
La ashwagandha, una hierba cuyo uso medicinal ya había sido documentado por el médico griego Dioscórides en el siglo I a. C., se ha vuelto tendencia en redes sociales, con 670 millones de visitas solo en TikTok en 2024. Su creciente popularidad podría deberse a su supuesto uso por parte de personalidades como Meghan Markle y Jennifer Aniston.
Pero, ¿qué se sabe realmente de esta hierba y qué dice la ciencia de sus efectos en el cuerpo humano?
Científicamente conocida como Withania somnifera, la ashwagandha es una planta cuya raíz se ha utilizado durante miles de años en la Aryuveda, un sistema de curación ancestral de la India que enfatiza el equilibrio entre el cuerpo, la mente y el espíritu.
Beneficios respaldados por la ciencia
Uno de los beneficios más atribuidos a la ashwagandha es su papel como adaptógeno, lo que significa que ayuda al cuerpo a enfrentar mejor el estrés, ya sea biológico, físico o químico. La evidencia científica respalda su efectividad para reducir los niveles de estrés y ansiedad, probablemente debido a su capacidad para regular hormonas del estrés como el cortisol.
Asimismo, la ashwagandha es reconocida por mejorar la calidad del sueño. La parte “somnifera” de su nombre, que significa “inductora del sueño”, resalta este beneficio. Algunos estudios sugieren que puede ayudar a las personas a conciliar el sueño más rápido y disfrutar de un sueño más profundo y reparador, lo que puede ser especialmente beneficioso para quienes padecen insomnio. Sin embargo, no hay evidencia concluyente que demuestre que la ashwagandha sea más eficaz que los medicamentos tradicionales para dormir.

Los atletas pueden encontrar valor en su capacidad para mejorar el rendimiento físico, dado que algunos estudios sugieren que puede mejorar la fuerza, la masa muscular y la utilización de oxígeno durante el ejercicio. La palabra “ashwagandha” en sánscrito significa “el olor de un caballo”, lo que simboliza su supuesta capacidad para brindar fuerza y vitalidad.
Para los hombres, se ha reportado que la ashwagandha puede aumentar los niveles de testosterona y mejorar la fertilidad al aumentar el recuento y la motilidad de los espermatozoides. Esto puede estar relacionado con sus efectos sobre la dehidroepiandrosterona (DHEA), una hormona precursora de la testosterona.
En tanto, la ashwagandha ha sido vinculada a una mejora en la función cognitiva. Algunas investigaciones sugieren que puede reducir el estrés oxidativo y la inflamación, ambos factores que pueden afectar negativamente la memoria y las habilidades cognitivas.
La ashwagandha es rica en fitoquímicos, incluidos los withanólidos, esteroides naturales responsables de ayudar a regular la absorción de glucosa. Estos compuestos pueden ayudar a reducir los niveles de azúcar en sangre, tanto en personas saludables como en aquellas con diabetes, aunque se necesita más investigación. Los estudios en animales también han demostrado que los withanólidos tienen propiedades antiinflamatorias.

¿Es segura para todos?
A pesar de sus posibles beneficios, la ashwagandha no está exenta de riesgos. La seguridad a largo plazo de la planta aún no está completamente documentada, y la mayoría de los estudios se han centrado en su uso a corto plazo (hasta tres meses). Los efectos secundarios más comunes incluyen molestias estomacales leves y náuseas.
Los hombres con cáncer de próstata sensible a la testosterona deben evitar el uso de la ashwagandha debido a su influencia sobre la producción de dicha hormona, como se ha explicado antes.
Asimismo, no se recomienda su uso en personas con ciertas condiciones preexistentes, como enfermedades hepáticas, debido a casos esporádicos de problemas hepáticos relacionados con su consumo.
La ashwagandha puede estimular el sistema inmunológico, lo que podría agravar los síntomas de personas con enfermedades autoinmunes como la esclerosis múltiple o la artritis reumatoide. También es posible que interactúe con medicamentos como inmunosupresores y sedantes.
Una investigación de 2014 sugiere que la ashwagandha podría aumentar los niveles de hormonas tiroideas, lo que podría generar complicaciones si se toma junto con medicamentos como la levotiroxina.
Por último, se aconseja que las mujeres embarazadas y lactantes eviten la ashwagandha, especialmente en dosis altas, debido a preocupaciones sobre su posible relación con abortos espontáneos.
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