Arturo Álvarez: “El Perú no merece tener un presidente como mi hermano Carlos; es humorista, no estadista”

Arturo Álvarez sorprendió al deslindar públicamente de la idea de una candidatura presidencial de su hermano Carlos, afirmando que el Perú necesita algo más que carisma o talento para imitar

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El reconocido imitador sorprendió al desmarcarse públicamente de la idea de ver a su hermano Carlos en la presidencia, asegurando que el país requiere mucho más que carisma y talento para imitar en la política (La Trivu)

No hay tregua en lo que parece ser una guerra fratricida. Durante una entrevista en el programa “Caldo de Gallina” de La Trivu TV, Arturo Álvarez, conocido imitador y comediante, fue tajante al rechazar la posibilidad de apoyar una eventual candidatura presidencial de su hermano, el también humorista Carlos Álvarez.

Con palabras directas y sin rodeos, aseguró que, pese al cariño fraterno, no considera que el país deba ser gobernado por una figura ligada al espectáculo. La declaración sorprendió tanto por su franqueza como por el tono crítico hacia un posible salto de Carlos desde el escenario al poder político.

“No lo imitaría ni lo apoyaría”

“Aunque soy imitador, no lo
“Aunque soy imitador, no lo imitaría”, dijo Arturo con firmeza al hablar sobre su hermano. En su opinión, la política exige mucho más que popularidad y carisma. (GEC)

Ante la pregunta de si podría interpretar a su hermano como presidente, Arturo Álvarez respondió con un rotundo “No”. Más allá del ejercicio actoral, el comediante dejó claro que no considera viable una eventual presidencia de Carlos Álvarez, pese a que su figura ha cobrado fuerza en redes sociales como opción “outsider”.

“No lo imitaría, a pesar de que soy imitador”, recalcó Arturo, y explicó que la negativa no es por falta de habilidades para caracterizarlo, sino por una discrepancia de fondo con la idea de que su hermano deba aspirar a gobernar el país. La conversación se tornó tensa cuando el entrevistador insistió en saber por qué se opondría a que Carlos llegue a Palacio. Arturo pidió espacio para exponer su posición, que no tardó en compartir con firmeza.

Un presidente necesita más que carisma

El comediante sostuvo que no
El comediante sostuvo que no basta con ser el mejor imitador del país. Subrayó que un jefe de Estado debe tener fundamentos sólidos en economía y gestión pública.  (Facebook)

Arturo argumentó que la figura presidencial no puede reducirse a la popularidad o al ingenio. “Un presidente debe tener dos vertientes”, señaló. La primera, explicó, es una formación sólida en gestión y economía. Como ejemplo, mencionó al mandatario argentino Javier Milei, a quien calificó de economista de profesión antes que político, en contraposición al perfil de su hermano.

“Carlos es un brillante humorista, el mejor imitador político del país, sin duda”, subrayó Arturo, “pero eso no basta para ser presidente del Perú”. En sus palabras, se desliza una crítica no solo a Carlos, sino a una tendencia creciente en el país de considerar a figuras del espectáculo como alternativas válidas para cargos de representación sin una base técnica o académica.

Candidato outsider, pero sin formación

Aunque las redes impulsan figuras
Aunque las redes impulsan figuras ajenas a la política, Arturo cree que el Perú no necesita sorpresas, sino proyectos serios con sustento técnico y visión clara. (RPP)

La noción de “outsider” ha cobrado fuerza en escenarios electorales, y Carlos Álvarez ha sido mencionado en más de una ocasión como una figura posible, dada su trayectoria en la sátira política y su fuerte vínculo con el sentir ciudadano.

Arturo, sin embargo, se desmarca con claridad. “El Perú merece un presidente con otras opciones”, dijo, insinuando que el país necesita propuestas con contenido, más allá del impacto mediático.

En ese sentido, Arturo parece considerar que el fenómeno de popularidad no debe confundirse con preparación para gobernar. “Mi hermano no es economista, ni ha ejercido función pública alguna”, remarcó. Aunque no lo descalifica como figura influyente en la opinión pública, sí plantea un límite tajante cuando se trata de tomar decisiones sobre el rumbo del país.

Humor político sí, política nacional no

Aunque elogió la trayectoria artística
Aunque elogió la trayectoria artística de Carlos, Arturo fue enfático: la presidencia no es un escenario. Gobernar no es lo mismo que entretener. (GEC)

Carlos Álvarez ha forjado una carrera dedicada a la crítica social desde la comedia, retratando con agudeza los rostros del poder, los escándalos y la idiosincrasia política del Perú. Para Arturo, sin embargo, ese aporte —aunque valioso— no se traduce en capacidad de gobierno. “Es un humorista genial, nadie lo niega. Pero eso no lo habilita para asumir la presidencia”, sentenció.

El comentario dejó en evidencia una línea divisoria que Arturo no está dispuesto a cruzar: el afecto familiar no debe interferir con la responsabilidad cívica. Lejos de idealizar a su hermano, lo ubicó con claridad en el campo del arte, no en el de la administración pública.

La sinceridad de sus declaraciones ha generado reacciones divididas, pero también ha abierto un debate sobre los límites entre la popularidad mediática y la idoneidad para ejercer el poder.