Ferrari de más de un millón de dólares sufre grave accidente en Perú durante su épica travesía de 30.000 kilómetros hacia Alaska

El exclusivo carro que sufrió un fuerte impacto en la Panamericana Sur estaba camuflado con logos de Toyota para no llamar la atención. Está equipado con un motor V12 atmosférico de 6,5 litros capaz de generar 725 caballos de fuerza

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Composición: Infobae Perú
Composición: Infobae Perú

La aventura de Em Jay y Nicolai Böhm, dos alemanes que decidieron recorrer la histórica Carretera Panamericana desde Ushuaia, en el extremo sur de Argentina, hasta Alaska, tuvo un revés inesperado en territorio peruano. El exclusivo Ferrari Purosangue, un vehículo único que combina lujo y potencia, sufrió un accidente mientras transitaba la carretera que conecta Nazca con Cusco, una de las rutas más transitadas y desafiantes del país. Pese al fuerte impacto y a los daños severos, el conductor se mantiene optimista y planea reparar el vehículo en Chile para retomar el camino.

Este viaje, que comenzó con un objetivo turístico y solidario, ha cautivado a miles de seguidores alrededor del mundo. Sammy, como se ha bautizado al Ferrari en homenaje al perro fiel de Em Jay, no es un auto común. Es un modelo de categoría SUV, el primer Ferrari de cuatro puertas de la historia, que destaca por su exclusividad y su precio inicial de unos 1.460.000 dólares. Está equipado con un motor V12 atmosférico de 6,5 litros capaz de generar 725 caballos de fuerza, y se convirtió en la estrella de una ruta de 30.000 kilómetros a través de las Américas.

Una peculiaridad del vehículo es que llevaba emblemas de Toyota, un detalle curioso que buscaba darle una apariencia más discreta y neutral al vehículo, evitando así atraer demasiado la atención en las carreteras sudamericanas. Este “camuflaje” duró hasta poco antes del accidente, cuando el Ferrari ya había perdido esta capa decorativa.

Detalles del accidente y el estado del Ferrari Purosangue en Perú

Foto: Motor 1
Foto: Motor 1

El accidente ocurrió cuando Em Jay y su copiloto, Nicolai Böhm, intentaban esquivar un vehículo que invadió su carril durante una maniobra de adelantamiento peligrosa. Para evitar una colisión frontal, Em Jay tuvo que salirse de la carretera y terminó cayendo en una cuneta, ocasionando daños severos en el vehículo. Según reportes, el Ferrari Purosangue sufrió la rotura de los brazos de suspensión delanteros y traseros, el despliegue de los airbags y el agrietamiento del parabrisas.

Estas lesiones mecánicas y estructurales son graves para cualquier vehículo, y más aún para un automóvil tan exclusivo como este. A pesar del golpe, Em Jay informó que ninguno de los ocupantes sufrió heridas y que el Ferrari está siendo trasladado al concesionario oficial de Ferrari en Santiago de Chile, donde esperan realizar las reparaciones necesarias para que el viaje pueda continuar.

“El conductor que calculó mal la maniobra me hizo salir de la ruta para evitar el choque. Fue una maniobra de emergencia, y por suerte salimos ilesos. Sammy, como llamo a mi Ferrari en honor a mi perro, sufrió daños importantes, pero confío en que podrá ser reparado y seguiremos con esta aventura”, comentó Em Jay en entrevista con Motor1.

La increíble travesía de 30.000 kilómetros y su propósito solidario

Foto: Motor 1
Foto: Motor 1

La aventura de este Ferrari Purosangue comenzó meses atrás cuando el vehículo fue embarcado en un contenedor en Hamburgo, Alemania, para llegar a Sudamérica. Tras un viaje marítimo de cuatro semanas, llegó a Montevideo, Uruguay, el 28 de abril. Desde ahí, Em Jay y Nicolai comenzaron su recorrido por Brasil, Uruguay y Argentina, con paradas en lugares emblemáticos como las cataratas de Iguazú y la ciudad de Ushuaia, desde donde partieron oficialmente hacia la Carretera Panamericana.

La ruta planteaba atravesar paisajes espectaculares y complejos, como el desierto de Atacama en Chile, el sinuoso Camino de la Muerte en Bolivia, y el majestuoso Machu Picchu en Perú, justo antes del accidente. El recorrido total sumaría aproximadamente 30.000 kilómetros, atravesando varios países hasta llegar a Alaska, en el extremo norte del continente.

Este viaje no solo es una exhibición de resistencia y pasión por la aventura, sino que también tiene un propósito solidario. Em Jay se comprometió a donar 10 céntimos de euro por cada kilómetro recorrido al proyecto “Criança do Futuro”, una escuela de fútbol sala para niños de la favela Rocinha en Río de Janeiro, Brasil. Con este apoyo, la travesía estaría generando una contribución cercana a los 3.000 euros, alrededor de 19.000 reales brasileños, para una causa social.