A escasas millas de cruzar el límite marítimo del Perú, las fuerzas del orden interceptaron una embarcación que ocultaba un enorme cargamento de droga bajo la fachada de una faena pesquera artesanal. El operativo se desarrolló a 175 millas náuticas del litoral norte del país, cerca del punto donde termina la jurisdicción nacional y la vigilancia del Estado pierde alcance. Fue allí donde la Marina de Guerra del Perú y la Dirección Antidrogas (Dirandro) lograron detener el avance de una nave que transportaba clorhidrato de cocaína de alta pureza.
El hallazgo ocurrió a bordo de la bolichera “Frank Junior”, un barco pesquero que había zarpado del puerto de Paita, en la región Piura. En su interior, las autoridades hallaron más de una tonelada y media de droga lista para ser trasladada fuera del país. La intervención no solo evitó el ingreso del cargamento a aguas inter||nacionales, sino que también permitió la captura de cinco tripulantes de distintas nacionalidades que, según información oficial, formarían parte de una red criminal dedicada al tráfico internacional de estupefacientes.
Intervención en altamar
Según el reportaje emitido por Panorama, el operativo se llevó a cabo tras una labor de inteligencia que permitió ubicar la trayectoria de la embarcación antes de que cruzara el límite marítimo. El punto de intercepción fue una zona del océano sin presencia estatal activa, lo que representaba un escenario ideal para las mafias del narcotráfico. Las imágenes difundidas muestran el instante en que efectivos navales y policías antidrogas abordan el navío e inician la inspección que culminó con la incautación del cargamento.

Durante el registro se hallaron 73 paquetes de droga envueltos en plástico negro, algunos con logos visibles como “Moto GP”, “777” y “XXX”. Estos símbolos son característicos de organizaciones criminales que utilizan marcas para identificar sus envíos. Al interior, se confirmó la presencia de clorhidrato de cocaína de gran pureza, con un peso total de 1.740 kilogramos.
Los cinco tripulantes detenidos son tres ciudadanos peruanos, un colombiano y un venezolano. Este último fue identificado como Alex Villarroel Pérez, exmiembro de la marina mercante de su país, con experiencia en rutas oceánicas y manejo de embarcaciones en mar abierto. Su perfil lo ubica como una pieza clave en la logística del traslado de droga por altamar.
Droga valorizada en millones
El cargamento incautado está valorizado en más de 60 millones de dólares en el mercado internacional. Las autoridades sospechan que su destino final era Europa o Estados Unidos, donde el precio de la cocaína peruana se multiplica considerablemente. La estructura del barco intervenido fue modificada para ocultar los paquetes sin levantar sospechas durante la navegación.

En las imágenes difundidas por el dominical , se observa a los tripulantes realizando tareas propias de pescadores: tendiendo ropa bajo un toldo, lavando utensilios y moviéndose por la cubierta como si se tratara de una jornada de trabajo común. Sin embargo, las autoridades confirmaron que el interior de la nave había sido adaptado para almacenar la droga en compartimientos especiales.
También se identificaron elementos adicionales que reforzaron la hipótesis de una operación bien organizada. El uso de logos recurrentes en los paquetes, la participación de un navegante experto y la proximidad a aguas internacionales forman parte de un patrón común en operaciones vinculadas a redes de tráfico transnacional.
De Paita al Callao
Una vez asegurada la embarcación, los detenidos fueron trasladados al puerto del Callao bajo custodia de la Marina y la Dirandro. Allí se les notificó que serían investigados por el presunto delito de tráfico ilícito de drogas. En el puerto se procedió con la verificación de identidad de los implicados, todos mayores de edad. Según fuentes fiscales, ya se iniciaron las diligencias correspondientes con participación de la Fiscalía Antidrogas.

El fiscal Víctor Cubas, citado por Panorama, reveló que uno de los logos hallados en este decomiso –“Moto GP”– también apareció en un operativo anterior, en mayo, cuando se incautaron ladrillos de cocaína en un tráiler que iba de Ilo a Moquegua. Esto indicaría que la organización criminal detrás del caso tendría operaciones activas tanto por mar como por tierra, y podría estar vinculada a cárteles extranjeros que financian grandes embarques de droga desde el Perú.
La embarcación “Frank Junior”, ahora bajo custodia de las autoridades, habría tenido un valor modesto como nave pesquera, pero como medio de transporte de droga alcanzaba el costo de un yate de lujo. La operación conjunta entre la Marina y la Dirandro impidió que este cargamento cruzara hacia zonas sin ley, donde ya no hubiera sido posible intervenirla legalmente.
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