La primera conexión de Perú y el papa León fue a los 5 años, cuando su tía que vivía en Apurímac le regaló un chullo

Antes de que Robert Prevost radicara en el país por más de 20 años, el ahora sumo pontífice de la Iglesia Católica ya había tenido un acercamiento con el Perú

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El papa León XIV tiene
El papa León XIV tiene na conexión fuerte con el Perú. Foto: Twitter

Los fieles de todo el mundo siguen preguntándose cómo ha sido la vida del papa León XIV en los años que vivió en Perú. Como se sabe, Robert Prevost nació en Chicago, Estados Unidos, pero vivió más de dos décadas en Chiclayo.

Esto se ve reflejado a través de múltiples testimonios de personas que lo conocieron, como el de su ahijada, en Piura, que lo recuerda como un padrino presente. Mildred contó que incluso le pusieron ese nombre en honor a la madre del ahora sumo pontífice, quien había fallecido.

Su conexión con el país andino fue tan significante que hizo que el excardenal rompiera el protocolo el día de su presentación al mundo entero y dijera unas palabras en español, y recordara a su “querida diócesis de Chiclayo”.

Antes de que partiera hacia el Vaticano para convertirse en el prefecto del Dicasterio para los Obispos, Prevost fue condecorado con la medalla de oro de Santo Toribio de Mogrovejo, la más alta distinción del Episcopado de Perú.

En ese momento, contó cómo es que el Perú y él están conectados desde que era un niño y que, por lo tanto, su formación peruana empezó “desde una edad muy tierna”.

"Ahora, un poco de paciencia de parte de ustedes, sin repetir toda la biografía, doy algún detalle más. Cuando yo tenía cinco años, no sé si sabía dónde estaba Perú o no, pero yo tenía una tía que trabajaba acá y me regaló un chullo de esos que en la tierra de Apurímac se llevan ahí, por la sierra de todos los colores", relató.

El papa León XIV siempre
El papa León XIV siempre ha compartido y ha sido muy cercano a las personas que trabajaban o eran cercanas a la diócesis de Chiclayo

Después, mencionó que si bien no siguió en el país en alguna parte de su vida, considera que siempre estuvo “muy presente”, gracias a la misión de los Agustinos en Chulucanas, y en otros lugares. “Siempre lo he considerado y siempre lo voy a considerar como uno de los regalos más grandes que el Señor me ha dado”, aseguró.

El ahora papa León XIV también señaló que en los ocho años que ocupó el cargo de obispo de Chiclayo, fueron de “mucha formación, educación personal, de un gran tesoro. Estoy de verdad con los sentimientos encontrados”.

“El Papa sabe eso también. No voy feliz de todo, mi preferencia habría sido seguir en Chiclayo, pero uno tiene que obedecer a todas las edades de la vida. Y de nuevo agradezco al Santo Padre por esa gran manifestación de confianza en mi persona. Recen por mí, por favor, pidan por mí y no se preocupen”, dijo.

Finalmente, agradeció por la medalla, la cual pensaba nunca obtener porque no iba a cumplir 25 años como obispo. “Gracias de verdad y por el Señor de los milagros, el Perú estará siempre presente en mi corazón, en mis oraciones. Gracias por todo lo que son ustedes y que hacen ustedes en la vida, en el Perú y en la Iglesia. Muchas gracias”, culminó.

Tenía diferencias con el papa Francisco

En otro momento de su discurso, Prevost recordó que se habían cumplido 10 años de la elección del papa Francisco, y contó que conoció a Bergoglio cuando era arzobispo de Buenos Aires.

Además, aseveró que tenía diferencias con el sumo pontífice, por lo que nunca iba a ser obispo. “En su momento, como yo era general, los agustinos lo había encontrado varias veces, y cuando fue elegido, yo dije a algunos hermanos míos: bueno, eso está muy bien, y gracias a Dios, yo nunca voy a ser obispo. No les voy a contar la razón, pero digamos que no todos los encuentros con él, con el cardenal Bergoglio, eran siempre de acuerdo, digamos, entre los dos, de mutuo acuerdo”, explicó.

Asimismo, dijo que lo llegó a invitar a que presida la misa de apertura del Capítulo General de los Agustinos, el 28 de agosto del 2013. Algunas personas le aseguraron que nunca había hecho eso y que por eso no iba a aceptar; sin embargo, sí lo hizo.

“Aceptó y presidió la misa en la iglesia de San Agustín, donde está la tumba de Santa Mónica. Y él, como cuando iba a visitar Roma, siempre pasaba por la tumba de Santa Mónica. En esa ocasión, al final de la misa, me dijo: Ahora descansa”, afirmó.