Papa León XIV dejó una huella profunda en los peruanos: ocho relatos que reflejan su amor y dedicación a los más necesitados

El Papa León XIV, nacido en Estados Unidos pero de corazón y nacionalidad peruana, dejó una huella profunda en el Perú. Durante casi dos décadas, se entregó completamente a las comunidades más humildes del norte del país, convirtiéndose en un verdadero hijo adoptivo de esta tierra. Su compromiso pastoral y su cercanía con la gente lo hicieron un referente tanto espiritual como social.

El documental 'León de Perú’, producido por el Dicasterio para la Comunicación del Vaticano, ofrece una mirada íntima a su vida y misión. A través de relatos y testimonios, el video resalta los momentos más significativos de su trabajo en lugares como Chulucanas y Chiclayo, donde predicó la fe y ayudó a transformar la vida de muchas personas.

El medio Omnes, especializado en temas de la Iglesia Católica, recolectó una serie de fragmentos del documental que destacan los momentos clave de su labor en el Perú.

Este retrato de 45 minutos no solo refleja la trayectoria religiosa de Robert Prevost, sino también su inquebrantable humanidad. Un legado que sigue inspirando a miles de fieles, demostrando que su amor por el Perú trascendió cualquier frontera.

En Trujillo, Ivonne Leiva, de la parroquia Nuestra Señora de Montserrat, recuerda con cariño aquellos días previos a la elección papal. “Sabíamos que él podría ser”, decía, refiriéndose a la certeza que muchos tenían de que Robert Prevost estaba destinado a grandes cosas.

“Habíamos estado orando y orando para que Dios nos otorgue el mejor Papa. Pero como sabíamos que él podría ser. Orábamos para que él fuera, porque conocemos cómo es, cómo trabaja”, afirma en el largometraje.

Cuando la fumata blanca apareció, la noticia fue recibida con asombro, pero sin duda alguna, con un profundo sentido de justicia.

La hermana misionera marista Margaret Walsh también expresó su sorpresa ante la noticia, pero resaltó que, aunque no lo esperaban, sabían que Prevost era una figura central para la iglesia peruana.

Uno de los relatos más entrañables del documental es el de Héctor Camacho, quien fue amigo cercano del Papa y le pidió ser el padrino de su hija.

“Un día fui a su casa, y estaba un poco triste. Me dijo que había fallecido su madre, y que iba unos días a Estados Unidos. Entonces le conté que mi señora estaba embarazada, y que si me permitía poner el nombre de su mamá a la criatura, a lo que accedió”, relató Camacho. Su hija, Mildred, se siente sorprendida y orgullosa de tener como padrino a una figura mundialmente conocida.

Para Camacho, la elección de Prevost como Papa fue algo más que un cargo. “Va a hacer una gran labor a favor de toda la gente del mundo. Estoy seguro de que donde haya guerra, él va a poner paz, donde haya discordia, él va a poner amor, porque él tiene esas cualidades”, afirmó.

El norte del Perú fue un lugar crucial en la formación de Robert Prevost como líder espiritual. En Chulucanas, trabajó estrechamente con los jóvenes en catequesis y formación de monaguillos. Lola Chávez, catequista local, recordó cómo Prevost dedicó gran parte de su tiempo a enseñar y a formar nuevas generaciones de fieles. “Él estaba comprometido con cada niño y joven”, dijo Chávez.

Marina Ruidías, otra catequista, agregó que el sacerdocio de Prevost se forjó en el norte del país, un lugar que lo marcó profundamente y donde encontró su verdadera vocación pastoral.

El fenómeno El Niño Costero, que azotó el norte del Perú en 2017, dejó graves consecuencias en varias regiones, especialmente en Lambayeque. Durante esta emergencia, Prevost jugó un papel clave. Jannina Sesa, ex directora de Cáritas Chiclayo, recordó cómo el Papa organizó la respuesta de la Iglesia.

“Fue el primer obispo que salió a las calles, que ayudó a la gente directamente”, comentó Sesa.

Miguel Ángel Aliaga, animador juvenil en Chiclayo, también destacó cómo Prevost no solo organizó recursos, sino que estuvo presente en las zonas afectadas. “Él se metía en el barro con la gente, esa cercanía lo hizo aún más querido”, relató Aliaga.

Durante la pandemia de COVID-19, Prevost también se comprometió con las zonas más vulnerables del Perú, como Pachacútez en Callao, uno de los lugares más pobres del país. Christophe Ntaganz, párroco de la zona, relató cómo, cada semana, Prevost organizaba el envío de grandes cantidades de alimentos para los más necesitados.

“Semanalmente, traía trailers de pollos vivos, 4.000, que paraba aquí, para que los repartiéramos a la gente todo el día. Otra semana, 4.000 pollos. Otra semana, chanchos, 150 kilos en camiones, medicinas, aguas minerales, así hemos trabajado”, recordó Ntaganz.

Ricardina More, vecina de Pachacútez, destacó la importancia de esta ayuda. “La gente aquí vive en pobreza extrema, y su ayuda fue invaluable”, comentó.

El trabajo de Prevost también se destacó por su apoyo a las mujeres víctimas de la trata de personas. Sylvia Teolinda Vázquez, una de las supervivientes de este flagelo, relató cómo el Papa la animó durante su proceso de recuperación.

“Al Padre Prevost lo conocí porque estaba con las hermanitas Adoratrices, se reunía con el grupo de trata de personas. Nuestra labor era salir a buscar a las chicas, donde estaban trabajando, y les invitábamos a venir a los talleres. Ellas venían, y el padrecito les daba su misa, misa de retiro, le llamaban. Luego algunas hablaban con él, y el Papa también les escuchaba. Quería que abrieran un negocio, porque muchas de ellas eran madres de familia y tenían sus hijos”, narró.

Prevost ayudó a crear espacios de refugio y capacitación para mujeres en situación de explotación, brindándoles las herramientas para reconstruir sus vidas. “Siempre estuvo allí para nosotras, nos dio esperanza”, agregó Vázquez.

Daría Chavarry, cocinera en un comedor popular en Chiclayo, recordó cómo el Papa no dudó en estar cerca de los más necesitados, incluso si eso implicaba ensuciarse los zapatos.

“Muchos inmigrantes vinieron al Perú, y teníamos que darles acogida y ayudarles. Y el Papa, entonces obispo, monseñor, se preocupó mucho por eso”, narró.

Rosa Ruiz, otra cocinera del lugar, recordó cómo Prevost se preocupaba por los inmigrantes que llegaban al Perú. “Él siempre estaba dispuesto a ayudar, no importaba cuánto se ensuciara”, señaló Ruiz.

A pesar de su apretada agenda, Robert Prevost nunca olvidó a sus amigos. El Padre Ángel Peña, párroco de San Martín de Tours, recuerda con cariño cómo, siendo Papa, Prevost le envió un mensaje de cumpleaños.

“Mi cumpleaños es el 10 de mayo, el segundo día de su papado. Pensé: ‘Ay, con tanto trabajo, ¿cómo me va a escribir?’ Y a las 5 de la tarde, me llega al móvil un mensaje del cardenal Prevost, ya Papa, que decía: ‘Feliz cumpleaños, Ángel. Que Dios te bendiga. Sé fiel a la Iglesia y sigue con tu misión’, comentó Peña.

Este gesto demuestra la humanidad de Robert Prevost, quien, incluso siendo Papa, mantenía su cercanía con las personas que habían sido parte de su vida.

El documental León de Perú revela facetas desconocidas de Robert Prevost, mostrando cómo, a lo largo de su misión en Perú, se ganó el cariño y respeto de la gente. Para muchos peruanos, el Papa es más que una figura religiosa: es un hermano, un líder comprometido con su país y su gente.