“Decían que la pesca era solo para hombres”: la mujer de 78 años que aún recorre el Amazonas con su caña

En el corazón de la Amazonía peruana, entre los verdes caudales del río más caudaloso del mundo, una mujer desafía el tiempo y los estereotipos. Lastenia Cahuachi, una pescadora de 78 años oriunda del distrito de Indiana, en la provincia de Maynas (Loreto), aún sale con su caña a recorrer esas aguas, como lo ha hecho durante casi toda su vida.

“Decían que la pesca era solo para hombres, pero estaba segura que podía hacerlo muy bien”, afirma Lastenia con una voz firme y una mirada que revela décadas de experiencia enfrentando corrientes, redes y prejuicios.

Desde niña, se negó a aceptar que las faenas en el río Amazonas fueran exclusivas para los hombres. Hoy, es reconocida en su comunidad como una maestra pescadora.

Su historia comienza cuando tenía apenas 10 años. Fue su madre, Delia Vargas, quien le enseñó a pescar, colocándole por primera vez una mezcla de harina en el anzuelo de una caña de pesca artesanal conocida como “tortuga”. Con paciencia y perseverancia, la niña atrapó una mojadita, un pequeño pez común en la zona. Ese fue el inicio de una conexión inseparable con el río.

“Siempre acompañaba a mi mamá, yo quería aprender más y también navegar”, recuerda. A los 18 años, ya integraba embarcaciones y se unía a grupos de pesca. No le temía al esfuerzo físico ni a la rudeza de las travesías. Subía a los botes con su red y su caña, y demostraba con destreza lo aprendido. “Ella siempre me aconsejaba, me pedía que no baje la cabeza”, comenta sobre los consejos de su madre.

Lastenia ha navegado por diversos tramos del Amazonas, llegando a Santa María del Ojeal, Islandia, San Nicolás y zonas cercanas a los ríos Marañón, Ucayali y Napo. Con su experiencia, conoce las especies y sabe qué usar y cuándo lanzar la caña.

“Atrapamos mojaditas, bagres grandes, boquichico, doncella y más. Con la pesca del día, hago mi frito, que se hace en una parrilla artesanal. También preparo un rico chilcano donde pongo ajo, cebolla, culantro, y un buen pescadito”, detalla con entusiasmo.

Actualmente, Lastenia no solo continúa pescando, sino que también dedica su tiempo a enseñar sus conocimientos a los más jóvenes. Como usuaria del programa Pensión 65, participa activamente en la intervención Saberes Productivos, una iniciativa que reconoce el conocimiento ancestral de los adultos mayores y lo pone al servicio de su comunidad.

“Yo le enseño a mis nietas, a una en especial que tiene 10 años y se llama igual que yo. Ella me dice: ‘Mamita, contigo voy a aprender a pescar cada día que salga del colegio’”, cuenta emocionada. La escena se repite: una niña, como hace décadas, aprende de su abuela el arte de la pesca, pero también la fuerza de la determinación.

En cada jornada de pesca, Lastenia reafirma su convicción de que las mujeres tienen un papel activo en todos los ámbitos. “Las mujeres deben trabajar y no rendirse. Mírenme, yo sigo pescando, me dijeron que no podía por la fuerza que se necesitaba, pero lo logré”, sentencia.

Pensión 65 es un programa social impulsado por el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis) del Perú. Su objetivo principal es proteger a las personas adultas mayores de 65 años en situación de extrema pobreza, otorgándoles una subvención económica de S/ 250 cada dos meses, para contribuir a la cobertura de sus necesidades básicas.

Desde el bimestre mayo-junio de 2025, los beneficiarios reciben S/ 100 adicionales, sumando S/ 350 bimestrales. Este incremento fue aprobado en la Ley de Presupuesto del Sector Público del presente año.

Pero el programa va más allá del aspecto económico. También busca promover el acceso a servicios de salud y revalorar el conocimiento tradicional de los adultos mayores como un activo para el desarrollo de la comunidad.

A través de intervenciones como Saberes Productivos, se difunden las habilidades y experiencias de personas como Lastenia, para que puedan ser reconocidas y transmitidas a nuevas generaciones.

Lastenia Cahuachi es hoy un símbolo de resistencia, saber y constancia. En el Día del Pescador, celebrado este domingo 29 de junio, pidió a su comunidad que se valore más el trabajo de las personas mayores, sobre todo aquellas que conservan oficios milenarios como la pesca artesanal.

Su historia es la de muchas mujeres invisibles que rompieron barreras sin hacer ruido, demostrando con su trabajo y constancia que el género nunca fue una limitación. Y aunque esté cerca de cumplir 80 años, Lastenia sigue lanzando su caña al Amazonas con la misma pasión con la que atrapó su primer pez.