Perú pide evitar nuevos conflictos bélicos en Medio Oriente y priorizar canales diplomáticos

En los últimos días, el conflicto entre Estados Unidos e Irán escaló dramáticamente, generando preocupación global, ante el posible desemboque de una tercera guerra mundial en pleno 2025.

En la madrugada del domingo 22 de junio, el país americano bombardeó tres instalaciones nucleares del régimen iraní: Fordow, Natanz e Isfahán. El presidente, Donald Trump, aseguró que las mismas fueron “completamente y totalmente destruidas”.

Trascendió que Estados Unidos, junto con Israel, empleó bombarderos B‑2 y misiles Tomahawk con el fin de neutralizar el programa de enriquecimiento de uranio iraní, describiendo la acción como un “éxito rotundo”.

Por su parte, Irán calificó los bombardeos como una violación flagrante del derecho internacional y del Tratado de No Proliferación Nuclear, y advirtió que “todas las opciones están sobre la mesa”, con amenazas de represalias tanto contra objetivos israelíes como estadounidenses .

La intervención estadounidense marca un cambio significativo en la política exterior de Trump, quien hasta ahora había evitado compromisos militares directos. Sin embargo, el nivel de destrucción y el riesgo de una guerra abierta han generado alertas en la comunidad internacional.

El Gobierno peruano, a través del Ministerio de Relaciones Exteriores, expresó hoy su profunda preocupación por la reciente escalada militar en el Medio Oriente, especialmente tras los ataques aéreos estadounidenses contra Irán y las represalias posteriores.

El comunicado insta a las partes en conflicto a evitar acciones bélicas adicionales y a privilegiar los mecanismos diplomáticos. En esa línea, Perú reiteró su adhesión a la Carta de las Naciones Unidas, el multilateralismo, y el uso de medios pacíficos para resolver controversias, además de asegurar que sus embajadas se encuentran en estado de máxima alerta para asistir a ciudadanos peruanos en la región.

“El Perú exhorta vivamente a las partes en conflicto a evitar nuevas acciones bélicas y a priorizar los canales diplomáticos para la búsqueda de una paz justa y duradera, que evite la agudización de la situación. En esta difícil coyuntura nuestras embajadas se mantienen en estado de alerta y permanente contacto con los connacionales que se encuentran en la región para brindarles el apoyo necesario”, continúa el texto.

Este panorama internacional orilló al papa León XIV a lanzar una advertencia clara ante la escalada de violencia en Oriente Medio. Desde el rezo del Ángelus, en una plaza de San Pedro abarrotada, el pontífice urgió a la comunidad internacional a “detener la tragedia de la guerra antes de que se convierta en una vorágine irreparable”. Subrayó que “cada miembro de la comunidad internacional tiene una responsabilidad moral” en esta tarea.

El papa también resaltó el sufrimiento de civiles en Gaza y otros territorios en conflicto, y advirtió que “ninguna victoria armada puede compensar el dolor de las madres, el miedo de los niños, el futuro robado”. Enfatizó que “la diplomacia debe silenciar las armas” y llamó a no acostumbrarse a la guerra, sino a rechazar la “tentación de las armas poderosas y sofisticadas”.

Además, León XIV recordó las enseñanzas de sus predecesores: “La guerra es siempre una derrota” (Papa Francisco) y “Nada se pierde con la paz; todo puede perderse con la guerra” (Pío XII). Por último, alertó sobre el uso de “armas científicas” que podrían llevar a una barbarie superior a épocas anteriores.