Clausuran sector del Ayapaec en Trujillo por fallas estructurales: turistas no podrán visitarlo hasta nuevo aviso

Cintas de peligro restringen el paso a uno de los espacios más simbólicos de Trujillo. El cierre del Patio de los Rombos, donde se encuentra la figura, fue decidido tras una inspección que reveló deficiencias críticas en infraestructura no atendidas durante dos años

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La emblemática figura del Ayapaec ya no puede ser observada por los visitantes de la Huaca de la Luna. Un informe de Defensa Civil advirtió sobre el riesgo estructural en el Patio de los Rombos, obligando a cerrar el acceso por tiempo indefinido. La medida revela problemas de fondo en la gestión y mantenimiento del sitio arqueológico. (TikTok: @SOBRE EL RASTRO)

Durante décadas, la figura del Ayapaec —la más importante de la cultura Moche— ha sido uno de los principales atractivos para los visitantes de la Huaca de la Luna en Trujillo. Su imagen se alza dentro del llamado Patio de los Rombos, un espacio que permite entender el poder simbólico y ceremonial de esta antigua civilización. Sin embargo, desde hace un mes, quienes llegan hasta este sitio arqueológico ya no pueden observarlo. El acceso está cerrado, y no por motivos de conservación ritual o por una intervención planificada, sino por un serio deterioro en las estructuras que cubren la zona.

La advertencia vino tras una inspección realizada por Defensa Civil de la Municipalidad Distrital de Moche. El informe determinó que existía un riesgo alto en la estabilidad de las cubiertas y estructuras del sector donde se encuentra la figura del Ayapaec. Ante esto, se optó por restringir el paso al público de manera indefinida. La medida afecta directamente la experiencia de los turistas, pero también expone problemas más profundos en la gestión del sitio arqueológico.

No se trata de una advertencia aislada. Desde marzo de 2025, el portal Sobre el Rastro había difundido imágenes del deterioro visible en las instalaciones: techos corroídos, fierros expuestos y oxidados, escaleras clausuradas y sistemas de drenaje deficientes. Pese a estas alertas públicas, no se tomaron acciones inmediatas.

Días después de la publicación, los inspectores llegaron al lugar y verificaron los daños. Para entonces, la dirección del proyecto Huacas de Moche estaba en manos de la arqueóloga Elena Vega Obeso. Ella recibió a los funcionarios mientras enfrentaba críticas por la falta de excavaciones y el escaso mantenimiento del recinto durante sus dos años al frente.

Cierre por riesgo en el Patio de los Rombos

La figura del dios moche,
La figura del dios moche, ubicada en el Patio de los Rombos, ya no puede ser visitada por riesgo en las estructuras que lo cubren. (Composición: Infobae / Carlos Roberto Sanchez-Rosas / captura de pantalla)

El espacio clausurado corresponde a uno de los sectores más visitados por los turistas: la galería conocida como Patio de los Rombos. En ese lugar, una de las imágenes más importantes del universo moche —el Ayapaec— domina el muro principal. De acuerdo con estudios arqueológicos, esta figura aparece en diversas huacas moche y es considerada una deidad central de esa cultura que prosperó entre los siglos II y VIII d. C.

Un equipo del medio mencionado recorrió el sitio tras el cierre y confirmó la medida. En el acceso se observan cintas de advertencia con la palabra “peligro”, y los guías turísticos informan que la clausura responde a observaciones técnicas de Defensa Civil.

Carlos Rengifo, actual director del proyecto Huacas de Moche desde el 21 de marzo, explicó que la inspección ocurrió antes de su llegada. “La inspección de Defensa Civil ocurrió durante la gestión anterior. Apenas asumimos, tomamos conocimiento de sus recomendaciones y se decidió cerrar el espacio”, declaró.

Una herencia con fisuras

El informe municipal detectó “riesgo
El informe municipal detectó “riesgo alto” en las cubiertas, lo que obligó a cerrar el acceso de forma indefinida. (Facebook:Carlos Roberto Sanchez-Rosas )

Rengifo precisó que el deterioro detectado es consecuencia directa de la falta de mantenimiento. “Esto es consecuencia de la falta de mantenimiento de los últimos dos años, que corresponden a la gestión anterior. No se le dio la prioridad necesaria”, sostuvo. Para el funcionario, la situación no solo afecta la imagen del sitio arqueológico, sino también la seguridad de los visitantes.

A pesar del cierre de este sector, Rengifo aseguró que el resto de la huaca continúa operativo. “Lamentablemente, esta medida toca uno de los atractivos del sitio, pero las demás áreas como el patio de las serpientes, el frontis norte, el patio de ocelotes, todo está en condiciones normales”, señaló.

En cuanto a las acciones que se tomarán, indicó que todavía se estudia el tipo de intervención que se aplicará. “Se está evaluando si tienen que cambiar las cubiertas del patio de rombos o si hay un problema estructural. Se lanzará un proceso de licitación para que una empresa especialista haga ese recambio”, afirmó.

Rengifo evitó comprometer un plazo concreto para la reapertura, aunque expresó el objetivo de que las obras concluyan antes de Fiestas Patrias. “Estamos haciendo todos los esfuerzos para que ojalá lleguemos a Fiestas Patrias”, dijo.

El rostro del Ayapaec, o Aiapæc, no solo representa un atractivo turístico, sino también una de las imágenes más complejas de la cosmovisión moche. Conocido como “el personaje de cinturones de serpientes” o el “dios de las montañas”, su nombre —de origen mochica colonial— se traduce como “hacedor”. Esta etimología ha sido interpretada por algunos investigadores como un intento de asociar esta deidad con el Dios cristiano, en un ejercicio de sincretismo posterior a la conquista.

Su primera identificación provino del investigador Rafael Larco Hoyle, quien lo reconoció como una figura central en la iconografía moche. Desde entonces, ha sido interpretado como una deidad suprema, con poderes que no solo crean, sino también destruyen. Las escenas donde aparece decapitando o sacrificando a otros seres sugieren un papel ritual vinculado al orden y la purificación, razón por la que también recibió el nombre de “Dios Degollador”.

Estas representaciones han alimentado una narrativa en la que el Ayapaec no encarna únicamente la violencia, sino la restauración del equilibrio a través del sacrificio. Este enfoque ha permitido entender su figura como un símbolo ambivalente, que opera tanto como protector como ejecutor.