¿Moda o apropiación cultural? Polémica por carteras con diseño de bolsas de mercado a casi S/ 600

La propuesta de la diseñadora Meche Correa, en colaboración con la marca Ali Rapp, abrió un debate sobre si este tipo de iniciativas representan una forma de revalorización cultural o una apropiación estética vacía

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Algunos han calificado la tendencia
Algunos han calificado la tendencia como "exclusiva". (Foto: Captura Ali Rapp)

Una cartera hecha de plástico que podría costar menos de S/10 en un mercado popular, hoy vale S/578 en una boutique de alta moda. La autora detrás de esta transformación es Meche Correa, una de las diseñadoras más reconocidas del país, quien sorprendió con su más reciente colección inspirada en las bolsas de rafia que se usan todos los días en el Perú para cargar víveres.

Con esta propuesta, Correa no solo sacudió el circuito de la moda, sino que generó una ola de comentarios en redes sociales. La propuesta dividió al público: algunos la celebran como una reinterpretación artística de lo cotidiano; otros la critican por inflar el valor de un objeto común y, según algunos, intentar “apropiarse” simbólicamente de la cultura popular.

La pieza que encendió la controversia

El modelo más comentado cuesta S/578. A simple vista, parece una bolsa de mercado como cualquier otra, de esas que se venden en los puestos ambulantes o en las ferreterías. Pero al mirarla bajo el lente de la alta costura, se convierte en una pieza de autor que forma parte de un discurso estético más amplio.

Las bolsas de mercado han
Las bolsas de mercado han desatado una nueva polémica en el Perú. (Foto: Captura Ali Rapp)

La reacción del público no tardó en viralizarse. “¿578 soles por la bolsa que uso para comprar papa?”, escribió un usuario en TikTok. Otro bromeó: “No sé si reírme o pedir que me la firmen en Wong”. En Instagram, los comentarios también oscilaron entre la burla, la indignación y la curiosidad.

¿Es arte, lujo o provocación?

Meche Correa ha construido su trayectoria con una propuesta que mezcla tradición y modernidad, revalorizando los materiales peruanos y las técnicas ancestrales. Pero esta vez, su apuesta fue más audaz: transformar un objeto masivo y económico en un símbolo de exclusividad.

Según fuentes cercanas a la diseñadora, la colección busca “reinterpretar lo popular, elevando su valor y otorgándole una nueva mirada de lujo, sin perder el vínculo con la cultura peruana”. En otras palabras, no se trata de una burla al origen del objeto, sino de una mirada distinta sobre su carga simbólica.

Los productos superan los S/
Los productos superan los S/ 500. (Foto: Captura Ali Rapp)

La propuesta abrió un debate sobre si este tipo de iniciativas representan una forma de revalorización cultural o una apropiación estética vacía. Algunos críticos sostienen que convertir en “lujo” un objeto que pertenece a la cotidianidad de millones de personas puede ser excluyente y hasta insensible. Otros defienden la idea de resignificar esos elementos como una forma legítima de arte.

En TikTok, varios usuarios advirtieron que la “moda de la rafia” podría terminar encareciendo las bolsas de mercado reales. También hubo quienes la compararon con casos internacionales, como el de Balenciaga, que en 2021 vendió su versión de una bolsa de rafia por más de USD 2,000.

Balenciaga lo hizo antes, pero más caro

Aunque la polémica en Perú estalló recién esta semana, no es la primera vez que una marca de lujo toma inspiración en bolsas de mercado. En 2021, Balenciaga presentó una colección con bolsos de piel de becerro estampada que imitaban las bolsas de rafia y los vendió por más de dos mil dólares.

Bolso ‘Barbes East-West’ de Balenciaga.
Bolso ‘Barbes East-West’ de Balenciaga. (Foto: Balenciaga)

Ese caso también generó controversia en su momento. Pero la gran diferencia con la propuesta peruana está en los materiales: mientras Balenciaga usó cuero de lujo, Meche Correa habría empleado plástico estampado, similar al que se encuentra en cualquier feria.

Influencers como Alessandra Belaunde y Naye Rivas se sumaron a la conversación con videos que han acumulado miles de vistas. Algunas los usaron como punto de partida para reflexionar sobre el consumo, la moda y el valor simbólico de los objetos. Otras simplemente se rieron del contraste entre el precio y el material.

A pesar de las críticas, la colección logró lo que muchas campañas publicitarias no consiguen: ser el centro de conversación en todas las plataformas digitales.