
Cada vez que la tierra tiembla en Lima y el Callao, el pasado se asoma con fuerza desde el subsuelo. El reciente sismo del domingo 15 de junio, con epicentro en el puerto, reactivó en la memoria colectiva los antiguos temores. La magnitud fue de 6,1 y dejó una víctima mortal y daños de gran escala, trajo consigo una pregunta inevitable: ¿cuánto se sabe realmente del potencial destructivo en esta zona costera del Perú?
A diferencia del movimiento reciente, existen registros de otros sismos cuyo impacto reconfiguró por completo el territorio y el modo de habitarlo. Entre ellos, el terremoto del 28 de octubre de 1746 con una magnitud 8.6 marcó un antes y un después. La destrucción no solo alcanzó niveles catastróficos en la infraestructura virreinal, sino que un maremoto posterior borró casi por completo el Callao. Durante siglos, el recuerdo de ese desastre vivió en los documentos coloniales, en las crónicas de testigos y en la transmisión oral. Hoy, las excavaciones arqueológicas han confirmado lo que hasta hace poco se conocía solo por relatos.
El director del Proyecto de Investigación Sitios Arqueológicos del Callao, Hugo Benavides Seminario, sigue de cerca estas excavaciones impulsadas por la Municipalidad del Callao, con Gianella Pacheco como responsable. En conversación con Infobae Perú, el arqueólogo detalló cómo los recientes hallazgos permiten comprender la magnitud del desastre de 1746 y las decisiones que se tomaron después para modificar la ciudad.
La ciudad bajo tierra

En una de las zonas interiores de la Fortaleza del Real Felipe, los arqueólogos encontraron un conjunto de estratos que no solo demuestran la violencia del terremoto, sino también el arrasador efecto del tsunami. “Excavaciones arqueológicas han logrado descubrir bajo 3 metros de tierra la antigua ciudad del Callao que fue destruida por el terremoto y tsunami del 28 de octubre de 1746”, explicó Hugo Benavides.
Los hallazgos revelan capas superpuestas que cuentan una historia de destrucción: adobes y fragmentos de muros colapsados, cantos rodados arrastrados desde el fondo marino y restos de edificaciones virreinales. Entre estos, se halló un piso de ladrillo cocido acompañado de piezas de cerámica —algunas enteras, otras fracturadas— y piedras trabajadas que podrían haber pertenecido a las murallas defensivas del puerto.
“Las evidencias arqueológicas de este evento se han encontrado en las excavaciones, en donde se ha registrado una gruesa capa de piedras redondas provenientes del fondo marino y que quedó sedimentada en la ciudad, cubriendo los escombros del maremoto”, agregó Benavides. Este manto marino sobre los restos virreinales actúa como un testigo directo del avance de las aguas sobre el Callao.

Las excavaciones también revelaron espacios que podrían haber formado parte de una edificación religiosa. Se identificaron habitaciones construidas con adobes pintados de blanco, pisos de ladrillos cocidos y patios decorados con pequeñas piedras redondas, similares al diseño que aún se observa en el Convento de los Descalzos, en el Rímac.
“Se han encontrado recintos que pertenecerían a una vivienda o quizá al convento de Santo Domingo”, explicó Benavides. Esta hipótesis se refuerza por el hallazgo de fragmentos de porcelana china y un medallón con la imagen de una virgen, objetos que habrían pertenecido a una comunidad religiosa.
Por la profundidad de los hallazgos, a 2,40 metros bajo tierra, y la presencia de materiales marinos como conchas y piedras pómez, los especialistas interpretan que el tsunami posterior al sismo arrastró una gran masa de agua y sedimentos que sepultaron toda la zona, conformando lo que ahora puede leerse como una cápsula del tiempo.
De ciudad virreinal a ciudad fantasma

Antes del desastre de 1746, el Callao tenía una función clave como puerto del Virreinato. Rodeado por murallas, era conocido como el “Presidio”, por su vocación militar y estratégica. Sin embargo, tras el sismo, poco quedó de esa estructura. Documentos de la época relatan que solo sobrevivieron 200 personas de una población estimada de entre 4.000 y 5.000.
“Los cuatro mayores navíos que había en el puerto, soltando las anclas, fueron lanzados por encima del presidio y vinieron a varar dentro de la ciudad”, cuentan los registros recogidos por el marqués de Obando. Uno de los barcos, cargado de trigo, terminó encallado cerca de la plaza, prueba del alcance que tuvo el mar en su avance sobre la ciudad.
Las olas, según los sobrevivientes, ingresaron dos veces con un rugido estremecedor. El puerto fue prácticamente borrado. Los cadáveres, las ruinas y la ausencia de un sistema de atención inmediata agravaron la situación. El virrey Manso de Velasco respondió con medidas concretas, como trasladar la ciudad portuaria a Bellavista, esta vez con un diseño en damero, y la construcción de la Fortaleza del Real Felipe, como respuesta militar ante amenazas extranjeras.
1940: el otro sismo que dividió la historia

El terremoto del 24 de mayo de 1940 también dejó una marca indeleble, aunque de distinta naturaleza. Con una magnitud estimada de 8,2 grados, afectó gravemente a Lima y el Callao. En el puerto, se reportaron 100 muertos, 2.000 heridos y cerca de 5.000 viviendas destruidas.
A diferencia del terremoto colonial, el sismo de 1940 sí cuenta con abundante registro fotográfico y documental. Los daños materiales fueron extensos, pero los procesos de reconstrucción comenzaron casi de inmediato, dificultando la conservación de evidencia física directa. Según Benavides, “donde hubo colapso de casas, se construyeron casas”, lo que explica la ausencia de restos visibles como los encontrados en las excavaciones actuales.
El testimonio de la Sociedad de Beneficencia Pública del Callao, recogido en un boletín de ese año, da cuenta de la respuesta institucional. “La Beneficencia ha atendido, en forma permanente y continua, los casos que requerían asistencia médica o quirúrgica, empleando su propio personal técnico”, se lee en el documento. También menciona el apoyo a la Guardia Civil, la atención gratuita en hospitales y la entrega de camas, ropa de cama y alojamientos temporales.
Una comparación ineludible
Los terremotos de 1746 y 1940 comparten la condición de haber transformado ciudades, pero sus huellas difieren por completo. Mientras el primero destruyó físicamente todo rastro visible, sepultando la ciudad bajo mar y tierra, el segundo permitió la reconstrucción inmediata y su memoria quedó capturada por la fotografía y la prensa.
En el terremoto virreinal, la ciudad fue rediseñada por mandato del virrey. Se introdujeron cambios como la prohibición de edificar segundas plantas de adobe, el uso de quincha y la ampliación de calles. En cambio, en 1940, los cambios urbanísticos fueron más lentos, centrados en la evaluación de daños y en debates sobre nuevas normativas para construcciones.
El impacto social también fue distinto. En el siglo XVII, la tragedia generó una crisis religiosa que originó el culto al Señor de los Milagros en Lima y al Señor del Mar en el Callao. En 1940, los esfuerzos se enfocaron en una respuesta sanitaria y en la atención a los damnificados, como lo demuestran los informes oficiales.

El reciente sismo del 15 de junio no causó un desastre, pero sí activó el recuerdo de esas tragedias anteriores. El Callao, con su condición sísmica y su cercanía al mar, continúa siendo un punto de alto riesgo. Benavides lo resume con claridad: “Las investigaciones arqueológicas de la Municipalidad del Callao ayudan a tomar conciencia que estamos en una zona de alta sismicidad, sumado a la cercanía al mar, configura un espacio de alto riesgo; por lo cual, la población debe estar educada y preparada para afrontar un evento de esta naturaleza”.
El trabajo arqueológico, lejos de ser una actividad desconectada del presente, permite mirar al pasado para entender los peligros del futuro. Debajo de las calles actuales del Callao, los restos de una ciudad arrasada recuerdan que el tiempo no borra todo, y que los testimonios materiales, si se saben leer, también advierten.
Últimas Noticias
Clima: las temperaturas que predominarán este 21 de junio en Piura
El estado del tiempo en Perú se ve alterado por las condiciones geográficas: sus costas, montañas y selva

Clima en Iquitos: conoce el pronóstico y prepárate antes de salir
Para evitar cualquier imprevisto es importante conocer el pronóstico del tiempo en Perú

Previsión del clima en Arequipa para antes de salir de casa este 21 de junio
El clima en Perú resulta por las condiciones geográficas: sus costas, montañas y selva

Predicción del clima en Huancayo para antes de salir de casa este 21 de junio
Para evitar cualquier imprevisto es importante conocer el pronóstico del tiempo en Perú

Clima en Lima: pronóstico de lluvias y ráfagas de viento
Para evitar cualquier imprevisto es importante conocer el pronóstico del tiempo en Perú
