Tesoro cusqueño del siglo XVII regresó al Perú luego de permanecer por décadas en Europa

Este objeto, que estuvo en posesión de una familia sueca durante muchos años, fue trasladado en ocho cajas diseñadas especialmente para asegurar su adecuada conservación

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 Los hermanos suecos Jan
Los hermanos suecos Jan y Johan Gripmar decidieron devolver el altar como cumplimiento del último deseo de su madre - Créditos: Andina.

El altar cusqueño de estilo barroco español, construido por la Orden de los Monjes Dominicos en la década de 1650, ha regresado finalmente al Perú tras permanecer por varias décadas en poder de una familia sueca. Las piezas, que forman parte del patrimonio cultural de la nación, fueron repatriadas desde Suecia en una operación conjunta entre la Embajada del Perú en ese país y el Ministerio de Relaciones Exteriores.

El valioso bien llegó recientemente a Lima, transportado en ocho cajas especialmente acondicionadas para garantizar su estado de conservación. Funcionarios de la Dirección de Patrimonio Cultural de la Cancillería supervisaron todo el proceso de llegada al país para asegurar que no se presentaran inconvenientes logísticos ni daños al altar.

En los próximos días, se realizará una verificación oficial del contenido de las cajas. Esta tarea estará a cargo de representantes tanto del Ministerio de Relaciones Exteriores como del Ministerio de Cultura (Mincul), quienes cotejarán las piezas recibidas con los informes técnicos preliminares elaborados por especialistas en bienes culturales. Se busca así confirmar que cada fragmento del altar corresponda fielmente al inventario y estado previamente documentado.

Antes de llegar al Perú,
Antes de llegar al Perú, el altar pasó por procesos especializados de limpieza y congelamiento en Suecia para garantizar su conservación, y fue trasladado en ocho cajas especialmente acondicionadas - Créditos: Andina.

Una vez concluida esta etapa, el altar será entregado al Mincul, que asumirá su estudio, conservación y posterior puesta en valor, con el objetivo de devolverle su relevancia histórica y permitir que pueda ser apreciado por el público en su contexto patrimonial.

La repatriación de estas piezas comenzó el pasado 12 de febrero, cuando una empresa especializada inició el levantamiento, limpieza y tratamiento de congelamiento de las maderas en Suecia. Esta técnica fue aplicada para erradicar cualquier posible plaga o presencia de insectos que pudieran poner en riesgo el altar.

El retorno del altar se concretó gracias a un gesto de profundo respeto cultural. Fueron los hermanos Gripmar, ciudadanos suecos, quienes se comunicaron con la Embajada del Perú en Estocolmo durante el año pasado. Su motivación fue honrar el último deseo de su madre: que el altar, de origen peruano, regresara a su tierra natal. En agradecimiento, la embajada peruana les otorgó un diploma de reconocimiento por su buena voluntad y disposición para colaborar con el retorno del bien histórico.

Junto con las piezas del altar, también llegaron al país documentos originales del siglo XVII que proporcionan valiosa información sobre la construcción y el contexto histórico del objeto religioso. Estos textos permiten reconstruir detalles sobre el rol de figuras políticas, diplomáticas y académicas en la historia del altar, así como en su reciente repatriación.

 Junto con el altar
Junto con el altar llegaron documentos originales del siglo XVII que enriquecen el conocimiento sobre su origen, su construcción y su contexto histórico, reforzando su valor como patrimonio cultural de la nación - Créditos: Andina.

¿Cómo los hermanos Gripmar adquirieron estos bienes?

Se presume que el altar fue adquirido en la ciudad del Cusco por Carl Filibert Hultgren, entonces embajador de Suecia en Argentina, durante su visita al Perú en 1921 con motivo de las celebraciones por el Centenario de la Independencia.

Para su traslado a Europa, el sagrario fue cuidadosamente desmontado y embalado en 17 cajas, las cuales partieron desde los puertos de Mollendo y Valparaíso. El trayecto hacia el continente europeo se extendió entre los años 1921 y 1922.

Hultgren tenía el propósito de instalar el altar en la catedral de Uppsala, ubicada a unos 65 kilómetros de Estocolmo, como homenaje a su esposa. Sin embargo, las grandes dimensiones del altar impidieron su montaje en el templo, por lo que fue almacenado en cajas y quedó guardado durante décadas.

El altar barroco del siglo
El altar barroco del siglo XVII, construido por la Orden de los Dominicos en Cusco, ha sido finalmente repatriado al Perú tras permanecer durante décadas en poder de una familia sueca - Créditos: Andina.

En 1971, el altar fue puesto en subasta. Con el tiempo, las piezas llegaron a manos de los hermanos suecos Jan y Johan Gripmar como parte de una herencia familiar. Ellos conservaron el altar hasta 2024, cuando decidieron cumplir con el deseo póstumo de su madre: que la pieza regresara al Perú.

Fue entonces cuando los hermanos Gripmar se contactaron con la Embajada del Perú en Suecia, dando inicio al proceso de repatriación del altar. Tras recibir la solicitud, diplomáticos peruanos se trasladaron al lugar donde estaba almacenado el sagrario para verificar su estado de conservación.

Una vez confirmado su valor histórico y cultural, comenzaron las gestiones para su retorno al Perú, en coordinación con el Ministerio de Cultura y la Dirección de Patrimonio Cultural del Ministerio de Relaciones Exteriores.