El único lugar del Perú incluido entre las 7 maravillas naturales de Sudamérica

Este enclave no solo destaca por su apariencia visual, sino también por tratarse de un ecosistema costero inusual y diverso

Guardar
La Playa Roja de Paracas
La Playa Roja de Paracas fue elegida una de las 7 maravillas naturales de Sudamérica. (Paracas Explorer)

Si bien Machu Picchu es la carta de presentación del Perú ante los turistas, no se el único destino que destaca internacionalmente. La revista National Geographic eligió las siete maravillas naturales de Sudamérica, entre las cuales figura la Playa Roja de Paracas, ubicada en la reserva nacional del mismo nombre, en el departamento de Ica.

Este enclave no solo destaca por su apariencia visual, marcada por el intenso contraste entre el rojo de la arena y el azul profundo del mar, sino también por tratarse de un ecosistema costero inusual y diverso.

Colores y biodiversidad

El característico color rojo de la playa se explica por la presencia de granodiorita rosada, una roca de origen volcánico formada tras miles de años de actividad —ahora fragmentada en diminutos trozos arrastrados por las olas— que se asienta sobre la orilla y da lugar a la apariencia única del lugar. Este fenómeno, aunque no exclusivo de Paracas, sí es sumamente raro y se mantiene visible durante todo el año gracias a la acción conjunta del mar, el viento y la morfología del terreno.

Asimismo, la playa se ve influenciada por la corriente de Humboldt, que traslada aguas frías desde el sur del continente y resulta vital tanto para el mantenimiento de los materiales que dan color a la playa, como para la elevada productividad biológica del lugar. En la zona habitan orcas, tiburones, nutrias, grandes bancos de peces, leones marinos y aproximadamente 225 especies de aves migratorias, lo que convierte a la Playa Roja en un enclave de una biodiversidad singular.

Playa roja de Paracas. (Trekkingperuano)
Playa roja de Paracas. (Trekkingperuano)

La belleza del entorno se realza por los cerros dorados y los acantilados que bordean la costa. El movimiento de las olas, al arrastrar y depositar constantemente nuevo material desde el fondo oceánico, asegura la renovación permanente del color de la playa, lo que produce un paisaje visualmente inalterable y, a la vez, en permanente transformación.

Las otras maravillas naturales de Sudamérica

En la selección de National Geographic, la Playa Roja de Paracas comparte este reconocimiento con otros seis lugares de gran relevancia y biodiversidad en Sudamérica.

El Glaciar Grey, situado en el Parque Nacional Torres del Paine de Chile, figura entre los más destacados por su extensión de 19 kilómetros y la majestuosidad de los bloques de hielo que flotan sobre el lago Grey. La publicación resalta su importancia como testigo de los cambios climáticos recientes y su atmósfera de aislamiento patagónico.

Otro de los destinos seleccionados es el Salto Ángel en Venezuela, la caída de agua ininterrumpida más alta del mundo, con 800 metros desde el tepuy conocido como Autantepui. Las aguas se precipitan hasta la selva formando una niebla que suele pintar arcoíris y da vida al ecosistema circundante.

Salto del Ángel, en Venezuela.
Salto del Ángel, en Venezuela. (HOLA)

En Ecuador, la Avenida de los Volcanes se extiende cerca de Quito. Este cordón montañoso reúne siete cumbres que superan los 5.000 metros, entre ellas el icónico Cotopaxi. La región, señala la revista, constituye un escenario ideal para quienes buscan experimentar los contrastes de la altitud y la biodiversidad de los Andes.

El listado continúa en Brasil, donde los Lençóis Maranhenses ofrecen su paisaje de dunas blancas y lagunas esmeralda, formadas tras las lluvias estacionales. Este parque nacional, creado en 1981, se encuentra en el estado de Maranhão, cerca del Atlántico, y recibe protección por su riqueza ecológica y belleza poco convencional.

En el altiplano boliviano, la Isla del Sol destaca con playas blancas y acantilados rocosos, pero con una particularidad: está situada a unos 3.800 metros sobre el lago Titicaca, antiguo vestigio geológico de la región. Es un secreto bien guardado, salpicado de ruinas incas y vegetación silvestre.

La selección concluye con el Parque natural Brownsberg en Surinam, una reserva de selva tropical poco conocida pero de notable diversidad. En este enclave, cubierto por más de 1.500 especies de plantas, es posible observar animales como monos aulladores, tucanes, sakís y agutíes brasileños.