
Un contingente de 220 soldados peruanos partirá hacia la República Centroafricana para integrarse a una nueva misión de paz de las Naciones Unidas. Este grupo, conocido como el X Contingente de la Compañía Ingeniería Perú, viajará el próximo 7 de julio con el objetivo de colaborar en la estabilización de una de las regiones más conflictivas de África.
La ceremonia de despedida se realizó esta mañana en el Cuartel General del Ejército en San Borja, Lima, con la presencia de altos mandos militares, autoridades del Ministerio de Defensa y los propios cascos azules que conforman esta misión.
El general de Ejército David Ojeda, jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, enfatizó la importancia estratégica de esta labor para la proyección internacional del país.
Los “cascos azules” son fuerzas militares y policiales enviadas por distintos países para apoyar las operaciones de mantenimiento de la paz bajo el mandato de la ONU. Su función principal es proteger a la población civil, facilitar el acceso a ayuda humanitaria y contribuir a la estabilización de zonas en conflicto.
Durante su discurso, Ojeda señaló que los cascos azules peruanos enfrentarán un entorno complejo y volátil, y que deben estar preparados para garantizar la paz y seguridad en un contexto de alta incertidumbre. “La misión exige un compromiso total para proteger a la población civil y apoyar la reconstrucción del país”, indicó.

La Compañía Ingeniería Perú tiene una labor crucial en la reparación de aeródromos, caminos y puentes, además de contar con expertos en desactivación de explosivos. Estos trabajos permitirán facilitar la movilidad de las fuerzas de paz y mejorar las condiciones de vida de la población local.
Desde 2016, Perú mantiene una activa participación en esta misión, reafirmando su compromiso con las operaciones internacionales de paz y mostrando la capacidad profesional y humana de sus Fuerzas Armadas en escenarios de alto riesgo.
¿Cómo contribuyen los cascos azules peruanos a la paz en África?
El general David Ojeda destacó que los cascos azules peruanos tienen una labor fundamental en la misión de la ONU. “Necesitamos contar con fuerzas militares adaptables a los escenarios donde actúen en entornos caracterizados por la volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad”, afirmó.

Los efectivos desplegados pertenecen al Ejército, Marina de Guerra y Fuerza Aérea, y se encargan de mantener la infraestructura crítica para garantizar la movilidad y la seguridad. La reparación de aeródromos y carreteras facilita el desplazamiento de las fuerzas de paz y ayuda humanitaria.
La ingeniería militar especializada permite además asegurar zonas con riesgo por explosivos y minas. “Estas tareas permiten reducir riesgos para la población civil y garantizar condiciones seguras para el personal de Naciones Unidas”, subrayó Ojeda.
Mayor participación femenina entre los cascos azules
El Coronel EP Clever Chuquillanqui, jefe del contingente, resaltó el incremento de la participación femenina en la misión. Este nuevo grupo está compuesto por 30 mujeres, quienes se suman a los hombres para cumplir las tareas asignadas.

“Tengan la plena confianza en estos hombres y mujeres, que la labor que desempeñaremos lo haremos pensando siempre con dignidad y valor”, declaró Chuquillanqui.
El Ministerio de Defensa destacó que Perú mantiene desde 1958 un rol activo en las operaciones de paz de la ONU, y que la mayor presencia femenina refuerza la profesionalización y la imagen del país a nivel mundial.
“La labor de las instituciones armadas en el ámbito regional y mundial está orientada a la seguridad internacional y contribuye a proyectar la imagen del país en el mundo”, señaló el Mindef.
¿Por qué Perú participa en la misión en la República Centroafricana?
El envío de soldados peruanos responde al compromiso internacional del país con las misiones de paz de Naciones Unidas. En la República Centroafricana, Perú participa en la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de las Naciones Unidas (MINUSCA).
El objetivo de MINUSCA es apoyar la estabilización y la seguridad en una nación que enfrenta un prolongado conflicto armado y crisis humanitaria. La República Centroafricana está ubicada en el centro del continente africano, rodeada por países en situaciones también complejas.
Desde 2012, la región sufre violencia causada por enfrentamientos entre grupos armados y el gobierno, con profundas raíces políticas, religiosas y étnicas. En 2013, el grupo rebelde Séléka derrocó al presidente François Bozizé, lo que provocó la formación de milicias Antibalaka y una división sectaria que agravó el conflicto.

Aunque se han firmado acuerdos de paz en 2025, la violencia continúa en varias regiones, especialmente en el sudeste, donde se reportan graves violaciones a los derechos humanos. Más de 2,8 millones de personas necesitan ayuda humanitaria, incluyendo 1,3 millones de niños afectados por desnutrición y falta de servicios básicos.
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