Cámaras captan una extraña amistad en el Amazonas: depredador y presa fueron vistos como “dos viejos amigos”

Aunque no son las mismas especies, la dupla fue comparada con Timón y Pumba, los dos entrañables personajes de la película de Disney El rey león

Guardar
Dupla fue comparada con los conocidos 'Timón y Pumba'.| New York Times

En el corazón del Amazonas, una escena inesperada dejó perplejo al equipo científico de la Estación Biológica Cocha Cashu, en el sureste del Perú. No se trataba de una caza ni de una persecución, sino de una silenciosa caminata compartida entre un ocelote y una zarigüeya, captada mientras atravesaban la densa selva nocturna. La grabación, obtenida por casualidad cuando los investigadores intentaban estudiar aves con cámaras trampa, desafía el entendimiento clásico sobre las relaciones entre depredadores y presas.

Las imágenes a las que accedió The New York Times muestran a un ocelote, felino salvaje nativo de América, desplazándose junto a una zarigüeya común, marsupial asociado históricamente con el papel de presa. Contra todo lo esperado, ambos animales avanzan juntos y, minutos después, regresan por el mismo sendero, repitiendo la extraña compañía.

Isabel Damas-Moreira, ecóloga del comportamiento en la Universidad de Bielefeld, en Alemania, describe la sorpresa del equipo al revisar las grabaciones. La convivencia pacífica de los dos animales abrió múltiples interrogantes. ¿Se trataba de un cazador siguiendo a su presa? ¿O de un episodio de cooperación inadvertido hasta ahora?

Para profundizar, el grupo contactó a colegas en otras regiones de la Amazonía. La respuesta fue aún más sorprendente: en distintas zonas y años, otras cámaras habían registrado escenas similares, con ocelotes y zarigüeyas desplazándose juntos bajo la espesura del bosque. El patrón se repetía, alejándose de cualquier interpretación como simple anécdota o episodio aislado.

Animales que suelen ser depredador
Animales que suelen ser depredador y presa fueron captados jugando. | New York Times

La atención de los científicos se centró entonces en los posibles motivos de este inusual vínculo. Damas-Moreira y sus colegas diseñaron un experimento específico: colocaron tiras de tela impregnadas con olor de ocelote, de puma y un control, frente a sus cámaras trampa. Los resultados mostraron que las zarigüeyas visitaron la tela con olor de ocelote en 12 ocasiones, muchas veces interactuando con ella, mientras el olor de puma apenas provocó una visita fugaz.

El fenómeno no tiene explicaciones concluyentes. Entre las hipótesis planteadas aparece la del “camuflaje químico”. Ettore Camerlenghi, biólogo evolutivo y ecólogo de ETH Zurich y coautor del estudio, sugirió al medio citado que la fuerte fragancia de las zarigüeyas podría disimular la presencia del ocelote ante potenciales presas o, de manera inversa, que la proximidad del felino podría proteger a la zarigüeya de depredadores mayores, diluyendo su propio olor característico.

El análisis también considera alianzas similares observadas en otras regiones del mundo. En América del Norte, coyotes y tejones forman parejas inusuales para cazar juntos y repartirse los restos de sus presas. Algo parecido podría estar dándose en el Amazonas entre ocelotes y zarigüeyas: la zarigüeya podría guiar al ocelote hacia presas difíciles, aprovechando luego los restos, mientras que el ocelote obtendría el acceso a presas más esquivas.

Las zarigüeyas también poseen una resistencia única al veneno de ciertas serpientes amazónicas. Para el ocelote, carecer de esta defensa supone un riesgo mayor al internarse en zonas con presencia de víboras. Una asociación eventual podría beneficiar a ambos en los desafíos del bosque tropical.

El profesor Diego Astúa, curador de mamíferos en la Universidad Federal de Pernambuco, Brasil, subraya la rareza de estos vínculos, especialmente dado el carácter solitario de la zarigüeya. Para Astúa, el hallazgo abre la puerta a nuevas investigaciones sobre el comportamiento de este marsupial, aún poco explorado en su entorno salvaje.

Los investigadores reconocen que, sin la ayuda de la tecnología, estos episodios habrían pasado inadvertidos. Las cámaras trampa ofrecieron una ventana exclusiva a la intimidad de la fauna amazónica, donde lo desconocido sucede cada noche, sin testigos.

Mientras tanto, la relación entre ocelote y zarigüeya queda en suspenso como uno de los enigmas más particulares y recientes de la ecología amazónica, desafiando las rígidas fronteras entre depredador y presa. Los científicos, que dieron con el hallazgo buscando otra cosa, ahora exploran este singular lazo, convencidos de que aún quedan muchos secretos por descubrir bajo la sombra infinita del Amazonas.