Decomisan cocaína valorizada por 2.4 millones de dólares camuflada como maca negra en encomienda enviada desde Perú a Uganda

El hallazgo —inédito por su magnitud en el sistema postal peruano— encendió las alertas sobre el uso cada vez más sofisticado de canales legales para el tráfico internacional de drogas. La empresa remitente, constituida solo unos meses antes, había declarado la carga como un producto natural de exportación muy demandado en el extranjero

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La Dirandro descubrió 72 kilos
La Dirandro descubrió 72 kilos de clorhidrato de cocaína ocultos en harina de maca con destino a Uganda. La ruta abre una nueva alerta sobre el uso del sistema postal por el narcotráfico. (Composición: Infobae / captura de pantalla)

El hallazgo fue inesperado. No ocurrió en un puerto ni en una pista clandestina, sino en una zona de tránsito legal de mercancías, bajo un mecanismo tan cotidiano como una encomienda internacional. En uno de los almacenes de temporales de la Empresa Saasa (Serpost), ubicado en Lima, agentes de la Dirección Antidrogas del Perú (Dirandro) descubrieron el envío postal contaminado con droga más grande registrado hasta ahora: 72 kilos de cocaína camuflados entre harina de maca negra. El destino de la mercancía era Uganda, en África oriental. No se trataba de un simple embarque, sino de una maniobra cuidadosamente diseñada para evadir controles y abrir nuevas rutas hacia mercados menos vigilados.

La operación quedó registrada el 31 de marzo, cuando los agentes revisaron 36 paquetes de papel kraft que, en apariencia, contenían un producto andino muy solicitado en el extranjero. Tras el análisis, se confirmó que la mezcla llevaba clorhidrato de cocaína de alta pureza. Desde ese momento, el sistema postal, utilizado por ciudadanos para enviar productos legales, entró en máxima alerta. La modalidad no era nueva, pero su escala sorprendió incluso a los más experimentados en la lucha contra el narcotráfico.

“Es el hallazgo más importante de los últimos años por la cantidad”, señaló el general de la PNP, Reynaldo Santos Villalta, jefe de la Dirandro. A diferencia de otros casos donde se interceptaban dos o tres kilos, esta vez el volumen superó los estándares usuales.

“Normalmente, encontramos entre 200 gramos, 150 gramos, dos kilos, diez kilos, ocho kilos. Eso es lo que fluctúa”, explicó un agente. Pero esta vez la cantidad saltó a los 72 kilogramos en una sola operación, un hecho que obligó a revisar los protocolos de seguridad en todos los servicios de mensajería.

El método silencioso del narco: de los Andes a África

Agentes antidrogas hallaron 72 kilos
Agentes antidrogas hallaron 72 kilos de cocaína camuflados en una encomienda legal. El destino: Uganda, un nuevo nodo estratégico en la ruta global de la cocaína. (Captura de pantalla)

Las empresas postales se han convertido en una herramienta inadvertida para los narcotraficantes. La posibilidad de enviar cualquier artículo, desde un simple folder hasta una caja de madera, sin levantar sospechas, permite que las organizaciones criminales operen con mayor sigilo. En el caso de la intervención de marzo, la droga iba dentro de cajas aparentemente destinadas a un emprendimiento de exportación legal. La empresa remitente, Gold Rush, con sede en Huánuco, había sido constituida apenas en septiembre del año anterior y facturó la maca a una firma alemana por 3,600 dólares. Sin embargo, el valor real del contenido superaba los 2 millones de dólares.

“Estamos hablando de 34,000 dólares en Uganda. En África. Promedio, promedio y precio promedio. Y si multiplicamos, sale como 2 millones y medio. 2,400,000 dólares solamente en los 72 kilos”, detalló el especialista en narcotráfico. La elección de Uganda no fue al azar. El país africano no produce coca ni derivados, lo que reduce los controles sobre los productos que ingresan. Esto lo convierte en un punto estratégico para ingresar droga a través de rutas secundarias hacia Europa, Asia o incluso Oceanía.

Los sabuesos del escáner

El hallazgo más grande en
El hallazgo más grande en el sistema postal activó las alertas. El destino era Uganda y el método, uno de los más silenciosos del narcotráfico. (Captura de pantalla)

La labor de los canes antidrogas se volvió esencial tras el descubrimiento. En las oficinas de Serpost, las autoridades aumentaron las inspecciones físicas con la ayuda de Kira y Satori, dos perros entrenados desde cachorros para detectar sustancias ilícitas. Los canes revisan a diario hasta 1,200 paquetes. Una señal, como sentarse frente a una caja específica, puede activar una inspección más detallada.

“Esto es la señal. Se prevé. Se podría sospechar que en alguno de esos paquetes, en estos instantes haya cocaína”, informó un reportero de Panorama mientras Satori marcaba una caja sospechosa. Los agentes abrieron el paquete. El contenido era una caja de cartón con destino a Alemania. Dentro, encontraron una sustancia blanca, lo que confirmaba la manipulación.

La creatividad para ocultar cocaína dentro de productos cotidianos no conoce límites. En otra intervención, un folder de escritorio tenía cocaína escondida entre su tapa y contratapa. El destino era Pakistán. Un perito aplicó un reactivo y el resultado fue inmediato: azul turquesa, color que indica presencia de alcaloide.

Las cajas con droga han llegado incluso disfrazadas de golosinas. En una encomienda con destino a España, los agentes encontraron turrones de Doña Pepa contaminados con cocaína. “La caja se encuentran golosinas. No gaseosas. Cuatro cajas de turrones, tres grandes, una chica”, describió el agente. Al inspeccionar uno de ellos, notaron un detalle: un logo con un delfín, símbolo utilizado por los narcotraficantes para indicar que el producto tiene la máxima calidad.

Nuevas rutas, viejas estrategias

El hallazgo se produjo en
El hallazgo se produjo en un almacén de Saasa, en Lima. La droga iba a través de una empresa recién constituida con sede en Huánuco. (Captura de pantalla)

Los países que antes encabezaban la lista de destinos de la droga peruana, como Suiza, Alemania o España, están siendo desplazados por otros con menor vigilancia. Turquía, Pakistán y Uganda figuran como los nuevos nodos de la ruta transnacional. La lógica detrás de esta expansión se basa en la distracción: enviar droga hacia países menos vigilados permite que luego sea redistribuida a Europa, donde la demanda es constante.

El general explicó que “que salga del Perú un cargamento cualquiera de una exportación tradicional definitivamente tiene sus controles y su supervisión por las autoridades del país de destino. Un país que no es productor, entonces sus controles van a disminuir enormemente”. La elección de destinos poco usuales no busca evadir para siempre el control, sino disminuir la probabilidad de ser detectados en los primeros pasos del tránsito internacional.

Cada encomienda interceptada revela la lógica económica del narcotráfico. Con cada kilo vendido en mercados como Uganda, se pueden obtener ganancias superiores a las que se lograrían en América Latina. Es una ruta más larga, pero también menos riesgosa. Mientras más se aleje de los corredores conocidos, más efectiva resulta la operación.

En los primeros meses del año, la Dirandro ya intervino al menos 120 kilos de droga en encomiendas postales. “En lo que va del año. Estamos hablando de un promedio de 120 kilogramos que hemos logrado el decomiso”, indicó un representante de la Policía. En cada intervención, la tecnología y el olfato de los perros juegan un rol esencial, pero los agentes saben que el narcotráfico siempre busca nuevos escondites.