se transforman por unos días al año. Allí florece el amancay, una planta endémica que solo vive cinco días y tarda hasta siete años en desarrollarse. Su delicado ciclo enfrenta hoy graves amenazas por el cambio climático y la expansión urbana. (Infobae : Jazmine Angulo)

El área cuenta con 787.82 hectáreas bajo administración privada para la protección de un ecosistema estacional. Quien lo visita en verano encuentra un desierto. En invierno, en cambio, surge un verdor inesperado. Según relató Gamboa durante la visita, el santuario permite restaurar otros espacios similares: “Que podamos restaurar otros espacios similares a las lomas del Santuario Amancay y ojalá que las lomas vecinas puedan recuperar esta flor tan maravillosa emblemática”.

En ese mismo encuentro, se explicó que la flor se encuentra en categoría de vulnerabilidad. Las amenazas son varias: el avance urbano y el cambio climático afectan la supervivencia de esta especie única. “Por eso es tan importante poder conservarla. Tenemos un compromiso con la Flor de Amancay y con todo nuestro entorno”, se indicó durante la exposición.

El ciclo de vida del amancay impresiona por la paciencia que requiere. Las semillas necesitan de cinco a siete años para producir la primera flor. Durante ese tiempo, las plantas juveniles crecen lentamente hasta alcanzar la madurez necesaria. Una vez que florecen, generan semillas que comienzan el proceso desde cero. “En 4.º año ya como les dije, es que ya salió la flor que va muriendo. Dentro de la familia no tiene ni semillita. Son las juveniles donde todavía están en ese proceso de crecimiento y desarrollo para que cuando sean adultas ya tengan ese cuellito que donde han dicho que están las niñitas, que ya ahí sí ya son adultos”, explicó uno de los investigadores mientras mostraba a los visitantes pequeños brotes.

Esa flor, de apenas unos centímetros, puede alcanzar hasta setenta centímetros según las investigaciones realizadas en el lugar. Su tiempo de vida visible es corto: “Lo interesante será la flor de hoy. Es que su tiempo de vida, o sea, de la flor, nada más, es entre 4 a 5 días como mucho. Después de eso se marchita y ya continúa en la tierra”.

Fauna que habita en las lomas

El área alberga 89 especies,
El área alberga 89 especies, entre ellas el zorro andino, la vizcacha, el gecko de las lomas y la lechuza de los arenales.. (composición; Infobae)

El Santuario de Amancay no solo protege flora. En sus lomas habitan 89 especies de fauna entre vertebrados e invertebrados. El zorro andino, por ejemplo, recorre el lugar y cumple un rol clave controlando poblaciones de roedores y dispersando semillas. Aunque se le llame zorro, está más emparentado con lobos y chacales. Puede llegar a pesar 13 kilos y medir más de un metro de largo.

En las zonas rocosas es posible encontrar a la vizcacha andina, un roedor que necesita roer constantemente para mantener a raya el crecimiento de sus dientes. Con orejas largas y movimientos ágiles, es parte fundamental del equilibrio ecológico de estas lomas costeras. A su vez, la lechuza de los arenales despliega sentidos adaptados para cazar durante el día, algo poco común entre sus especies.

Durante la visita guiada se mostró también al gecko de las lomas, un reptil pequeño con patas dotadas de almohadillas adhesivas que le permiten escalar superficies lisas o verticales sin dificultad. Las explicaciones del personal resaltaron cómo cada especie, desde los insectos hasta los mamíferos, desempeña un rol que mantiene la integridad del ecosistema.

Las parcelas controladas permiten el
Las parcelas controladas permiten el estudio botánico y la sensibilización del público. (Infobae Perú: Jazmine Angulo)

El recorrido permitió observar detalles que a simple vista pasan desapercibidos. Las rocas cubiertas de líquenes, por ejemplo, son indicadores de calidad del aire. “¿Saben cómo se llaman esas manchitas? Líquenes. Muy bien. Los líquenes. ¿Cómo podemos definir los líquenes? Lo que es una relación simbiótica entre alga y un hongo”, explicó un investigador a los asistentes. Esa interacción permite transformar materia inerte en materia orgánica, indispensable para que otras especies se establezcan.

En el santuario también habita la lagartija de lomas (Microlophus tigris), cuyo camuflaje la hace casi invisible entre piedras y troncos. Hay serpientes como la falsa coral o coral ratonera (Oxyrhopus fitzingeri) que se alimentan de esas lagartijas, avispas papelera peruanas (Polistes peruvianus) que sobreviven en condiciones de escasa humedad y saltamontes que cambian de color según la temporada. La araña tigre (Argiope argentata) teje redes que superan el metro de diámetro.

Cada especie observada refuerza la importancia de cuidar este espacio. Las lomas costeras solo se encuentran en Perú y Chile, y dos tercios de ellas están en territorio peruano. En Lima existen 19 lomas activas gracias a la humedad invernal, y en ellas persisten especies como el gato de lomas, un pequeño felino nocturno de ojos brillantes.

El Santuario de Amancay invita a registrarse en línea para participar de sus actividades y recorridos. El ingreso se organiza para proteger tanto a los visitantes como al ecosistema. El manto amarillo que cubre las lomas durante unos pocos días al año es resultado de años de trabajo silencioso, de investigación y de cuidado permanente. Los visitantes recorren senderos señalizados para evitar dañar plantas jóvenes o especies ocultas entre la vegetación. El aire fresco y la visión de una flor que solo existe aquí hacen del Santuario de Amancay un lugar singular dentro de Lima.