Monedas, pilas y hasta cepillos: 40 niños fueron intervenidos por ingerir objetos peligrosos en 2025

Las salas del Instituto Nacional de Salud del Niño de Breña resguardan una colección singular y alarmante: decenas de objetos que niños de distintas edades han tragado accidentalmente y que los médicos han logrado extraer a través de complejas intervenciones. Entre los vestigios que dan forma a este particular “museo” se encuentran monedas, botones, partes de juguetes y hasta un pequeño cepillo de dientes.

La noticia reciente de una niña de ocho años en Loreto, que durante dos días mantuvo una moneda de 50 céntimos alojada en la boca del estómago, reavivó el debate sobre los peligros que enfrentan los menores ante la presencia de objetos pequeños a su alcance. Este caso no es aislado, ya que los reportes médicos mantienen en constante alerta a los especialistas en gastroenterología.

El doctor Aníbal Alarcón Olivera, jefe del Servicio de Gastroenterología del INSN-Breña, explicó a RPP Noticias que “en lo que va del año ya hemos tenido cerca de 40 intervenciones para extraer cuerpos extraños de estómagos infantiles, aunque la cifra anual se sitúa en promedio en 120 casos”. En años previos, este número llegó a superar los 250 casos, por lo que si bien se observa una reducción, el problema sigue siendo significativo.

Según Alarcón, “el rango de edad más vulnerable va entre 1 y 5 años”, aunque registra pacientes de todas las edades. La curiosidad innata de los más pequeños, sumada a la facilidad con la que pueden llevarse objetos a la boca, incrementa el riesgo día a día.

El INSN-Breña cuenta con instrumentos y equipos especialmente diseñados para enfrentar este tipo de emergencias, aplicando técnicas seguras para la extracción de cuerpos extraños y priorizando la atención rápida desde el momento en que llegan los menores.

Entre todos los objetos, hay uno que ha encendido las máximas alertas en la comunidad médica: las pilas de reloj o de juguetes. Estos pequeños dispositivos, aparentemente inofensivos, contienen sustancias químicas y metales pesados que pueden generar daños severos e irreversibles en el organismo de los menores. El gastroenterólogo pediatra Godofredo Talavera advierte que “las pilas alcalinas pueden perforar el esófago después de apenas tres o cuatro horas, lo que las convierte en un peligro de muerte”.

Las pilas de litio de 20 milímetros, según advierte el Comité de Seguridad y Prevención de Lesiones Infantiles de la Asociación Española de Pediatría, representan mayor riesgo debido a su tamaño y a la rápida reacción química que producen al quedar atascadas en el esófago. El contacto directo con la mucosa y los fluidos digestivos genera quemaduras graves en cuestión de horas. La intervención médica inmediata puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.

Los padres deben estar atentos a ciertos síntomas de alarma: dolor de garganta, tos, fiebre, salivación excesiva y dificultad para tragar suelen ser las señales iniciales de que un objeto extraño, en especial una pila, está interfiriendo en el tracto digestivo.

Talavera enfatiza que ante la sospecha de ingestión de una pila, no se debe intentar ninguna maniobra casera ni esperar a que el objeto sea expulsado. “No es recomendable dar de comer, beber, inducir el vómito ni administrar laxantes. El menor debe recibir atención médica urgente y someterse a exámenes radiológicos para determinar la ubicación exacta del cuerpo extraño”, advierte el especialista.

La labor médica se combina con la urgencia de generar mayor conciencia en los hogares. Los especialistas reiteran el pedido a padres, madres y cuidadores para que eviten dejar objetos pequeños o baterías al alcance de los niños. La rápida intervención en hospitales puede salvar vidas, pero la prevención en casa resulta la primera y más importante barrera para evitar que estas situaciones lleguen a emergencias.