Pescador halla a estudiante desaparecido en el mar de Trujillo tras nueve días de búsqueda: “Vi el cuerpito tendido entre las piedras”

Nueve días después de su desaparición en el mar de Salaverry, el cuerpo del joven universitario David Tapia González fue encontrado por un pescador en la playa El Silencio, ubicada en el distrito de Moche. El estudiante de la Universidad Nacional de Trujillo (UNT) realizaba una práctica académica cuando una ola lo arrastró en una zona rocosa. Desde entonces, su familia, amigos y compañeros emprendieron una búsqueda constante ante la escasa respuesta de las autoridades.

La mañana del martes 3 de junio, un pescador local avistó el cadáver entre las piedras del litoral, a la altura del centro poblado Las Delicias. La noticia se propagó rápidamente entre los vecinos y los familiares del joven, que desde el primer día se instalaron en la zona para participar en las labores de búsqueda. El hallazgo ocurrió cuando el mar estaba en calma y, según testigos, el cuerpo ya había comenzado a ser desplazado nuevamente por la marea.

Eran aproximadamente las 6:30 de la mañana cuando un pescador de la zona descendió a la orilla para recoger carnada, como lo hace cada día. “Siempre bajo a esta hora. Hoy me percaté de algo extraño entre las piedras. Me acerqué y vi el cuerpito del chico que estaban buscando”, relató el hombre al programa Buenos Días Perú. Enseguida corrió a dar aviso a la garita de seguridad más cercana.

Según contó, tras detectar el cuerpo tendido, avisó a personal de vigilancia, quienes se comunicaron con Serenazgo y la Policía Nacional. En unos 20 minutos llegaron las autoridades. Sin embargo, antes de su arribo, el pescador, con ayuda de sus compañeros, arrastró el cuerpo a una zona más alta de la orilla para evitar que la corriente se lo llevara nuevamente.

Desde el momento de la desaparición de David Tapia, su familia viajó desde Chiclayo y se instaló en Salaverry con la esperanza de encontrarlo con vida. Sin embargo, lo que enfrentaron fue una búsqueda sin respaldo oficial. Ni la Marina ni la Capitanía acudieron en los primeros días, según denunciaron los allegados del estudiante. Tampoco hubo presencia de rescatistas ni despliegue formal por parte de las autoridades locales.

Fueron los propios amigos de la universidad quienes, con drones, linternas y mapas, organizaron operativos por su cuenta. Durante nueve días, recorrieron la costa en grupos, inspeccionaron zonas rocosas y pidieron ayuda a pescadores para extender el rastreo mar adentro.

El joven de 23 años cursaba estudios en la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional de Trujillo. El domingo 25 de mayo acudió a la playa de Salaverry como parte de una práctica universitaria. En compañía de una compañera de clases, tenía como objetivo recolectar estrellas de mar para un trabajo académico. Sin embargo, una fuerte ola lo sorprendió mientras se encontraba en un sector rocoso.

Su compañera fue testigo del momento en que David fue arrastrado por la corriente. Según relató, pidió ayuda de inmediato, pero no logró evitar que desapareciera entre las olas. Desde entonces, comenzó una angustiante búsqueda marcada por la impotencia de la familia y la falta de una respuesta articulada por parte del Estado.

El cuerpo fue encontrado a varios kilómetros del lugar donde ocurrió la desaparición. La corriente lo había arrastrado hasta la playa El Silencio, en Moche, una zona frecuentada por pescadores artesanales. “Lo jalamos hacia arriba para que no se lo lleve el agua otra vez”, contó uno de los hombres que colaboró en el rescate del cadáver. La Fiscalía llegó horas más tarde para autorizar el levantamiento del cuerpo.

Amigos, vecinos y familiares acudieron al lugar conmovidos por el desenlace. Algunos no podían contener el llanto al ver cómo la larga espera había terminado de la peor forma. La comunidad estudiantil de la UNT también expresó su indignación por la falta de protocolos de seguridad durante las salidas académicas y por la escasa reacción de las instituciones frente a emergencias como esta.