“Los sismos son sinónimo de vida”, asegura el IGP: ¿Cuáles son los peligros del silencio sísmico?

El Instituto Geofísico del Perú (IGP) explica que los sismos son manifestaciones naturales de la dinámica interna de la Tierra. Su importancia radica en que permiten liberar de forma gradual la energía acumulada por el movimiento de las placas tectónicas. Si esta energía no se libera periódicamente mediante pequeños y medianos sismos, podría acumularse durante mucho tiempo y provocar un terremoto de mayor magnitud, con consecuencias mucho más severas para la población y la infraestructura.

Los sismos, según el IGP, cumplen un papel fundamental en el equilibrio geológico del planeta, ya que mantienen en movimiento constante las placas litosféricas. Además, el monitoreo de la actividad sísmica ayuda a los científicos a comprender el comportamiento de las fallas geológicas y a identificar zonas de mayor riesgo, lo que es clave para la prevención y la planificación urbana segura.

Otra razón señalada por el IGP es que la ocurrencia de sismos frecuentes contribuye a sensibilizar a la población sobre la importancia de la preparación ante desastres. Esto motiva a desarrollar una cultura de prevención, tener mochilas de emergencia listas y conocer los protocolos de seguridad. Así, la sociedad puede responder de manera más efectiva ante futuros eventos sísmicos.

“A nivel mundial, los sismos con mayor magnitud han afectado a países que se encuentran alrededor del Océano Pacífico, en la zona conocida como el “Cinturón de Fuego del Pacífico”. La ocurrencia de sismos es sinónimo de vida; es decir, la Tierra es dinámicamente activa. El día que no ocurran sismos, sería el inicio de un desastre mayor a nivel global”, señala una publicación del IGP escrita por Hernando Tavera.

El silencio sísmico es un término utilizado en geofísica para describir un período prolongado sin actividad sísmica significativa en una zona donde, por sus antecedentes históricos y condiciones geológicas, se espera que ocurran sismos regularmente. La falta de temblores en esas áreas no significa que haya desaparecido el riesgo; por el contrario, puede indicar que la energía acumulada entre las placas tectónicas sigue aumentando.

Expertos como el Instituto Geofísico del Perú (IGP) advierten que un largo silencio sísmico suele interpretarse como señal de que la región está acumulando energía que, en algún momento, podría liberarse en forma de un sismo de gran magnitud. Por ello, las zonas con silencio sísmico reciben especial atención en los programas de monitoreo y prevención, ya que enfrentan un potencial peligro futuro más alto.

Este concepto ayuda a que autoridades y población estén alertas y refuercen sus planes de prevención, sin relajarse por la aparente calma. En resumen, el silencio sísmico refiere al tiempo sin sismos importantes en un área propensa, lo cual puede aumentar el riesgo de un gran evento en el futuro.

Ante un sismo, es fundamental conservar la calma y actuar según los protocolos de seguridad. Si el movimiento ocurre dentro de una vivienda u oficina, debe buscarse refugio en las “zonas seguras internas” identificadas previamente, como debajo de mesas resistentes, junto a columnas o muros estructurales, protegiendo la cabeza con los brazos. Hay que alejarse de ventanas, espejos, repisas y objetos que puedan caer o romperse. Se debe evitar el uso de ascensores y no tratar de abandonar el edificio durante el temblor, ya que las escaleras pueden ser peligrosas.

Si el sismo sorprende en la calle, es recomendable alejarse de postes, cables eléctricos, paredes, árboles y edificaciones. Buscar un espacio abierto evita riesgos adicionales. Si se está manejando, conviene detener el vehículo en un área segura, sin bloquear vías ni estacionar cerca de puentes o edificaciones.

Terminada la sacudida, cortar la electricidad y el gas ayuda a prevenir accidentes como incendios o fugas. Se debe revisar la vivienda antes de entrar nuevamente y estar atentos a posibles réplicas. Es clave seguir las indicaciones de autoridades a través de radio o redes oficiales. Tener lista una mochila de emergencia y un plan familiar de evacuación puede marcar la diferencia en la respuesta.