Radiografías: ¿pueden ser peligrosas para la salud?

Hoy en día es posible obtener imágenes de alta calidad con equipos modernos que utilizan dosis mínimas de radiación. Pero las radiografías aún generan incertidumbre entre numerosos pacientes

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Las radiografías funcionan mediante el
Las radiografías funcionan mediante el uso de rayos X, un tipo de radiación ionizante que atraviesa el cuerpo humano y permite obtener imágenes (Shutterstock)

Las radiografías son una de las herramientas médicas más utilizadas a nivel mundial para diagnosticar una gran variedad de condiciones de salud. Desde fracturas óseas y enfermedades pulmonares hasta problemas digestivos o detección temprana de ciertos tipos de cáncer, su utilidad en la práctica clínica es invaluable.

En el Perú, tanto el Ministerio de Salud (Minsa) como el Seguro Social de Salud (EsSalud) destacan su importancia dentro de la estrategia de diagnóstico precoz y monitoreo de enfermedades crónicas no transmisibles, que representan una de las principales causas de consulta y hospitalización en los servicios de salud pública. De hecho, según datos del Minsa, más del 60 % de los diagnósticos de enfermedades respiratorias agudas en hospitales nacionales se apoyan en estudios radiológicos, siendo el de tórax uno de los más frecuentes.

Gracias a los avances tecnológicos, hoy en día es posible obtener imágenes de alta calidad con equipos modernos que utilizan dosis mínimas de radiación. Sin embargo, a pesar de su relevancia médica, las radiografías aún generan incertidumbre entre numerosos pacientes: ¿la exposición acumulada representa un riesgo real?, ¿cuán seguras son en realidad?

¿Las radiografías pueden ser peligrosas para la salud?

Las radiografías funcionan mediante el uso de rayos X, un tipo de radiación ionizante que atraviesa el cuerpo humano y permite obtener imágenes de estructuras internas como los pulmones o los huesos. La inquietud surge porque esta forma de radiación, en dosis altas o repetidas, puede tener efectos negativos sobre la salud. No obstante, las cantidades utilizadas en exámenes convencionales son muy bajas y se mantienen estrictamente controladas.

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Una de las recomendaciones al usar radiografías es informar al especialista si se está embarazada o se sospecha de un embarazo (Imagen Ilustrativa Infobae)

“El nivel de radiación en una radiografía simple es muy bajo, comparable al que una persona recibe de manera natural en unos días de vida cotidiana. Además, los equipos actuales permiten ajustar la dosis para usar sólo la estrictamente necesaria”, señala Ana Paula Francisqueti, Gerente Clínica de Rayos X y Mamografía en Siemens Healthineers Latinoamérica.

De acuerdo con el Organismo Internacional de Energía Atómica (IAEA), una radiografía de tórax implica una exposición aproximada de 0.1 milisieverts (mSv), lo cual representa una fracción mínima en comparación con la radiación natural que una persona absorbe anualmente (alrededor de 2.4 mSv) tan solo por estar expuesta al sol, vivir en el planeta o consumir ciertos alimentos. Esto indica que someterse a una radiografía, siempre que esté indicada por un profesional de la salud, no supone un riesgo significativo.

La clave está en el uso racional, ya que la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la IAEA coinciden en que toda exposición a radiación médica debe estar justificada, es decir, que los beneficios diagnósticos superen cualquier posible riesgo; y optimizada, minimizando la dosis sin comprometer la calidad del examen.

En poblaciones más sensibles como mujeres embarazadas, niños o personas con enfermedades crónicas que requieren estudios frecuentes, los especialistas aplican protocolos específicos para reducir aún más la exposición o evaluar alternativas diagnósticas menos invasivas.

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Someterse a una radiografía, siempre que esté indicada por un profesional de la salud, no supone un riesgo significativo (Imagen Ilustrativa Infobae)

“La radiación médica no es inocua, pero su uso controlado permite obtener información diagnóstica valiosa con un riesgo prácticamente nulo. La clave está en aplicar el principio de justificación: no toda imagen es necesaria, pero cuando lo es, su beneficio supera con creces cualquier posible efecto adverso”, concluye Francisqueti.

Recomendaciones para el uso correcto de las radiografías

Para garantizar que las radiografías sean utilizadas de forma segura y eficaz, se recomienda seguir estas pautas:

  • Seguir estrictamente la indicación médica: no solicitar radiografías por iniciativa propia. Solo deben realizarse cuando un profesional lo considere necesario.
  • Informar al especialista si se está embarazada o se sospecha de un embarazo: esto permite adaptar los protocolos o elegir alternativas más seguras.
  • Conservar el historial de radiografías realizadas: llevar un control de los estudios previos evita repeticiones innecesarias y acumulación de exposición.
  • Acudir a centros de salud certificados y con equipos modernos: la tecnología actual permite usar dosis mínimas con alta calidad diagnóstica.
  • Evitar estudios reiterativos sin seguimiento médico: en condiciones crónicas, el profesional evaluará el riesgo-beneficio antes de indicar nuevas radiografías.

Con estas recomendaciones, las radiografías continúan siendo una herramienta diagnóstica fundamental y segura en la medicina moderna.