Doble asesinato en el Vraem: descubrieron un laboratorio de droga y no vivieron para contarlo

Los cuerpos de una docente y un ingeniero fueron encontrados tras varios días de búsqueda. Las víctimas presentaban signos de violencia, y cerca de ellos se descubrió un laboratorio de droga

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Los cuerpos fueron encontrados enterrados
Los cuerpos fueron encontrados enterrados en el terreno de la docente, cerca de un laboratorio rústico para procesar cocaína. Foto: Composición Infobae Perú

La comunidad de San Jerónimo, ubicada en la provincia de Satipo, en la región Junín, dentro del Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem), fue testigo de un trágico desenlace que ha sacudido a todo el país. El ingeniero Jesús Quintanilla Mendoza y la profesora Aydé Sosa Figueroa encontraron una muerte cruel en circunstancias desconcertantes.

Según versiones locales, estas muertes ocurrieron tras el descubrimiento de un laboratorio de droga en el área del Vraem, una región conocida por sus actividades ilícitas relacionadas con el narcotráfico.

Los cuerpos de las víctimas fueron encontrados por el padre de Jesús, justamente el Día de la Madre, tras haber estado desaparecidos desde el 4 de mayo. Este escalofriante hallazgo se realizó en el centro poblado San Jerónimo. Inquietudes y preguntas sobre qué les ocurrió exactamente persisten entre sus familiares y conocidos, quienes buscan respuestas de las autoridades locales.

El destino final de Jesús, un ingeniero de 40 años, y Aydé, una profesora del CEBA, era San Jerónimo en Pichari, a donde se dirigieron desde Huamanga (Ayacucho) el 4 de mayo. Su plan era verificar el estado de una propiedad de Aydé, pero tras su partida no se supo más de ellos.

Los cuerpos de Jesús y
Los cuerpos de Jesús y Aydé estaban enterrados en la propiedad de la docente, a pocos metros de un laboratorio de droga. Foto: Cusco Post

Cuerpos fueron hallados en zona de narcotráfico

El 4 de mayo, Jesús y Aydé partieron desde Huamanga (Ayacucho) hacia San Jerónimo (Pichari) con una misión sencilla: realizar un levantamiento topográfico en un terreno perteneciente a la docente. Nadie sabía que ese día su destino cambiaría para siempre. A medida que pasaban los días, la preocupación creció entre sus familias, quienes emprendieron una búsqueda desesperada.

Fue el padre de Jesús, Rubén Quintanilla, quien, en el Día de la Madre, descubrió el horror. En la zona de Valle Esmeralda, a varios metros del lugar donde se estrelló la camioneta en la que viajaban, encontró el cuerpo de su hijo.

El vehículo había sido hallado antes, en un descampado cerca del río Tambo, lo que constituyó la primera pista sobre su paradero. En la propiedad de Aydé, los familiares hicieron un descubrimiento aún más perturbador: una poza de maceración, un rústico laboratorio utilizado para procesar cocaína. Plantaciones de coca rodeaban el lugar, evidenciando la conexión con el narcotráfico en la zona.

La camioneta fue encontrada siniestrada
La camioneta fue encontrada siniestrada en un descampado cerca del río Tambo, primera pista que alertó a las familias sobre la posible tragedia. Foto: Chano Noticias Ayacucho

Al excavar el terreno, la confirmación de sus peores temores llegó con el hallazgo de los cuerpos de ambos. La imagen de dos profesionales, ahora yaciendo sin vida, arrastrados por una violencia sin sentido, dejó a todos sin palabras. Los forenses confirmaron lo que ya se temía: ambos presentaban signos de tortura y golpes severos.

Según el Instituto de Medicina Legal en Pichari, Jesús sufrió un traumatismo craneoencefálico con hemorragia interna, mientras que Aydé murió por asfixia mecánica y un traumatismo similar al de su compañero. La violencia extrema y las huellas de golpes por todo el cuerpo de las víctimas indicaron que más de una persona estuvo involucrada en el asesinato.

Ambos cuerpos presentaban signos de
Ambos cuerpos presentaban signos de tortura, traumatismos severos y lesiones que evidencian una muerte violenta. Foto: Distrito Constitución - Palcazu

Investigación en curso tras doble asesinato

La noticia del asesinato de Jesús y Aydé aumentó las preocupaciones sobre la creciente violencia que acecha la zona. La presencia de una poza de maceración, usada para procesar cocaína, cerca de donde fueron hallados los cuerpos, sugiere que las víctimas habrían descubierto algo oscuro.

En el caso de Aydé, ella alquilaba su terreno a terceros, quienes aparentemente lo utilizaban para actividades vinculadas al narcotráfico. La docente había expresado su inconformidad con el uso que se hacía de su propiedad, lo que, según algunas fuentes, podría haber generado conflictos.

Las familias de las víctimas
Las familias de las víctimas exige justicia y reclama a las autoridades respuestas claras sobre los responsables del asesinato. Foto: Noemí An-Yu

Tras el hallazgo, las autoridades iniciaron una investigación para esclarecer los motivos detrás del crimen. Sin embargo, hasta ahora los avances en el caso han sido limitados. Mientras sus familias siguen llorando su pérdida, el Vraem sigue siendo un territorio donde el narcotráfico y la violencia continúan marcando la vida de todos los que habitan allí.