Tres plantas que crecen y florecen en el agua: necesitan poco cuidado y tiempo

La jardinería doméstica se ha convertido en un pasatiempo esencial para muchas personas en todo el mundo. Más allá de su valor decorativo, tener plantas en casa ofrece beneficios psicológicos y ambientales: ayuda a mejorar la calidad del aire, fomenta la creatividad y eleva la autoestima. Según especialistas en botánica y jardinería urbana, cultivar plantas dentro del agua —también conocido como hidroponía casera básica— es una técnica muy sencilla que requiere poco mantenimiento y ofrece resultados estéticos notables.

Entre las especies más recomendadas para este tipo de cultivo se encuentran la violeta, el cóleo y la begonia. Todas ellas poseen características que las hacen ideales para crecer y florecer en un recipiente con agua, siempre que se sigan ciertas pautas de cuidado.

Cuidar plantas no es un entretenimiento trivial: implica responsabilidad y conocimiento. Al igual que sucede con las mascotas, las plantas domésticas necesitan atención regular, luz, riego adecuado y un ambiente cómodo para prosperar.

Expertos de universidades como Cornell o la Royal Horticultural Society coinciden en que mantener plantas saludables en interiores mejora significativamente el bienestar general de las personas. El contacto con la naturaleza reduce el estrés, promueve la relajación y genera un sentido de logro cuando se observa el crecimiento y la floración.

Además, cultivar plantas en agua facilita la limpieza del entorno y reduce el riesgo de plagas del suelo, convirtiéndose en una opción popular para departamentos y espacios reducidos.

Aunque muchas plantas pueden crecer tanto en tierra como en agua, sus raíces se comportan de forma distinta según el sustrato. El agua ofrece un ambiente libre de tierra donde es más fácil monitorear el estado de las raíces y evitar plagas del suelo, pero requiere cuidados específicos para prevenir la pudrición.

Si se decide pasar una planta de tierra a agua, es aconsejable hacerlo desde esquejes nuevos para facilitar la adaptación. A la inversa, cuando se quiere mover una planta enraizada en agua a tierra, se recomienda hacerlo de forma progresiva: añadir poco a poco tierra al agua para que la planta se aclimate sin sufrir un shock.

Esta técnica no solo es sencilla, sino también didáctica: permite observar el crecimiento radicular de manera directa, algo muy valorado en hogares con niños o en actividades educativas.

A continuación, se describen las tres plantas que mejor se adaptan a este método, todas conocidas por su belleza y resistencia:

La violeta (Saintpaulia) es una planta famosa por sus flores de color morado intenso. Aunque normalmente se cultiva en tierra, sus esquejes jóvenes enraízan muy bien en agua. Prefiere ambientes húmedos y luz indirecta, pero no tolera corrientes de aire frío ni exposición directa y prolongada al sol.

Para cultivarla en agua se recomienda usar un vaso o frasco transparente con agua limpia y cambiar el líquido cada semana para evitar la aparición de hongos o bacterias.

El cóleo (Plectranthus scutellarioides) destaca por sus hojas vibrantes y coloridas. Es una planta muy decorativa que necesita buena iluminación (preferentemente luz indirecta brillante), un sustrato ligeramente húmedo o, en este caso, agua limpia.

En agua, sus raíces se desarrollan con rapidez. Es importante fertilizarla de forma regular con un abono líquido muy diluido y evitar la exposición directa a los rayos solares que podrían quemar sus hojas.

La begonia es otra especie muy versátil. Si bien las begonias en tierra suelen ser sensibles al exceso de agua, sus tallos u hojas pueden propagarse sin problemas en un recipiente con agua.

Para su propagación, se recomienda colocar un tallo sano en agua limpia, preferiblemente en un sitio con luz filtrada. Cambiar el agua regularmente y limpiar el recipiente ayudará a mantener las raíces sanas y evitará infecciones.

El cambio de estación, especialmente la llegada del invierno, puede ser un desafío para las plantas de interior y exterior. Según la experiencia de horticultores urbanos, es fundamental proteger las plantas del jardín cubriéndolas para prevenir daños por heladas y reducir la frecuencia de riego.

Para las plantas de interior, es esencial mantenerlas alejadas de fuentes directas de calor como radiadores o calefactores, ya que estos pueden deshidratar y quemar sus hojas. También se recomienda:

• Disminuir la frecuencia de riego durante el invierno para evitar encharcamientos.
• Limpiar con regularidad las hojas para quitar polvo y prevenir plagas.
• Revisar periódicamente para detectar signos de plagas como cochinillas o ácaros, más activas en ambientes secos.
• Aprovechar al máximo las horas de luz solar indirecta.

Adoptar la jardinería en agua es una forma sencilla, económica y ecológica de llenar el hogar de color y vida. Las violetas, cóleos y begonias son apenas algunas de las muchas especies que pueden prosperar en este sistema, siempre que se respeten sus necesidades básicas de luz, limpieza y temperatura.

La jardinería responsable fomenta el cuidado del entorno y fortalece el vínculo de las personas con la naturaleza, incluso en los espacios urbanos más reducidos. Así, cultivar plantas en agua no solo embellece los hogares, sino que también cultiva la paciencia, la creatividad y el respeto por la vida.