Cajamarca: ronderos castigan ‘a chicotazos’ a joven que amenazó con cuchillo a su madre para pedirle dinero

Videos en redes sociales muestran cómo el sujeto, entre azotes y vueltas alrededor del recinto de las rondas campesinas, se arrepiente y pide perdón a su mamá, con el compromiso de no repetir el violento acto

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(Video: 24 horas)

Un nuevo caso de intervención por parte de las rondas campesinas en Cajamarca ha generado fuerte repercusión en redes sociales. Esta vez, un hombre fue castigado públicamente luego de que su madre denunciara que fue insultada, amenazada y presionada para darle dinero, al parecer con fines de consumo de alcohol.

Según las imágenes difundidas, el sujeto fue llevado por la propia comunidad hasta el local de las rondas, acompañado por su madre. Allí, los ronderos escucharon el testimonio de la mujer y procedieron a aplicar su sistema de castigo tradicional.

Durante la intervención, los ronderos le exigieron respeto a su madre mientras lo golpeaban. “¿Vas a trabajar?”, le preguntan con firmeza. “¿No le vas a pedir plata a tu mamá? ¿No te vas a molestar con tu mamá?”, continúan, mientras el implicado responde con un “no” casi inaudible. “¡A la mamá se respeta!”, se le escucha gritar a uno de los presentes, reforzando el mensaje.

Composición: Infobae Perú
Composición: Infobae Perú

En otro momento, se oye a un rondero decir: “Con cuchillo, todo andas. A ver, ¿cuál es tu compromiso?”. El joven, entre azotes y vueltas alrededor del recinto, se muestra arrepentido y pide perdón a su madre, comprometiéndose a no repetir el acto. En el video también se escuchan otras expresiones como: “¡Tremendo hu*vonazo! Dale, dale, el último, ponte el último”, en clara señal de escarmiento.

El castigo finaliza cuando el implicado reconoce su falta y promete respetar a su madre en adelante. Las rondas campesinas, figura clave en el orden comunal en Cajamarca, volvieron a aplicar su código de justicia frente a un caso que ha sido ampliamente compartido por usuarios en plataformas digitales.

¿Qué funciones tienen las rondas campesinas y hasta dónde llega su autoridad legal?

El accionar de las rondas campesinas en Cajamarca ha sido motivo de debate durante los últimos años. Aunque su presencia es legalmente reconocida en el artículo 149 de la Constitución Política del Perú, sus competencias están limitadas por los derechos fundamentales. Las rondas tienen autorización para intervenir en conflictos comunales solo si las personas involucradas comparten las mismas costumbres, es decir, dentro del marco del derecho consuetudinario. En ningún caso pueden imponer sanciones a ciudadanos que no acepten ese sistema.

Rondas campesinas en Piura se
Rondas campesinas en Piura se muestran en contra de cualquier actividad minera que genere contaminación. (Foto: Referencial/ Cutivalú)

Históricamente, las rondas surgieron en los años 70 en Chota, Cajamarca, como una respuesta directa ante la ausencia del Estado en las zonas rurales. En sus inicios, patrullaban caminos, cuidaban animales y protegían los cultivos de las comunidades. Con el tiempo, asumieron funciones correctivas frente a prácticas como el abigeato, el abuso familiar, el consumo excesivo de alcohol y otros conflictos internos. A pesar de las críticas a sus métodos, muchas comunidades siguen valorando su labor como autoridad local.

La legalización de estas agrupaciones no ocurrió de inmediato. Fue recién con la Constitución de 1993, durante el gobierno de Alberto Fujimori, que las rondas campesinas fueron reconocidas formalmente como parte del sistema de justicia comunal. Desde entonces, se les ha permitido ejercer autoridad dentro de sus comunidades, siempre que no vulneren los derechos humanos ni contradigan la normativa nacional vigente. El reconocimiento constitucional busca formalizar una práctica ancestral que ya se había consolidado en muchas zonas rurales del país.

Sin embargo, expertos en derecho constitucional han señalado que ninguna costumbre puede estar por encima de la ley nacional. Las rondas no pueden torturar, coaccionar ni forzar a nadie a declarar o actuar contra su voluntad. Aunque algunos castigos físicos continúan en la práctica, existen alternativas como multas simbólicas en productos locales o tareas comunitarias. Este tipo de sanciones busca preservar la armonía sin transgredir los derechos humanos, aunque su implementación sigue siendo motivo de controversia jurídica.